Eddy Sánchez, quien fue director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) por más de 20 años, explicó que ese volcán ha estado activo desde 1565, según la información documentada, porque probablemente antes de la llegada de los españoles a América también tuvo actividad.
Sánchez considera que esta fase eruptiva es similar a la que registró entre marzo de 1961 a marzo de 1962, cuando los flujos de lava descendieron a lugares cercanos a Los Positos.
Agrega que hay comunidades en riesgo como El Caracol, El Patrocinio, El Rabón el incluso El Chupadero, todas en las faldas del volcán.
Ante este escenario y después de conocer cómo se han comportado los flujos de lava en las últimas semanas, el exfuncionario opina que hacer barreras estructurales para el manejo de los flujos de lava no funciona, porque la fuerza de estas es inmensa y no detendrán la cantidad de materia volcánica. Señala que la mejor medida en gestión de riesgo es planificar que los pobladores sean trasladados a sitios seguros, con mejores condiciones de acceso, clima y comunicación, de manera permanente.
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“Las poblaciones tarde o temprano serán afectadas por la naturaleza o el volcán. Entre más tiempo pase hay más explosión demográfica, crecimiento poblacional y las condiciones no son apropiadas en esas zonas”, advierte.
Monitoreos
William Chigna, técnico de la Unidad de Prevención de Volcanes de la Secretaría Ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (SE-Conred), explicó que el pasado domingo hubo un pequeño incremento en la actividad volcánica y se están observando pulsos bajos en donde los focos de lava se calman y luego aumentan.
“Ayer —lunes— volvió a brotar sobre los flujos de lava que ya habían salido de unos remanentes que empezaron a fluir otra vez. En este momento —ayer, a las 9.43 horas— se mantiene alta la actividad, ya que se registran explosiones con abundantes cenizas y los flujos de lava se están dispersando, otra vez, en las orillas, en las fincas Campo Alegre y La Breña”, indicó Chigna.
Agregó que los flujos de lava están saliendo por las orillas que se están secando y van hacia las siembras de café y aguacate que se encuentran en las laderas del volcán. Una zona en la cual, según afirma, no hay poblaciones, solo siembras.
El técnico afirma que la lava que se dirigía a la aldea El Patrocinio se detuvo, pero a unos 200 metros más abajo se reactivó y vuelve a poner en peligro la zona.
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Los modelos de flujo de lava proyectados señalan que, si esta sigue fluyendo, hay riesgo de que obstruya el camino de San Vicente Pacaya a la aldea Los Positos, Villa Canales.
Chigna opina que el volcán mantiene una actividad muy fuerte, por lo que no descarta que haga erupción.
Añade que el coloso tiene un flujo de lava de aproximadamente tres mil metros, con ramificaciones.
Emilio Barillas, portavoz del Insivumeh, explicó que por medio de un sobrevuelo de drones efectuado el pasado domingo observaron que los flujos de lava no estaban avanzando y que el único activo era el que brota de la fisura este del volcán.
No se detiene
Hasta ayer la amenaza de que el magma alcance las viviendas de la aldea El Patrocinio se redujo; sin embargo, el riesgo continúa porque el volcán sigue en actividad alta, según explicaron los consultados.
En total, 22 comunidades están en alto riesgo, pero este es más grande para El Patrocinio y San José El Rodeo, ya que los flujos de lava descendieron cerca de estas.
En El Patrocinio residen alrededor de dos mil 200 personas, cantidad que se traduce en 650 familias, y en San José El Rodeo, 156 personas, 52 familias, según dijo Axel Catalino González, alcalde de San Vicente Pacaya.
El alcalde local explicó que esas dos comunidades corrían riesgo porque los flujos de lava amenazaban con desplazarse al centro y allí es donde se concentra el monitoreo para reaccionar de manera oportuna, cuando lo ordene la Conred.
Efrén López, residente de la aldea El Patrocinio, cuenta que él y su familia no han dormido bien por estar pendientes de la actividad volcánica y ve “complicada” la situación porque no saben si esta se incrementará o disminuirá.
López explica que el alcalde les ha propuesto varios albergues a los que se pueden trasladar, para que se sientan más seguros, pero no tomará la oferta.
“Lo vemos riesgoso —la actividad volcánica— porque en cualquier momento puede ser más fuerte y obligadamente hay que evacuar”, afirma.
Tampoco ve factible que, si son evacuados de forma obligatoria, él y su familia vivan en un albergue, sino que buscarían a sus familiares. Sin embargo, reconoce que el temor siempre está presente porque están “establecidos” en las faldas del volcán, y en cualquier momento puede suceder un desastre.
Mientras que Job Samayoa, quien también vive en El Patrocinio, dijo que la población tiene miedo de que lava se siga abriendo paso por la aldea y se queden sin viviendas. Además, criticó que un albergue municipal no es el mejor plan de evacuación, porque su situación no es inundación, en en este caso pierden por completo su casa.
Agregó que tienen más de un siglo de vivir en la comunidad, sus bisabuelos comenzaron a residir en este lugar. Ahí está su patrimonio y es muy difícil dejar todo atrás. “La mayoría de las familias saldrían si –la lava—destruye sus casas”, afirmó.
Samayoa cree que no se puede comparar la actividad del volcán de Fuego con la del Pacaya, porque el magma recorre entre 10 y 15 metros cuando tiene mucha velocidad por lo que amenaza los bienes de la comunidad y no sus vidas.
Añadió que si el gobierno tuviera algún proyecto para darles propiedades en otros lugares se irían de El Patrocinio, pero por ahora solo les queda guardar la calma.
¿Evacuación o traslado?
Hasta ahora los pobladores de las mencionadas comunidades han rechazado ser evacuados. Algunos han dicho que prefieren esperar, pero en El Patrocinio y San José El Rodeo las autoridades les han insistido que se trasladen al salón municipal de San Vicente Pacaya, pero se han negado, refiere David de León, vocero de la Conred.
De León agrega que todos los días comparten información del Insivumeh entre las comunidades en peligro, para que tomen las decisiones adecuadas en el momento en que sea necesario.
Explica que las autoridades municipales deben evaluar las condiciones de riesgo en estas comunidades y otras. No solo en cuanto a permitir que lugares aledaños al volcán sean habitados, sino también sobre el ordenamiento territorial.
El jefe edil del lugar asegura que monitorean las 24 horas de cada día el área y están en constante comunicación con los consejos de Desarrollo, el Insivumeh y la Conred.
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Además coincide con las advertencias de la SE-Conred en cuanto a que el magma sigue descendiendo pero con menor fuerza y sin dirigirse a las zonas pobladas.
El traslado definitivo de los pobladores que viven cerca del volcán depende de la voluntad política de los gobiernos locales y centrales, según el alcalde, quien refiere que tienen los albergues temporales listos, pero la gente se niega a salir de su vivienda porque ha convivido con ese riesgo toda su vida.
“El volcán ahí está —cerca de las comunidades—, y la zona de riesgo siempre estará. Lo más idóneo que debemos comenzar a trabajar, de hecho lo hemos platicado, es ver cómo se consigue un área para trasladar a los pobladores a zonas seguras”, expone el jefe edil.
Agrega que la lección que aprendieron con esta fase eruptiva es que cuando la intensidad de la actividad volcánica baje pueden “limpiar” los canales de trayectoria de la lava, porque la topografía del terreno ayuda a que esta sea dirigida.