La tranquilidad se perdió en las comunidades El Rodeo y El Patrocinio desde hacer varios días, pues los vecinos son testigos de como el tiempo se acorta ante el avance, lento pero constantes, de un inmenso flujo de lava que destruye todo lo que encuentra a su paso y que se ubica a escasos metros de sus viviendas.
Los pobladores se sienten acorralados, pues tanto la pandemia como el volcán no les dan tregua para recobrar la paz que siempre caracterizó a esas comunidades rurales, enclavadas en las faldas de un coloso de 2 mil 552 metros sobre el nivel del mar y con actividad constante desde el 5 de febrero último.
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Esos temores motivaron a un grupo de pobladores a organizar una ceremonia religiosa al pie del volcán para pedir el cese de la pandemia y las erupciones.
En medio de cánticos religiosos, los habitantes rogaron porque la tranquilidad regrese a las comunidades, pues muchos de ellos también han sido afectados por la pérdida de empleo a causa de la pandemia y por los daños que la lava a causado en los terrenos cultivables del sector.
Según un recorrido efectuado por la agencia EFE, durante este martes y miércoles, algunas de las casas de los pobladores están a menos de un kilómetro de distancia de la lava y mantiene en vilo a una población atormentada usualmente por la caída de ceniza.
Las comunidades en riesgo, El Rodeo y El Patrocinio, se encuentran localizadas en San Vicente Pacaya, Escuintla, a unos 40 kilómetros al sur de la Ciudad de Guatemala, y cuentan con alrededor de dos mil 200 habitantes entre ambas.
Los lugareños analizan las posibilidades de albergue y huida ante la probable llegada de la lava, pero aún no hay un escenario concreto de evacuaciones organizadas por el Gobierno.
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El Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode) de la aldea El Patrocinio planificó una reunión para este miércoles con las autoridades municipales con el fin de activar el Centro de Operaciones de Emergencia en el lugar.
El presidente del Cocode en cuestión, Carlos Donis, de 50 años y vecino desde hace seis de la aldea El Patrocinio, aseguró que la preocupación de los habitantes es “cada día más latente”.
“Somos más de 500 familias en el lugar (El Patrocinio). Hace más de 22 días de que los ríos de lava del volcán están activos y vemos que la intensidad de la lava es más apremiante, cuestión que pone en riesgo a más de 500 familias, que puedan ser devastadas por esta lava del Volcán de Pacaya”, esgrimió.
Otra vecina del lugar con tres décadas en El Patrocinio es Magalí Roque, quien llegó apenas al cumplir la mayoría de edad a las faldas del Pacaya. En todo este tiempo nunca vio “nada igual a lo que se ve ahora”, mencionó.
La lava ha consumido plantaciones de aguacate y beneficios de café enteros, además de una pequeña construcción, según constató Efe durante un recorrido realizado por las faldas del volcán.
El portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), David de León, indicó que uno de los ríos de lava consumió una parte de una carretera terciaria y recordó que es impredecible vaticinar el comportamiento de los ríos de lava y del volcán.
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“No podemos determinar hasta dónde será el avance de los ríos de lava. En algunos lados la altura de la lava es mayor de 40 metros. En El Patrocinio y El Rodeo podrían ser afectados los pobladores próximamente, pero el flujo también se podría dirigir hacia unas quebradas hechas hace cientos de años por la propia actividad volcánica”, subrayó.
La dualidad del espectáculo de lava atrae a vecinos y turistas en San Vicente Pacaya. Los pedazos de piedra volcánica formada en la superficie del río incandescente caen conforme avanza la viscosa materia roja. La admiración de algunos visitantes externos que llegan a ver el fenómeno contrasta con la preocupación de la mayoría.
En una de las fincas de El Patrocinio, en Campo Alegre, un hombre y su sobrino cocinaron el martes un asado en una de las rendijas del cauce de lava. Fue por “pura curiosidad” y para “aprovechar el vapor que está generando ahí”, detalló Jaime Jiménez tras prepararse una longaniza y una tortilla para su sobrino.
Del otro lado de la montaña, agregó, “no se puede estar cerca, está bastante más alta la temperatura” del río de lava, que oscila entre los 400 y los 800 grados Celsius, según la Conred.
Magalí Roque añadió que, aunque su casa está “algo lejos” del principal flujo de lava, “desde allí se mira el volcán y toda la avenida de lava de allá arriba”.
“Yo pido a Dios que le quite esa cosa (lava), más que todo por las aldeas. Se ha perdido mucho, las siembras, la comida de los animalitos. La verdad es que no sé qué han dicho las autoridades. Yo casi no vengo aquí porque como a mí me hace mal estar viendo todo ese fuego, hasta hoy me animé porque mi nuera me dijo que viniéramos a ver, porque dijeron que cerquita estaba la lava”, soslayó la vecina.
La Conred evaluará en los próximos días las vías para concretar las evacuaciones pertinentes, mientras la lava continúe su camino o se encause en las quebradas para generar el menor daño posible.
El volcán Pacaya es uno de los tres volcanes activos de los 32 colosos que hay en Guatemala. Los otros dos son el volcán de Fuego y el Santiaguito, ubicados en el centro y oeste del país, respectivamente.
La última gran erupción de un volcán en Guatemala fue el 3 de junio de 2018, cuando el volcán de Fuego le arrebató la vida a 431 personas que vivían en sus alrededores.