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“Este año, en su primera parte la temporada puede ser bastante benevolente, sería importante sembrar lo antes posible, cuando ya tengamos la suficiente humedad en el suelo, y con esto evitamos problemas con respecto a la canícula”, mencionó César George, meteorólogo del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), que presentó ayer la perspectiva del climática para el siguiente trimestre.
Este pronóstico de lluvia es un aliciente para las poblaciones rurales y que subsisten de la agricultura, a criterio de Gustavo Ríos, de la Asociación de Productores de Granos Básicos (Anagrab). “Si se da un invierno normal será de gran alegría para el agricultor en general, porque no tendrá los sustos que siempre nos ha dado la sequía o las lluvias torrenciales que causan inundaciones”, agregó.
Señaló que desde hace una década la época de lluvia ha sido irregular en el país, y el que este año se normalice es un aliciente, principalmente para el pequeño agricultor que está sujeto a condiciones climáticas, pues los comerciales se apoyan en la tecnología para evitar pérdidas por la escasez o abundancia de agua.
Tobías Tzoc, de la Instancia de Consulta y Participación Social (Incopas), comparte que el pronóstico de lluvia del Insivumeh es buena noticia para las familias que subsisten de sus cultivos, pero para él es necesario “buscar el fortalecimiento de capacidades de los productores agrícolas, siempre en la mira de resiliencia ante el cambio climático y otros factores”.
En este trimestre no se descarta que haya un leve déficit de lluvia durante la canícula, principalmente en el llamado corredor seco del país, que abarca parte de Quiché, Baja Verapaz, El Progreso, Guatemala, Zacapa, Chiquimula, Jalapa y Jutiapa. Tentativamente esta ocurrirá del 10 al 20 de julio, y un segundo período del 8 al 15 de agosto, pero no será prolongada.
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De acuerdo con George, el Insivumeh colabora con el Ministerio de Agricultura Ganadería y Agricultura (Maga) en mesas agroclimáticas, en las que se trabaja con actores locales para que conozcan las predicciones del clima y los posibles impactos en los cultivos.
Hay 12 mesas agroclimáticas establecidas en igual número de departamentos. “Tratamos de darles la información en tiempo a los distintos agricultores sobre los problemas que puedan presentarse con las lluvias en tres temporadas, mayo a julio, agosto a octubre y diciembre a marzo”, refirió el meteorólogo.
En una época de precipitaciones normal, la siembra de maíz en la costa sur se da a partir del 15 de mayo, si las condiciones continúan como hasta ahora, Ríos aconseja a los agricultores comenzar a sembrar en las zonas bajas durante los últimos días de abril y principios de mayo, mientras que en las zonas altas sugiere que se espere un poco para “estar seguros si el invierno se instaló”.
Arriba de lo normal
El pronóstico del Insivumeh señala que este año la temporada de lluvia se inicia en la boca costa y el sur occidente del país, del 15 al 25 de abril, mientras que en la meseta central se asentará entre el 10 al 20 de mayo. En el litoral pacífico, nororiente y en la región del Caribe será del 20 al 30 de mayo. La última región a donde las precipitaciones llegarán será Petén, del 25 de mayo al 5 de junio.
Aunque se prevé que sea una temporada normal, hay zonas del país que ya presentan una cantidad de lluvia por arriba del nivel. George indicó que les preocupa departamentos como Huehuetenango, Quetzaltenango San Marcos, Retalhuleu y Suchitepéquez, donde la cantidad de lluvia ya sobrepasó lo que debe caer en abril.
“Preocupa la Unión Zacapa donde hemos tenido deslizamiento de tierra importantes en el 2008, 2012 y 2020. Al amanecer de este lunes (19 de abril) se registra un acumulado de lluvia de 120 milímetros, y lo normal que debe llover en abril son 40 milímetros”, agregó.
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La saturación de suelos también representa un peligro de derrumbes y deslizamientos, en ese sentido la atención debe centrarse en departamentos como Alta Verapaz, que resultó ser uno de los más afectados por las tormentas Eta e Iota, ocurridas en noviembre pasado.
“En los últimos 60 años no habíamos tenido cantidades de lluvia tan grandes como las del año pasado, por las inundaciones que se dieron en Alta Verapaz, y nos preocupa lo temprano que están comenzando las lluvias, ya que este podría ser un escenario con mucha vulnerabilidad”, explicó. El Estor, Izabal, también resultó afectado.
Temporada de huracanes
Desde el año pasado las condiciones del fenómeno de La Niña están presentes en el Pacífico, lo que no es favorable para que se dé una temporada activa de huracanes, cosa contraria sucede en el Atlántico, Caribe y el Golfo de México donde se espera la formación de varios sistemas.
Este año la temporada de huracanes comenzará el 1 de julio y terminará el 30 de noviembre.
George dijo que se prevé un total de 16 a 18 tormentas tropicales en el Atlántico y el Caribe, de estas entre ocho o 10 podrían alcanzar la categoría de huracanes, y no se descarta que tres de ellos alcancen categoría de intensos. Mientras que en el Pacífico se esperan entre 12 a 14 sistemas tropicales.
No se descarta que en la primera parte de la estación lluviosa se dé la formación de no menos dos ciclones cercanos a Guatemala, y afectar en el territorio, pero no se comparará con los estragos que causaron las tormentas tropicales Cristóbal, Amanda, Nana, Eta e Iota.
Tan solo las dos últimas tormentas ocasionaron 3 mil 416 incidentes, 2.4 millones afectados, 1.7 millones damnificados, cien personas desaparecidas, 60 muertos, seis mil 459 casas en riesgo y 51 puentes destruidos.
“Las condiciones este año no son propicias para que la temporada de huracanes sea activa, de hecho, el año pasado ha sido la temporada más fuerte al igual que en el 2005 con la formación de 27 a 30 tormentas tropicales”, indicó el meteorólogo.