Según su tía Luz Ramírez, una vez le dijo que ya estaba grande, que se cuidara, pero la niña le respondió: “Si tía, ni se imagina que cargo en mi pecho, una corta pluma para defenderme de los hombres, pero ¿por qué?, le dije, los hombres son malos. Hasta aquí no sé la situación de ella”, indicó.
Comentó que su cuñada Maribel Melgar, madre de la niña, se dedicaba a lavar y planchar ajeno, y no se preocupaba por mandar a la hija a estudiar, solo al niño menor, decía que iba a ser su licenciado.
Según Andrea Barrios, coordinadora del Colectivo Artesanas, cuando la niña tenía 13 años, Domingo Tecún Zacarías, de 76 años y que hoy está privado de libertad, se la llevó a vivir con él. La mamá lo denunció. Después Tecún la denunció por extorsión y la detuvieron. El sujeto indicó que la mujer le había vendido a la menor y que luego lo chantajeó. Desde el 2015 sigue detenida, si haber recibido condena.
La tía comentó que el día de la detención de la cuñada, su sobrina comenzó a decir “un montón de mentiras o verdades, no sé, que la mamá la vendía a Q300”. Agregó que ella preguntó si se podía hacer cargo de ella, pero le cuestionaron si calculaba que podía pagarle estudio, comida y vestuario, pero ella respondió que no porque tiene seis hijos que mantener.
Con la niña, se llevaron a los otros tres hermanos al Hogar Seguro. La mayor ya salió, pero el segundo evadió el proceso el pasado 7 de marzo. El más pequeño está a cargo de la madrina.
La tía de la menor recordó que cuando miraba a su sobrina en su puesto de granizadas le regalaba una. Ella le decía que no porque la iban a regañar, pero la niña le respondía que no le importaba y le valía lo que ella dijera. “Yo le decía que por qué hablaba así de su mamá, pero ella decía que la odiaba y que no me podía explicar… ella vivían en un mundo bien sumergido, no sé, no le miraba ninguna aspiración a ella”, indicó.
Según Barrios, en el hogar le indicaron que la menor recibía medicamento psiquiátrico, además observó que la madre no es normal, sólo se preocupa por el hijo pequeño.
Soñaban con ayudar
Ser maestra para contribuir con el desarrollo de su comunidad en Nuevo Egipto, Malacatán, San Marcos, era el sueño de Yoselin Beatriz Ventura Pérez, de 16 años, pero ya no podrá cumplirlo.
La menor estuvo internada por seis meses, luego de que denunciaran a su madre por maltrato físico. “Lo que dijeron esas dos mujeres no fue cierto, causaron un gran daño porque era mi niña consentida”, aseguró Claudia Ventura.
Según vecinos, el único problema era ser pobres, pues aunque no comieran todos los integrantes de la familia, a Yoselin no le faltaba la comida, pues su progenitora sacrificaba su alimento para dárselo a ella. La madre indicó que el día de la tragedia la psicóloga comentó que estaba a dos semanas de recuperar la custodia de su hija.
Acaba sus ilusiones
Ashley Gabriela Méndez Ramírez quiso convertirse en una oficial de los Bomberos Municipales Departamentales cuando tenía 10 años, pero también soñaba con ser veterinaria.
Méndez Ramírez, de 15 años, originaria de Jutiapa, fue una de las 31 niñas que fallecieron en el Hogar Seguro.
La menor había sido trasladada al albergue situado en San José Pinula desde otro ubicado en la cabecera jalapaneca.
Los familiares de la menor no quisieron indicar el motivo por el que la joven se encontraba internada.
Para la familia la adolescente no era una delincuente, y no merecía morir así.
Esperan que se haga justicia por la muerte de la menor.
Vivió con agresor
Los golpes que el padre de Kimberly Mishel Palencia Ortiz le daba a su madre hizo que creciera en un hogar disfuncional.
Según Mildrem Palencia Ortiz, mamá de la menor fallecida en el Hogar Seguro, cuando su hija tenía seis años decidió abandonarlo, pero él le quitó a sus tres hijas.
El padre de Mishel está en prisión, ya que fue denunciado por golpearla. La joven se quedó al cuidado de sus dos hermanas mayores, que comentan andan en malos pasos.
Mishel ingresó al Hogar Seguro en diciembre del 2016, luego de que en un allanamiento capturaran a su hermana y pareja. Por ser menor de edad fue remitida a dicho hogar.
La madre recuerda a Mishel como una niña tranquila, que le gustaba ir a la escuela dominical.