La civilización maya se divide en cuatro períodos principales: el Preclásico (2000 a.C. – 250 a.C.), el Clásico (250 a.C. – 800 a.C.), el Terminal Clásico (800 a.C. – 1000 d.C.) y el Posclásico (1000 d.C. – 1539 d.C).
Durante el siglo IX d.C., hubo un gran declive político en la región maya central, cuando sus famosas ciudades fueron abandonadas y las dinastías se terminaron.
Existen múltiples teorías sobre qué causó el colapso de la civilización maya, como la invasión, la guerra, la degradación ambiental y el derrumbe de las rutas comerciales.
En la década de 1990, sin embargo, investigadores pudieron reconstruir los registros climáticos para ese período, y encontraron que se relacionaba con un período prolongado de sequía extrema.
El profesor David Hodell, director del Laboratorio Godwin de Cambridge, proporcionó la primera evidencia física de una correlación entre este período de sequía en el lago Chichancanab y la caída de la civilización maya clásica en un documento publicado en 1995.
Ahora, Hodell, Evans y sus colegas usaron un nuevo método geoquímico para medir el agua encerrada dentro del yeso de Chichancanab y construyeron un modelo completo de condiciones hidrológicas cuando los mayas colapsaron.
Los investigadores analizaron los diferentes isótopos del agua atrapada dentro de la estructura cristalina del yeso para determinar los cambios en la lluvia y la humedad relativa durante la caída de los mayas.
En períodos de sequía, se evapora más agua de lagos como Chichancanab, y debido a que los isótopos más ligeros del agua se evaporan más rápido, el agua se vuelve más pesada.
Al comprobar la proporción de los diferentes isótopos contenidos en cada capa de yeso, los investigadores pudieron construir un modelo para estimar los cambios en la lluvia y la humedad relativa durante el período del colapso maya y concluir que la sequía jugó un rol importante en el fin de esa civilización.
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