Cuando en septiembre la cobertura debería estar en un ideal 75 por ciento, el promedio de las 19 vacunas que se colocan entre esas edades llegó al 55.6 por ciento, datos reportados por el Ministerio de Salud. Es una disminución más drástica que el 61.6 por ciento que se logró para el mismo período en el 2020, que se vio interrumpido por el ingreso de la pandemia del covid-19 al país.
Sin embargo, el impacto del coronavirus sigue y se refleja en los números bajos de vacunación de este año. Por ejemplo, la BCG, que protege contra las formas graves de tuberculosis, a duras penas alcanzó el 59 por ciento. Esta dosis la deben recibir los niños al nacer o previo a cumplir el año.
Las segundas y terceras dosis son las que tienen un desplome mayor. Es el caso de las que se colocan contra la poliomielitis, el neumococo, la pentavalente -previene difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B, meningitis-, y la SPR -protege del sarampión, paperas y rubéola-.
Pero mayor caída de dosis administradas es de la inyección contra el rotavirus en los menores de un año, pues alcanzó un 47 por ciento de cobertura, cuando el ideal a septiembre debería oscilar entre el 71 y 75 por ciento.
“Es muy peligroso que los niños no completen su esquema de vacunación porque todas las vacunas primarias protegen contra enfermedades inmunoprevenibles, y una baja cobertura implica más morbimortalidad asociada a todas estas”, indica la infectóloga Alicia Chang, de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI).
Agrega que la exposición al contagio y el riesgo de enfermar es mayor ahora que la población “tienen la sensación de que el número de casos por covid-19 bajó, y eso impulsa a la gente a hacer más actividades entre sí, y un niño enfermo puede enfermar a muchos que no estén vacunados”.
¿A qué se debe la baja cobertura?
Este rezago en el alcance de la inmunización infantil está relacionada con que los padres no acuden a los centros y puestos de salud por temor a contagiarse de coronavirus, según la doctora Lesly Gonzales Lima, Técnica Normativa del Programa de Inmunizaciones, del Ministerio de Salud.
“Al no asistir a los servicios, disminuye la posibilidad de que los niños puedan ser captados”, refiere, y pese a que en varias comunidades el personal sanitario va de casa en casa a visitar a los menores para inyectarlos, el esfuerzo no es suficiente para compensar la caída que se registra en la cobertura, que en algunas áreas de Salud también pasa por la escasez del biológico, y es innegable que la inmunización contra el covid-19 debilitó la capacidad de atención a la población.
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González Lima indica que el riesgo de que los infantes no reciban las dosis de las vacunas los hace susceptibles a contraer enfermedades que, incluso, ya fueron erradicadas en Guatemala, como es el caso del sarampión, enfermedad que sigue presente en otros países, y hay riesgo de que ingrese a través de algún viajero.
Los últimos casos de poliomielitis en territorio guatemalteco se reportaron en 1990, y de rubéola en el 2006. El sarampión se erradicó hace más de dos décadas. Por esa razón resulta importante la vacunación, ya que un bajo nivel de cobertura hace tambalear el progreso logrado contra estos padecimientos.
Cabe recordar que la inmunización es una de las acciones más costo-efectivas en salud pública para salvar vidas y prevenir enfermedades.
Refuerzos, en peligro
La baja cobertura es más severa en las dosis de refuerzo, González Lima indica que se debe en parte a que los padres de familia están más al pendiente de llevar a sus hijos a vacunar durante el primer año de vida, sin embargo, esta preocupación disminuye conforme el niño crece.
Esto es evidente en el reporte de la aplicación de la inyección del neumococo en menores de uno a dos años de edad, el alcance de vacunación es del 51 por ciento, cuando el 2020 fue del 63. En las dosis que se colocan a los niños cuando cumplen los cuatro años el descenso es más brusco.
“Ha habido dificultad para alcanzar las coberturas. Si el año pasado había cierta cantidad de niños que no acudieron (a vacunarse), ese poco que quedó se suma al rezago de este año, son más niños que tienen pendiente” completar el esquema, menciona Gonzáles Lima.
Como medida para remediar esta caída, señala que se requiere de mayor promoción de los beneficios de la vacunación, con mensajes dirigidos a las distintas comunidades lingüísticas del país.
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También se han implementado brigadas de vacunación y miniconcentraciones por parte los servicios de salud en lugares públicos para acercar la vacuna a los niños.
En algunos municipios se colocaron puestos de inmunización infantil en lugares donde se aplican las dosis contra el covid-19 para los adultos. Esta estrategia se observó en los últimos dos fines de semana en las instalaciones de Mariscal Zavala.
Aparte del esquema regular hay muchas vacunas que pueden ser administradas en esquema atrasado, por lo que es importante que los padres de familia lleven a sus hijos a los puestos, aunque el niño haya pasado la edad sugerida para cada dosis.
Se vuelve a repetir
El 2020 cerró con 70 mil niños que no lograron completar el esquema de vacunación, comparado con los alcanzados en 2019, de acuerdo con el reporte que el Ministerio de Salud proporcionó a Prensa Libre en enero pasado.
Fue abril el mes donde la cobertura tuvo un impacto significativo, ya que de 542 mil niños que se alcanzaron en marzo, la cifra cayó a 419 mil. La razón principal fue la aparición del covid-19 en el país, ya que interrumpió la atención en los servicios de salud. El miedo al contagio y la dificultad de movilizarse por las restricciones impuestas también contribuyeron en que menos niños fueran vacunados.