Aunque una porción pequeña puede llegar a desarrollar trastornos mentales a largo plazo, investigadores de diferentes países han decidido con tiempo evaluar el desarrollo de los médicos de primera línea en el transcurso de esta pandemia que ya cumplió un año de estar activa.
A partir de marzo 2020, investigadores de las Facultades de Medicina de las universidades de Columbia en Nueva York, de Tulane en Nueva Orleans, de Harvard en Boston y de San Carlos de Guatemala iniciaron con un estudio a largo plazo en el personal médico que atiende a pacientes de covid-19 en 32 países.
Son 12 países en América, 10 en Europa, 5 en Asia, 4 en África y Australia los que presentaran voluntariamente a personal como médico, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, técnicos hospitalarios, nutricionistas, dentistas, personal de administración y de hospitales.
El epidemiólogo en Salud Mental, Víctor Puac Polanco es investigador post doctoral de la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y profesor afiliado de la Universidad de San Carlos es quien coordina el equipo Héroes del país.
¿Por qué es importante hacer un estudio enfocado en la salud mental del personal médico que atiende la emergencia del covid-19?
El estudio Héroes-Guatemala tiene como objetivo evaluar el impacto de la pandemia del covid-19 tanto en la salud mental como en otros aspectos psicosociales de los trabajadores en salud. Evaluar como el personal de salud es afectado por la emergencia es importante para entender qué factores incrementan la probabilidad de desarrollar un trastorno mental. Esta información puede ayudar a crear programas y acciones preventivas, así como analizar consecuencias como días perdidos de trabajo, errores en la atención de pacientes y las secuelas psicológicas a largo plazo.
¿Cómo qué secuelas podrían ser estas?
Debido a que aún estamos recolectando datos no podemos describir cuáles serán las secuelas a largo plazo. Pero, según información de epidemias en el pasado, algunos trabajadores en salud pueden ser afectados por formas severas de ansiedad, depresión y síndrome de estrés postraumático, así como por síntomas prolongados de problemas del sueño y estrés generalizado.
Si el personal de Salud ha sido entrenado para atender situaciones de emergencia, ¿cómo explicar la diferencia con esta pandemia?
La pandemia del covid-19 es diferente de emergencias pasadas debido a características propias del patógeno que la produce, el SARS-CoV-2 que se caracteriza por altas tasas de infección y transmisibilidad, lo cual ha generado elevada prevalencia y excesiva carga en los sistemas de salud. Lamentablemente, factores políticos a nivel mundial también han tenido efectos directos en la evolución de la pandemia. La negación, desinformación y la deficiente preparación para atender la emergencia han generado falta de equipo de protección personal, desconfianza en las recomendaciones de autoridades sanitarias y elevado riesgo de infección entre los trabajadores en salud. La exposición prolongada a estos y otros factores pueden imponer una enorme carga en la salud mental de los trabajadores especialmente si consideramos las consecuencias directas como decesos de sus familiares y colegas.
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¿Cómo nació la iniciativa de hacer este estudio en 32 países?
Esta iniciativa nace en marzo 2020 con un grupo de estudiantes del programa doctoral en epidemiología de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Nuestro interés en salud mental nos motivó a utilizar nuestros conocimientos y ponerlos al servicio de la población durante la pandemia. Inicialmente, se consideró hacerlo en cinco países en Latinoamérica, pero la iniciativa rápidamente se expandió a todos los continentes e integra la participación de 32 equipos locales en diferentes en América, Europa, África y Asia.
¿En qué fase se encuentra el estudio y qué información esperan obtener?
Los diferentes países participantes se encuentran en diferentes etapas. En Guatemala hemos finalizado la recolección de datos de la línea basal. Actualmente, estamos preparando los instrumentos de seguimiento a 6, 9, y 12 meses. La información de las próximas encuestas nos permitirá evaluar la evolución del estado mental de los trabajadores en las diferentes etapas de la pandemia.
¿Qué tipo de información esperan recopilar?
El instrumento recopila información sociodemográfica sobre lugar de trabajo, factores relacionados al covid-19 (miedos, preocupaciones, y entrenamiento), escalas de tamizaje sobre distrés psicológico y depresión, red de apoyo, resiliencia, ideación suicida, y salud previa (física, mental y uso de sustancias).
Con lo que saben hasta el momento, ¿qué cosas en común han encontrado en el personal de Salud de los distintos países?
Datos preliminares de seis países latinoamericanos han revelado que al menos el 22% de 9 mil 488 trabajadores entrevistados son afectados por depresión, ya sea de tipo moderado o severo. Los síntomas depresivos más frecuentemente reportados son cansancio o poca energía (26.4%), problemas de apetito (23.7%) y dificultades del sueño (23.6%). Las personas que fueron asignadas a diferentes funciones a raíz de la pandemia o que han estado cerca de pacientes diagnosticados con covid-19 tienen mayor distrés psicológico. Alrededor de un tercio de los trabajadores en salud sienten que necesitan ayuda psicológica, pero sólo un tercio de estos la recibe.
¿Cómo describiría la situación actual del personal médico tras 10 meses de intenso trabajo por la pandemia?
Actualmente estamos presenciando las consecuencias inmediatas para la salud mental de la pandemia. Estas incluyen depresión, distrés psicológico y síntomas no específicos como fatiga, trastornos del sueño, sentimientos de no sentirse bien la mayoría del tiempo, entre otros. En situaciones de emergencias pasadas, las secuelas psicológicas han afectado hasta el 90% de los trabajadores en salud. Generalmente, estas secuelas son leves y pueden ser tratadas con programas locales o comunitarios para reducir el estrés, la ansiedad, y el miedo. También es importante el educar y concientizar a los trabajadores que está bien el sentirse afectado emocionalmente y que hablar de estos sentimientos es parte de la terapia que nos puede ayudar a lidiar con situaciones de emergencia. Más preocupante son los efectos a largo plazo que puede tener esta exposición prolongada al riesgo constante de infección y de laborar en condiciones adversas.
¿Cómo deberían los gobiernos atender a su personal sanitario para evitar que caigan en crisis?
La respuesta gubernamental es clave en situaciones de emergencia. Lamentablemente, se asume que los trabajadores en salud no tienen por qué ser afectados y que el entrenamiento recibido para afrontar las emergencias los protege a nivel individual. Si bien es cierto que el conocimiento permite a nuestros trabajadores afrontar de mejor forma la pandemia, el expresar emociones, sentimientos o estrés es parte de una respuesta orgánica a situaciones adversas. Las instituciones de salud públicas y privadas tienen responsabilidad directa en asegurar que existan los recursos y espacios seguros para que los trabajadores pueden atender sus necesidades mentales durante y después de la emergencia.
La OMS ha dicho que vendría una cuarta pandemia y esta sería la pandemia de salud mental que no afectará únicamente al personal médico sino a la población en general. ¿Cree que esto es posible?
Si es posible y, de hecho, ya existen indicadores de elevadas tasas de trastornos mentales en la población en general. Aislamiento, soledad, desempleo, y problemas financieros son algunas de las consecuencias de las restricciones impuestas durante la pandemia. Y mientras las restricciones son necesarias, los efectos secundarios están relacionados a secuelas psicológicas. El incrementar el acceso a servicios de telemedicina para el tratamiento de trastornos mentales pueden ayudar a disminuir los efectos negativos de la pandemia del covid-19