Esto, según dice Pablo Salazar representante de Unfpa en Guatemala, representa un reto para que el Estado cree las condiciones para los 300 mil jóvenes que cada año buscan unirse al campo laboral.
¿Cómo ha cambiado el perfil de la migración en Guatemala? Cuáles han sido las características que más les llamó la atención
En la migración han pasado dos cosas en Guatemala. La primera es que ha cambiado la composición y ha aumentado la velocidad de la migración. La última fuente que teníamos de medición de migrantes guatemaltecos era en 2010. En ese año, en Guatemala, con una población de 14.2 millones de guatemaltecos, se estimaba que la migración era de 909 mil personas, es decir menos de un millón. Eso correspondía al 6.4 % de la población. La siguiente medición es del censo del 2018 y las proyecciones que tenemos para 2020 nos dice que la cantidad implícita de las personas migrantes es de 1 millón 300 mil personas y eso es 7.8% de guatemaltecos viviendo en el exterior y para el 2030 se espera que llegue al 8.3%. Para el censo del 2002, Guatemala era más infantil que hoy, teníamos muchos niños de 0 a 10 años. En este momento, la estructura más grande de la población del país es de 13 a 30 años, este es el grupo que está creciendo fuertemente, es casi el 31% del país y si las personas no encuentran oportunidades económicas, las personas jóvenes serán más propensas a migrar que las personas mayores. Tenemos más gente joven y más presión para generar empleo. En 2021 hay 300 mil jóvenes entrando en edad para trabajar y Guatemala tiene que crear más de 200 mil empleos de alta calidad si quiere que sus jóvenes se queden y esto no está ocurriendo.
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Pero no solo migran más jóvenes, según el estudio que hicieron, creció también el porcentaje de mujeres
El patrón tradicional de la migración en Centroamérica era un hombre de mediana edad, ahora vemos cada vez más mujeres migrando, no solo por reunificación familiar, también por razones económicas, por seguridad o por oportunidades laborales. Según la información censal del 2018, la migración internacional de los guatemaltecos se acentuó a partir del 2012 y se aprecia con más intensidad en el 2016. La migración femenina, a pesar de mantenerse por debajo de la intensidad de la migración masculina en el país, ha mostrado un aumento de la migración en las edades jóvenes. A partir de la información reportada de los hogares al Censo 2018, durante los años 2002 a 2016 la mayor migración femenina se obtuvo en el quinquenio 20-24, esta tendencia cambia para los últimos años analizados (2017-2018) en donde las mujeres de 15 a 19 años obtuvieron un mayor peso relativo. Estas tendencias identifican que la más alta migración se da precisamente en las edades jóvenes. Por otra parte, la migración masculina se caracteriza también por concentrarse en las edades jóvenes. Se observa que los porcentajes más altos de emigración según grupos de edad se intensifica en el quinquenio 15 a 19 años, mostrando que los jóvenes guatemaltecos están migrando con más frecuencia y a más temprana edad.
Si migran más mujeres, ¿se puede decir que migran también más núcleos familiares, más madres con sus hijos?
Según las características de la migración internacional dadas por el censo 2018, la población que migra con más frecuencia son los jóvenes (hombres y mujeres) en edad productiva y reproductiva. Además, los datos sobre la composición de los hogares retratan que, en su mayoría, dada la migración los hogares se caracterizan por ser monoparentales con jefaturas femeninas y sobre todo de pueblos indígenas. Es importante destacar que la crisis económica ha contribuido a incrementar las grandes movilizaciones, que incluyen núcleos familiares, observadas en el área de Centroamérica, específicamente provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala. Sin embargo, documentar y resaltar este tipo de cambios en el contexto migratorio es sumamente complejo, dado que no puede ser captado, por ejemplo, por un ejercicio estadístico como el censo.
