Desde el 12 de junio pasado, la organización humanitaria estadounidense Project Hope (Health Opportunities for People Everywhere), que impulsa programa de salud global y ayuda de emergencia, se encuentra en el país para brindar servicios de salud básica a los afectados, más allá de los albergues.
Un equipo de seis personas, entre médicos y personal de enfermería, se ha enfocado en ayudar a las personas en las aldeas que quedaron incomunicadas en Alotenango, Sacatepéquez, y Escuintla.
“La población directamente afectada fue evacuada y está en los diferentes albergues, pero hay otros que quedaron aislados porque no pueden cruzar por los ríos, y resultaron afectados por la ceniza”, señala Teresa Narváez, quien lidera al equipo de Project Hope.
Ella menciona que debido a la emergencia. algunos centros de Salud en esas áreas están cerrados porque el personal médico fue evacuado o bien presta el servicio en los albergues.
Diversas enfermedades
El lunes último, los médicos visitaron la aldea El Rodeo, una de las comunidades más lastimadas por la erupción en Escuintla. Vecinos de las localidades San Andrés Osuna y de Guadalupe El Zapote caminaron hasta dos horas para ser atendidos por los médicos.
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Infecciones en las vías respiratorias altas, como resfriado, laringitis, y problemas de asma causados por la ceniza del volcán, así como afecciones en la piel, entre dermatitis y escabiosis (sarna), son los padecimientos que han detectado.
La brigada de salud, que se instala en iglesias, donde les han abierto las puertas, también ayuda a personas con trastornos de estrés postraumático y sus síntomas relacionados, quemaduras, presión arterial alta, complicaciones de diabetes y control de embarazo.
“Hay más aldeas, que al igual que El Rodeo, quedaron incomunicadas y padecen de los mismos problemas. Las personas están haciendo un esfuerzo por salir a buscar el servicio de salud, aunque no es su primera opción, pues lo primero que salen a buscar es alimento, agua y ropa”, dice Narváez.
Apoyo integral
Los esfuerzos de Project Hope también van encaminados a orientar a las personas en el uso de medicamentos, pues el índice de analfabetismo es alto en la zona y no pueden leer las indicaciones de la receta. Además, se les ha apoyan en la educación sanitaria para prevenir diarreas y el contagio de enfermedades respiratorias.
“Queremos que los pobladores nos notifiquen si ven algún vecino enfermo. Los estamos empoderando para que se conviertan en vigilates de la salud en su comunidad”, refiere.
El equipo ha apoyado a las autoridades de Salud a hacer inventarios y clasificar las medicinas que han llegado a las clínicas parroquiales y a los albergues, los cuales, según Narváez, están abastecidos con medicamentos básicos.
Brecha
La organización humanitaria ha señalado brechas críticas en los servicios de salud que existían antes del desastre, incluido el limitado acceso a servicios de salud para las comunidades con altos índices de pobreza y analfabetismo, desnutrición severa, carencia de especialistas capacitados en rehabilitación física y quemaduras.
“La gente está devastada (…) y no está segura de lo que vendrá después de haber perdido sus hogares y medios de subsistencia, y la atención médica no debería ser otra cosa de la que deben preocuparse“, agrega Narvaéz.
La jornada diaria de la brigada médica estadounidense es de 8 a 10 horas, duarante la cual reciben más de 30 pacientes. Project Hope estará en el país una semana más.
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