Nueve días después de su muerte, los deudos de Mario Enrique Reyes Velásquez, de 22 años, y Alberto de la Cruz Alvarez, 21, pudieron estar en el lugar del crimen; tal vez hubiera sido mejor no llegar.
Entre la maleza, donde lo primero que se percibía eran olores fétidos, producto de nueve días de descomposición de los cuerpos, éstos seguían a la intemperie.
¡No tengo valor!
Gilberto Reyes Galdámez, padre de Mario Enrique, no tenía valor para llegar hasta donde estaba el cuerpo de su hijo. ?No tengo valor; no me atrevo?, decía, mientras maldecía la Navidad, pues según se lamentaba, su hijo había decidido ir a la montaña a trabajar para tener dinero en esa fecha.
No pudo más, y al final decidió ir a verlo, rompiendo en llanto al darse cuenta de que lo único que quedaba de su hijo eran las piernas, pues lo demás era sólo osamenta. Abrazado a él, permanecía impávido su otro hijo, José Lizandro.
Según señalaron los familiares, ellos viven en un poblado llamado Santo Domingo, Poptún, Petén, distante a unas ocho horas del apartado lugar.
?Lo que queremos es que nos dejen llevarnos a mi hijo?, pedía Reyes, quien al final tuvo que conformarse con enterrarlo provisionalmente en el lugar donde fue encontrado sin vida. Transportarlo en las condiciones en que se encontraba hubiera sido peligroso para la salud humana.
Así se lo indicó el forense enviado por el Gobierno beliceño para efectuar la necropsia, y el de la Fiscalía Distrital de Petén, José Ramón Reyes.
Ambos expusieron que, luego de seis meses, los cuerpos podrán ser transportados, cuando solamente queden las osamentas y haya concluido el proceso de descomposición.
Con saña
Mientras los forenses revisaban los restos de los campesinos, se estableció que Mario Reyes recibió por lo menos tres disparos, incluyendo el llamado tiro de gracia. En tanto de Alberto de la Cruz se indicó que tenía una ojiva en el pecho.
Al lugar llegó el embajador de Guatemala en Belice, Jorge Skinner, quien se mostró molesto porque, según expresó, la prensa ha señalado del crimen a soldados beliceños, y el casquillo encontrado era de escopeta 12 mm, que no usa el ejército de Belice, sino los campesinos para cacería. Pero para el sacerdote Salvador Cutzal, párroco de Poptún, debe hacerse un análisis antes de descartar la participación de los beliceños.
Congreso: Comisión investigará
La preocupación por los últimos hechos ocurridos en la zona de adyacencia entre Belice y Guatemala también se han dejado sentir en el Congreso de la República.
A propuesta del Partido de Avanzada Nacional, PAN, ese organismo aprobó ayer, por medio del Acuerdo Legislativo 68?2001, la creación de una comisión especial de investigación, para esclarecer los asesinatos en la zona de adyacencia.
La misma funcionará en coordinación con el Organismo Ejecutivo, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, y en plazo de 30 días deberá presentar un informe sobre su actuación y resultados al pleno.
Además, la comisión contará con el apoyo económico necesario, y estará integrada por un representante por cada bloque legislativo, así como un representante de los diputados independientes.
Integran la comisión Efraín Oliva, PAN; Angel Mario Salazar, unionista; Jorge Balsells, ANN; Rómulo Caal, FRG; Rafael Barrios, UNE; Giovanni Estrada, PLP; Mario Chang, DCG; Edwin Martínez, UD, y Mauricio León, independiente.