Este sector de la población estaría excluido y en mayor desventaja en acceso a la salud, índices de desnutrición, educación, pobreza, entre otros, detalla.
“Son invisibles para el Estado y a la discriminación histórica”, cita el comunicado de Unicef.
Ocho de cada 10 niños y adolescentes indígenas viven en situación de pobreza, de los cuales el 84.9% viven en pobreza y 45.5% en pobreza extrema.
“Sabemos quiénes son, cuántos son y dónde están. Son 2.8 millones de niñas, niños y adolescentes, indígenas guatemaltecos, a los cuales se les están negando sus derechos y están sufriendo sus peores carencias, porque son indígenas, pobres y del área rural, siendo invisibles para la sociedad”, dijo Carlos Carrera, representante de Unicef.
La desnutrición crónica es otro de los enemigos para este sector de la población, evidenciando niveles superiores que los niños no indígenas, 61.2% a diferencia del 34.5%.
En niveles educativos, se evidencia que la tasa de educación es inferior en los departamentos con población indígena, con mayor dificultad para las mujeres.
De cada 10 niñas y adolescentes, solo seis terminan la primaria, dos el nivel secundario y solo una accede a estudios universitarios.
El informe asegura que la inequidad que afecta a la población indígena es producto de la discriminación histórica, la exclusión social, el deterioro socioeconómico, la dificultad del acceso a los servicios públicos, los cuales carecen de calidad y pertinencia cultural.
En la inversión del Estado también se refleja una diferencia. Por cada quetzal que se invierte en una persona ladina o mestiza, solo destina 45 centavos para una persona indígena.