Álvaro participa este año en 21 días de dar felicidad con una historia inspiradora, digna de imitar.
En estas fechas, organiza una comida navideña para llevarla junto al mensaje de esperanza. “Un tamal y ponche, una comida que, aunque sencilla, llena de felicidad a quienes la reciben”, dice.
“Creemos en la conversión del ser humano y la reinserción en la sociedad y, por supuesto, con la ayuda de cada uno de los hermanos traemos ropa, comida, medicina.
Toda esa ayuda que realmente un ser humano necesita”, señaló Fernández el día que asistió a Centro de Detención Preventiva para Varones de la zona 18 a solicitar la autorización para realizar su actividad navideña con los reclusos.
Fernández, quien estuvo preso en México, vivió momentos de amargura; pero esa experiencia le ayudó a crecer, y cambió su vida. Durante su primer retiro religioso en la cárcel El Cerezo, en México, sintió que Dios lo abrazó, y él se entregó en fe y devoción. Desde el 2007, trabaja con la Pastoral Penitenciaria.