En la tarde del sábado, azotada por lluvia en el Sur de la capital, en la calzada Catalina, zona 6 de Villa Nueva, uno de los principales ingresos al municipio desde la CA-9, el suelo cedió y dio lugar a dos socavamientos de grandes proporciones.
Todavía no eran las 18 horas, pero el clima jugó en contra de dos familias que en su vehículo circulaban por el lugar, a inmediaciones de un centro comercial y cayeron al precipicio de más de 10 metros de profundidad. Unas personas en motocicleta también fueron víctimas del mismo suceso.
En total los Bomberos Voluntarios, primeros socorristas que se presentaron en el lugar, confirmaron el rescate y atención de cinco personas. Horas después familiares de una de las víctimas se presentaron al lugar y confirmaron que había dos mujeres más desaparecidas. En total seis guatemaltecos se cuentan como víctimas del incidente.
El hundimiento en Villa Nueva, otra vez, captó la atención del país tres meses después, ahora con un nivel más de preocupación ante la interrogante ¿hasta dónde alcanzan los daños en el sistema de drenajes y colectores de Villa Nueva? ¿Cuántos vecinos viven el mismo riesgo y cuál es la posibilidad de que vuelva a suceder otro hundimiento?
Hasta ayer, durante la cobertura de Prensa Libre y Guatevisión en el lugar de los hechos, se recolectaron testimonios de vecinos que aseguran que desde la tarde del sábado se escuchaban retumbos. Otros vecinos, incluso, han afirmado que fueron sensibles algunos movimientos sísmicos. Nadie imaginaba que se trababa de la formación de cavernas en un área por la que a diario circulan hasta 65 mil vehículos.
Hasta ayer la orden de evacuación no llegó. Sin embargo, el cierre de la carretera se hizo obligado y el despliegue de múltiples equipos institucionales se adueñaron del área a la espera de encontrar una explicación al evento.
Tareas de rescate
A las 6 horas de ayer, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) desde un Centro de Comando instalado en el lugar, dirigía las tareas de búsqueda y rescate. Mientras tanto, con una grúa se extraía uno de los dos vehículos afectados.
El personal de rescate descendió con cuerdas al fondo de la caverna para rastrear a sobrevivientes, 12 horas después de los sucesos. Las probabilidades de encontrar a Olga Emilia Choz Ulin, de 38 y Hellen Michelle Mejía Choz, 15, cada vez son más escasas. La patrulla de rescate decidió utilizar un perro adiestrado en la búsqueda de sobrevivientes en estructuras colapsadas mientras otro grupo rastreaba el río Villalobos, donde desemboca el colector presuntamente colapsado.
Hasta el cierre de la edición y pese a la presencia de técnicos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Ministerio de Comunicaciones, Conred y la Municipalidad de Villa Nueva, ninguno explicaba qué sucedió en el lugar.
Todos aseguran que, a propósito del primer incidente en junio, se revisó todo el sistema de colectores y drenajes y ninguno estaba dañado, un argumento que se aleja de la realidad luego de la magnitud del desastre en el bulevar Catalina.
Nadie tampoco descarta que el nivel de riesgo se extienda a áreas más pobladas de Villa Nueva, donde, según dijo el alcalde, Javier Gramajo, desde hace décadas que se urbanizó aún con el conocimiento de que el lugar por razones topográficas ha sido un área de acumulación de agua.