Otra refiere: “Yo ya no me quiero ir de Guatemala, nos han dicho que en México está peor la situación”.
“Hemos vivido lo peor en el camino”, coinciden las migrantes consultadas mientras se acomodan en tiendas de campaña para pernoctar frente a la Casa del Migrante y en el Paseo de la Sexta (6a avenida, zona 1).
Cada familia tiene una historia que contar, y el objetivo es el mismo: llegar a Estados Unidos cueste lo que cueste para encontrar mejores oportunidades. Quedarse en Guatemala no es una opción.
Las razones que los llevaron a dejar Venezuela son diferentes, pero a ambas las atrajo tener mejores oportunidades para sus familias.
Algunos salieron desde hace años y han recorrido varios países buscando el mismo destino. Otros llevan meses tratando de llegar a EE. UU.
Sin embargo, el camino no ha sido fácil, relatan. Muchos han vivido los peores momentos de su vida en el viaje, pero aseguran que quedarse en su país hubiera sido peor.
Ana María Marchan Ortega salió de Caracas, con sus dos hijos, Emiliano José, de 6 años, y Emilianis, de 4, quien necesita un cirugía que vale US$6 mil y que ella no puede pagar porque solo ganaba US$20 al mes.
Con un cartel en mano, vendiendo dulces, también está José Gandaeta junto con sus pequeños niños sentados en la 6a avenida de la zona 1 capitalina. Tiene 38 años, salió hace dos meses de Caracas y señala que la travesía no ha sido fácil, pero tampoco piensa regresar.
Emilio Rodríguez, otro migrante de 41 años, señala que no quiere quedarse en Guatemala, pero busca recursos vendiendo golosinas para seguir su ruta hacia Estados Unidos.
“Yo me quedo acá”, dice Fabiola Acosta, otra migrante venezonala. Tiene miedo por todo lo que está pasando en México y EE. UU., asegura.
Génesis Salazar, una niña de 12 años, en medio del llanto afirma que sueña con ser enfermera, pero el camino ha sido muy duro desde que salió de su país. Llora al decir que extraña a su papá y le gustaría volver con su familia, pero el camino debe continuar.
En medio de esas historias dramáticas, algunos guatemaltecos les asisten con ayuda humanitaria. Una familia de guatemaltecos y canadienses llegó con abrigo y alimento para a los migrantes que están en el Paseo de la Sexta.
Pero mientras les entregan los víveres y la ropa se escucha a los niños preguntarles a sus padres: “¿Dónde dormiremos hoy mamá?”
Los migrantes se apresuran para buscar algún espacio en parques del centro histórico capitalino, mientras otros que recién han arribado a la capital instalan tiendas de campaña a la par de la Casa del Migrante en la 15 avenida de la zona 1.
Buscan “pasar el frío y cuidar a los niños” que insisten sobre en qué lugar van a dormir.
“No vamos a volver a Venezuela, nosotros vamos para viejos, vamos buscando un futuro para nuestros hijos, que en nuestro país no tienen”, aseguran.
Los migrantes venezolanos encabezan la crisis migratoria y más de 16 mil han sido deportados de Guatemala en el 2023.
Las estadísticas del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) revelan que del 1 de enero al 25 de diciembre han localizado al menos a 23 mil 711 extranjeros que han sido también rechazados por ingresar en forma irregular al territorio.
La frontera de Agua Caliente, en Chiquimula, es la que más contabiliza el paso de migrantes, en su mayoría venezonalos, tal como ocurrió el año pasado.
De enero al 25 de diciembre se contabilizan al menos a 16 mil 931 venezolanos localizados y rechazados, seguido de mil 644 ecuatorianos, y mil 558 haitianos. En el 2022 el IGM reportó el ingreso de 15 mil 593, seguido de 2 mil 39 ecuatorianos.