Al revisar la lista de aspirantes y cruzarla con la de los diputados, se observa que la gran mayoría no solo compite para retener su escaño, sino que también ha incluido a familiares o colaboradores cercanos en la contienda, para acaparar más espacios de poder en el Organismo Legislativo.
De este grupo de congresistas que buscan su reelección, 74 se reagruparon en 28 partidos políticos. El resto continúa en la agrupación con la que ganaron en el proceso electoral del 2019. Otros buscarán un espacio como binomio presidencial, en alguna corporación municipal o en el Parlamento Centroamericano.
Con el fin de asegurar la reelección, el trabajo en el pleno se ha interrumpido y los parlamentarios decidieron que al menos en este semestre sesionarán una vez a la semana. Durante los tres años anteriores, se reunieron dos o tres veces para avanzar en la agenda.
Carlos Santiago Nájera, quien se postula con la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y Walter Félix, de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), se convertirán en los más longevos en el Congreso. Ambos aspiran a un séptimo período y completar 28 años en el organismo.
Joel Rubén Martínez es otro de los veteranos. Fue electo en el 2019 con el Frente de Convergencia Nacional–Nación y ahora busca un sexto período con el oficialista Vamos, en representación del distrito de Huehuetenango. El congresista no quiere llegar solo y en la misma lista va su hijo, Christian Joel, mientras que su hermano, Edwin Martínez, se postula con Prosperidad Ciudadana, también al Legislativo.
La UNE es la agrupación que más diputados perdió en los últimos tres años. De los 52 que eran, quedaron 18. El que ganó fue el oficialismo, que ahora lleva a la reelección a 24.
Los cambios
Celia Luna, investigadora sociopolítica, expuso que hay que revisar las variables y determinar en cada caso qué los motiva a buscar la reelección.
“Se debe llevar a cabo un trabajo más individual para conocer quiénes son y qué trabajo han hecho”, indica.
En ese mismo análisis, considera que se debe estudiar qué tipo de leyes aprobaron y si estas cumplieron con las expectativas de quienes votaron por ellos.
La politóloga insta al electorado a revisar la labor de estas personas en el Congreso. “Hay que estar atentos si con una reelección buscan inmunidad”, puntualizó la entrevistada.
Por su parte, el politólogo Hugo Novales calificó como natural que los legisladores busquen llegar de nuevo al Congreso, pues llevan ventaja en experiencia sobre los otros.
En lo que respecta a los tránsfugas, estima que dos características son repetitivas: la debilidad de los partidos políticos, que es el resultado de la falta de vínculos entre la agrupación y el diputado, y la centralización y verticalidad de estos movimientos, lo cual no permite escoger o votar por la persona.
Sumó a la problemática que los conflictos que existen dentro de una agrupación solo se resuelven con la salida de alguien. En el caso de los tránsfugas, que suman 74 legisladores, considera que es otro factor que contribuye a la debilidad de los partidos.
Luna hizo énfasis, en este caso en particular, que lo anterior da una idea de cuáles son los incentivos que buscan estos congresistas que van a la reelección.
“Aquí entra el trabajo del Tribunal Supremo Electoral, de no permitir la inscripción de los diputados tránsfugas”, expresó.
De acuerdo con Mario Taracena, de la UNE, uno de los diputados longevos que no se inscribió para continuar en el Congreso, existen varios tipos de tránsfugas, por lo que cada caso es distinto.
A su criterio, están los que venden su curul por una suma de dinero, pero también hay casos en los cuales surgen conflictos internos en el partido y la agrupación lo declara tránsfuga.
Taracena hace ver que la Ley Electoral y de Partidos Políticos y a la Ley Orgánica del Legislativa determinan que una vez en el Congreso el diputado debe completar su período con el partido que se postuló, aunque, a su vez, también tiene el derecho de elegir y ser electo, por lo que puede quedarse en partido con el que llegó o declararse independiente.