El estudio de ProDatos denominado Actitudes de la población hacia la covid-19 en Guatemala revela que el 21.1 por ciento de las personas no creen que las vacunas son efectivas contra la enfermedad provocada por el virus.
Pero la situación se agrava en el área rural, donde el porcentaje de población que no cree en las vacunas asciende al 30.5 por ciento, el equivalente a tres de cada diez guatemaltecos. En el área metropolitana es el 14.8 por ciento de la población y en el interior urbano son 13.8 por ciento.
Al desglosarlo por estrato socioeconómico, el estudio revela que en el nivel alto y medio alto el porcentaje de población que no cree en las vacunas es del cero por ciento, mientras que en el nivel medio es de 13.1 por ciento y en el nivel popular del 24.7 por ciento.
Carmen Salguero, analista de temas de salud de Fundesa, explica que un factor a considerar es que las poblaciones que habitan en Guatemala son distintas y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social ha fallado en informar con pertinencia cultural.
“Guatemala tiene muchos mundos. El mundo rural de Guatemala es muy diverso. Hay un mundo rural indígena y otro mundo rural con menos presencia de población indígena, como Costa Sur y oriente. El propio MSPAS ha admitido que no ha sido capaz de lanzar campañas con pertinencia cultural a través de los idiomas mayas y en los canales correctos, como la radio y el cable local. Las campañas se han concentrado en centros urbanos”, explica la entrevistada.
Otro problema que ha perjudica la credibilidad de las vacunas es la desconfianza generalizada que hay hacia el gobierno.
“La gente desconfía de todo lo que viene del gobierno. Piensan que, si algo viene de ahí, seguramente es de mala calidad. Hay una falta de confianza en las entidades públicas”, explica.
En ese sentido, destaca que los alcaldes tienen una gran responsabilidad para superar la desconfianza ciudadana. “Hay una gran responsabilidad de parte de los alcaldes y ellos pueden hacer mucho. Tienen capacidades para generar movilidad (de insumos)”, dice Salguero.
Aída Barrera, del Centro de Investigaciones de las Ciencias de la Salud de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos (Usac), coincide con que la falta de confianza hacia la vacuna es multicausal.
“No se puede atribuir a una solo una causa. Hay otros estudios donde se ha evaluado qué aspectos influyen en vacunación y hay varios. Primero, lo básico. Si tenemos una población con bajo nivel de escolaridad les va a ser más difícil comprender cómo funciona la vacuna y además hay falta de información adecuada”, dijo la profesional de la salud.
La entrevistada considera que es importante reforzar las campañas informativas en idiomas mayas y trasladarlas por medio de radios comunitarias. “La comunicación se tiene que abordar desde la diversidad y el respeto a nuestras diferencias. No es solo es una Guatemala urbana”, recordó.
Asimismo, dijo que en todo el mundo ha habido movimientos anti vacunas, no solo en Guatemala. Pero debe procurarse que estos grupos sean minoritarios, lo cual se logra informando oportunamente sobre la vacunación.
“Siempre va a haber un porcentaje de la población que se rehúse a vacunarse, pero hay que tratar que sea el mínimo y que no sea por falta de información, por miedo o desinformación”, dijo.