Eran las 22 horas del sábado cuando los Bomberos Municipales fueron advertidos del suceso y una unidad descubrió el cuerpo del joven, suspendido en la estructura del puente, a un lado con las luces intermitentes su vehículo, con el motor aún en marcha.
“Lo siento me rendi ante la carrera del dia dia no puedo cambiar (…) gracias a todos por su apoyo incondicional recuerdenme como lo que fui un luchador (sic)”, se leía en uno de los manuscritos dejados en el asiento trasero del vehículo.
Depresión
Los episodios depresivos por rupturas amorosas o problemas familiares son un peligroso detonante que puede llevar a los suicidios. El pasado 5 de julio de 2016, Leydi Fajardo, de 16 años, murió luego de ingerir herbicidas.
“Tengo tantas, pero tantas ganas de hacer cualquier mulada. Mi mamá cada vez hace que pierda mi cariño, me decepciona y me desespera”, se lee en la conversación que tuvo con su novio.
“Tú sabes lo que he sufrido estos 16 años, nunca he tenido amor de madre. Quisiera evitar mi tristeza pero no puedo. Pero después no quiero que derrame ninguna lagrima por mí”, continúa.
Quitarse la vida nunca será la solución
La prevención del suicidio es una misión que involucra a toda la sociedad, ya que es importante que los trastornos mentales como depresión, ansiedad y bipolaridad, que se vinculan con los impulsos suicidas, sean tratados a tiempo.
“El 90 por ciento de los casos de suicidio están relacionados con algún problema mental o emocional, principalmente la depresión”, explicó a Prensa Libre la psicóloga Ximena Flores, durante una emisión del programa El Consultorio, el pasado 13 de julio.
Aunque no se debe generalizar, las personas con impulsos suicidas regularmente son jóvenes que viven en un ambiente de violencia física o psicológica, adultos mayores o personas con alguna enfermedad mental —depresión, ansiedad, bipolaridad, trastornos de personalidad, entre otras—.
“El abuso de sustancias tóxicas como drogas y alcohol también puede estar vinculado al suicidio”, comentó Flores.
Señales de alerta
- El principal indicador de que una persona podría tener pensamientos suicidas son los cambios drásticos en la conducta.
- Este comportamiento pasa por cuatro fases:
- Desesperanza. Cualquier expresión está cargada de pensamientos negativos.
- Aislamiento. La depresión lleva al individuo a evitar las relaciones familiares y sociales.
- Impulsividad. La persona actúa de manera instintiva ante situaciones cotidianas.
- Agresividad. El mal humor y la conducta hostil se vuelven parte de la conducta diaria.
- También es importante prestar atención a las conversaciones cotidianas, pues una persona con impulsos suicidas siempre dirá de forma explícita que sus problemas no tienen solución.