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Única Escuela Bicentenario entregada se deteriora a toda prisa
La Escuela Bicentenario de Escuintla, de Q47.1 millones, presenta filtraciones y graves daños estructurales.
La Escuela Bicentenario Escuintla es comenzó a funcionar en 2023, un año después de ser inaugurada. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán)
La única Escuela Bicentenario que se ha entregado está en Escuintla, en la finca La Industria, ubicada en el km 58.1 de la carretera que comunica con Puerto San José.
Se inauguró en febrero del 2022, pero no fue sino hasta el ciclo escolar 2023 que se habilitó para uso de la comunidad educativa. A un año de estar funcionando la infraestructura ya reporta daños, no por el uso, sino por la mala calidad de los materiales y de la construcción, como señalan docentes y padres de familia.
Al plantel educativo asisten los sobrevivientes de la erupción del volcán de Fuego en el 2018, que fueron reubicados en la colonia La Dignidad, Escuintla, y estudiantes de otras seis aldeas.
La escuela tiene capacidad para recibir a mil 75 alumnos, como establecen las bases del evento en Guatecompras. Tiene nueve aulas para preprimaria y 23 para primaria. Sin embargo, la matrícula de este año es de 610 estudiantes en ambos niveles, por lo que no todos los salones de clases están habilitados. La razón es que no hay suficientes maestros.
Marisol Contreras, directora de la escuela República de China-Taiwán, como fue nombrada, sostiene que la construcción estaba inconclusa cuando se inauguró.
“Acepté las llaves de la escuela por instrucción de la ministra en funciones de ese momento, pero no firmamos nada… no se recibió”, aclara.
El 21 de febrero del 2022, lo que se esperaba que fuese el acto para dar comienzo al ciclo escolar se convirtió en la inauguración de las instalaciones con la presencia de las autoridades del Ministerio de Educación (Mineduc), de la cartera de Comunicaciones y del presidente Alejandro Giammattei.
Se llevaron para el evento computadoras para equipar el salón, pero luego fueron retiradas. También hubo pantallas digitales en los salones de clases para la visita oficial que después se quitaron.
Daños evidentes
A dos años de inaugurada, en las paredes, construidas con paneles de PVC, se filtra el agua. “Tenemos que estar sacando el agua por las mañanas, antes de iniciar clases”, dice Contreras, que reconoce que se han hecho reparaciones desde el primer año de uso.
Con la lluvia, el cielo falso del área de primaria se dañó, la pintura presenta moho y el suelo de la cancha deportiva está desnivelado y se empoza el agua cuando llueve. Los canales para el agua de lluvia y tragantes no son suficientes y provocan inundaciones.
En el área de preprimaria hay un patio con juegos, pero estos no son acordes a la estatura de los niños. La piscina de pelotas que se colocó es de concreto y no está forrada, lo que representa un peligro para los estudiantes, pese a ello la utilizan.
Ventanas, escaleras, puertas y mesas de concreto de los jardines ya se deterioraron.
Si bien la escuela cuenta con espacio para cocina, la estufa solo tiene dos hornillas en uso y preparar alimentos para 610 estudiantes es imposible.
Cuando se inauguró el establecimiento la conexión de energía eléctrica se hizo directamente de un poste de luz que está en la calle. Recién en junio pasado la directora comenzó los trámites para tener el servicio. Y aunque tiene agua constante, esta no es potable.
La escuela se adjudicó por Q34 millones y al final se pagaron Q47 millones.