La coincidencia generalizada es que puede haber efectos directos a la imagen del país como destino para invertir.
¿Cuál es la lectura económica?
Durante el foro “Análisis político en la coyuntura electoral” que organizó la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) Hugo Maul, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), enumeró las repercusiones puede haber en el mediano y largo plazos.
Aclaró que independientemente quien sea el ganador, y de que en estas elecciones se resuelvan los problemas conocidos de una manera “normal”, la estabilidad macroeconómica seguirá funcionando, pero para bien del país, “lo más conveniente es que se resuelva (está situación) y se oficialicen los resultados del voto depositado en las urnas”.
Si se sale de ese escenario, se entraría “al del mundo de las profecías autocumplidas” y al “mundo de los equilibrios al filo de la navaja”. Y eso significa que el país ha hecho mucho por mejorar sus calificaciones de riesgo-país, se ha realizado un trabajo consistente y se ha llevado una buena mediación internacional por mejorar la imagen y se está a “un pelo” para entrar a grado de inversión (calificación que no representa un gran riesgo de incumplimiento en sus obligaciones y se considera que las emisiones bajo este grado no representan mayores riesgos de incumplimiento).
“Las cuestiones que nosotros tenemos aquí, sean legitimas o no, proyectan inestabilidad política porque los principales medios de comunicación del mundo no están hablando bien de Guatemala y las agencias calificadoras cuando vean lo que está pasando, no van a pensar bien de nosotros, porque su negocio es pensar mal; no estoy diciendo que se va a bajar la calificación, pero nos guste o no, esto influye en sobre la percepción de riesgo político, en las condiciones financieras y las tasas de interés a largo plazo”. Por lo tanto, advirtió que se puede pasar de “expectativas estables” a “expectativas en deterioro”.
Por otro lado, remarcó en el foro que existe una alta desinformación y polarización “por cegueras ideológicas” y ese sin sentido nos lleva hacia no distinguir los fundamentos de una auténtica propuesta y de lo que realmente se va a hacer.
También se refirió a los plazos, al calendario electoral y en la cual expuso un escenario con incidencia en la producción nacional: que respete los plazos de la segunda vuelta presidencial del próximo 20 de agosto y la asunción de las nuevas autoridades el 14 de enero próximo, y que elija a quien tenga que elegirse.
“En la medida en que no se garanticen los plazos para la segunda vuelta y la asunción de nuevas autoridades, el riesgo es muy grande en términos económicos y una creciente incertidumbre en la medida que siga la polarización y la descalificación. Estamos jugando con fuego, pero en la medida en que se empieza a dudar y a tener miedo, cada día es probable el escenario que uno no quisiera tener”, afirmó.
Como conclusión, dijo que las expectativas, miedos, rumores, chismes sin sentido, la polarización, la descalificación, “pueden poner en riesgo lo que nos ha costado tanto ganar en términos de disciplina macroeconómica, en un ambiente de inversión que ha venido mejorando; y siendo pragmáticos, lo que más conviene es contar con una resolución rápida y certera sobre lo que los guatemaltecos expresaron en las urnas”.
¿Por qué Guatemala no se atrae capitales?
Luis Pedro Cazali, abogado especialista en comercio exterior y atención a inversionistas, brindó un perfil de país y ante esta coyuntura también hay una lectura: en los últimos años, Guatemala bajó en las calificaciones de inversión, pero a la vez existen dos lineamientos que han mantenido para atraer capitales: la estabilidad macroeconómica que tradicionalmente ha sido sólida y la estabilidad del consumo por la vía de remesas familiares.
A pesar de esos dos aspectos positivos y fuertes, ha habido retrocesos en las puntuaciones debido a dos factores: inseguridad jurídica y corrupción.
“Los potenciales inversionistas tienen muchas dudas de poner a producir sus recursos en Guatemala, debido a que existen lugares y mercados con una mejor posición en el área como Panamá y Costa Rica, que cuentan con mayores índices de seguridad jurídica y menor corrupción. Por eso, la inversión extranjera directa (IED) ha subido muy poco y los crecimientos en los últimos años han sido “pírricos” y no reflejan para nada lo que se necesita.
Cazali recordó que una de las reacciones constantes de los inversionistas es que el modelo está agotado y desgastado, por lo que no se puede continuar con lo mismo, pues la manera actual de hacer negocios no es atractiva.
A su criterio, siempre hay algún temor de las decisiones que pueda tomar la siguiente administración de gobierno respecto a la iniciativa privada, y “eso dará lugar a que realmente exista un congelamiento de las actividades; entonces, habría que ganarse la confianza en las próximas autoridades para que existan nuevas inversiones, de modo que el capitalista vea que hay legalidad y una real disposición de aplicar la ley en igualdad de condiciones para garantizar la famosa seguridad jurídica”.
Parte de la falta de la certeza jurídica en los negocios, se explica por:
- Leyes vigentes que no se aplican o no se respetan.
- Inexistencia de leyes adecuadas.
- Falta de aplicación de la ley en los tribunales, por las demoras y criterios de los jueces.
Otro de los problemas, es que en los últimos periodos legislativos el tratamiento de normativa sobre el comercio ha sido muy pobre, y cosas buenas que se hicieron como la aprobación de la Ley Anti-trámites, que en la práctica no han funcionado.
Reiteró que los inversionistas se basan mucho en los comentarios de las agencias calificadoras y ven ciertos índices que se presentan sobre la aplicación de la ley e infraestructura.
Prestar atención
Jahir Dabroy, coordinador de investigaciones sociopolíticas de la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes) apuntó que de aquí al 14 de enero se rearticularán todos los poderes del Estados en un escenario en que “si hay una segunda vuelta el próximo 20 de agosto, habrá fuertes impactos en la atracción de IED y la exposición ante el mundo, por lo que hay que prestarle atención”.
El contrapeso es la función de las organizaciones de la sociedad civil, y citó como ejemplo la posición de los 48 cantones en Totonicapán, pues hay escenario, que no pinta bien para un proyecto político que tenga una viabilidad inmediata en los primeros seis meses del próximo gobierno que “será una estira y afloja” de posibles negociaciones.