En el estudio también se mencionó que el año 2002 la población que migraba era la ladina y ahora vemos que la población maya supera la migración. ¿Cuáles eran las motivaciones de la población en el 2002 para migrar y cuáles son las actuales motivaciones?
El estudio presentado con datos del censo refleja que para el año 2018, el 56.4% de la población que componen los hogares receptores de remesas corresponden a la población maya, coherente con los departamentos mayores receptores de remesas y que en ellos reside mayoritariamente población maya. Le sigue la población ladina con el 41.2%, en los hogares receptores de remesas, independiente de a qué pueblo pertenecen, podemos observar que predomina la población femenina, reflejando mayores porcentajes de emigración masculina. En la última encuesta realizada por OIM de medios de vida a la población migrante retornada en Guatemala en el marco del COVID – 19 se puede inferir que la mayoría de migrantes han salido del país en búsqueda de trabajo o de mejores condiciones de vida para ellos, ellas y sus familias. Estas causas se han mantenido en los últimos años, y son seguramente más importantes durante la crisis de COVID 19 que enfrenta el país
Esto quiere decir que el mayor reto del país es crear esas condiciones de trabajo para evitar que la gente se vaya
Hay una disyuntiva que tiene Guatemala hoy y que muchos países de la región la han tenido antes. Por un lado, el crecimiento interno, la creación de oportunidades y generar capital humano para potenciar a la gente joven o exportar a esa población joven y recibir remesas. El caso crítico es Venezuela, casi no hay gente joven ahí porque el 10% de la población se fue en cuestión de pocos años por la crisis económica y falta de oportunidades. Ese no es el caso de Guatemala y sabemos que no es el modelo que el país quiere. El gran reto es cómo generar las oportunidades económicas y los niveles de inversión, pero también las condiciones básicas, la gente tiene que estar educada y saludable, son muchas reformas y nosotros estamos muy empeñados en impulsar acciones claves en la inversión de la juventud.
¿Cómo afecta la migración de tanta gente joven con el bono demográfico y el desarrollo de las comunidades?
El cambio en la composición de las edades tiene un efecto directo en la presión migratoria, sobre todo cuando las causas de migración se agravan ante una creciente crisis económica, sanitaria y climática. Los datos del censo 2018 permiten afirmar que el número promedio anual de jóvenes migrantes se ha incrementado 3.2 veces. Esto significa que la creciente necesidad de insertarse al campo laboral, la falta de oportunidades y de capacitación en el país puede contribuir a que este promedio aumente en los próximos años. El bono demográfico es importante para procesos de desarrollo del país, ya que, si se mejoran las condiciones laborales, se invierte en educación, se promueve la inclusión, y se garantiza que los y las jóvenes crezcan con las competencias necesarias para incorporarse al mercado de trabajo digno en Guatemala, esto puede convertirse en la gran oportunidad para dar un salto cualitativo al desarrollo.
¿Qué pasa con las familias que se quedan al ser las principales beneficiadas de las remesas pero según su estudio, aún existen altas necesidades insatisfechas?
El tema de las remesas es algo que hay que estudiar un poco más y entender qué está pasando. Todos los países en la región han tenido crecimiento en las remesas. Sabemos que hay flujos de recursos, aunque no hay capacidad de control. Nuestra hipótesis es que sí hay mucha solidaridad de las personas que están haciendo un esfuerzo sobrehumano para ayudar a palear las necesidades de sus familias, sin embargo, las remesas no pueden solucionar problemas estructurales del país. La ausencia de una escuela, de un centro de salud, de servicios públicos, de electricidad… hay cosas que solo se pueden hacer a través del Estado, las remesas solo logran palear algunas necesidades de los hogares, pero hay que cosas que solo el Estado puede hacer. Al mismo tiempo, esas remesas se invierten mucho en vivienda, construidas de buena calidad pero en una zona que no tiene carretera, que no tiene una buena electrificación y pierde valor. Hay inversiones que se pueden potenciar si existieran las acciones complementarias del Estado.