Las piñatas que sirven para celebrar cumpleaños de los niños, adquieren figuras de los personajes cinematográficos infantiles de moda. Sin embargo, el 7 de diciembre de cada año, el mercado de piñatas se llena con figuras del diablo que serán quemadas a las 18 horas.
En los negocios alrededor del Parque Colón, un personaje de traje negro, tez blanca y cabello rubio aparece colgado junto a cientos de diablos. Es Trump. El protagonismo del presidente electo de los Estados Unidos en esta tradición es simplemente una “moda comercial”, advierte un experto.
“Son modas. El año pasado fue la ex vicepresidenta Roxana Baldetti. Lo mismo pasa con Trump. Es una moda comercial, para vender piñatas”, dijo Carlos René García Escobar, antropólogo y escritor especializado en costumbres y danzas guatemaltecas.
El experto advirtió que “el sentido profundo de la tradición es que se queman los espíritus malignos que deambulan en los hogares; salir de las penas. El fuego es el elemento purificador”.
Los creadores de las piñatas que se fabrican a base de papel que se corta y envuelve sobre una estructura de alambre, adicionan a la figura de Trump cuernos en la frente y rabo de color rojo.
Las autoridades han expresado incertidumbre frente a la política migratoria que adopte el nuevo presidente de Estados Unidos, sobre todo después de haber anunciado su intención de expulsar a unos tres millones de indocumentados.
Con motivo de la quema del diablo, cada 7 de diciembre, los vendedores hacen negocio porque las ventas de figuras de diablitos. Las piñatas del diablo han sustituido a los promontorios de basura o ramas secas que las familias sacaban a quemar al frente de sus casas.
Después de muchos esfuerzos, los ecologistas lograron que la mayoría de hogares atendiera las campañas a favor del medio ambiente.
De acuerdo con la tradición, con la Quema del Diablo se logra que “lo malo” salga de las casas y se convierta en cenizas. Esta costumbre es principalmente motivo de gozo para los niños al ver cómo el diablo se quema.
Según contó García, la quema del diablo es una tradición que tiene su origen en la colonia, “cuando se instauró el dogma de la concepción de la Virgen María, es decir, de haber concebido al Dios Hombre sin contacto humano”.
Entonces, ante la falta de alumbrado eléctrico, se usaban fogatas al paso de la procesión de la Inmaculada Concepción.
“Más tarde, en su fe cristiana, la gente representó al fuego como símbolo de purificación y se empezó a quemar simbólicamente a los espíritus malignos de la casa y la calle. Allí surge la idea de la quema del diablo”, explicó.
El antropólogo calcula que esta práctica pudo haber surgido en el siglo 18 y quedó como tradición: “Quemar al diablo un día antes del día de la purificación de la Virgen María o Día de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre, según el calendario de la fe cristiana”.