Un ejemplo son las clínicas que atienden a portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), ya que, pese al esfuerzo de las personas y organizaciones por darle continuidad al tratamiento, existe temor de que los contagios y muertes aumenten por la falta de atención prestada en el 2020.
Según datos analizados por el infectólogo Eduardo Arathoon, la mortalidad habría aumentado un 11 por ciento.
En las clínicas de la Asociación de Salud Integral (ASI), que atiende a alrededor del 60 por ciento de pacientes con VIH en el país, se reportaba una mortalidad del 25 por ciento en 2017, en el 2019 disminuyó al 16 por ciento, pero para el 2020 volvió a subir a 27 por ciento, con lo que rebasa el porcentaje de mortalidad de hace cuatro años.
“Todo esto nos preocupa muchísimo. Los pacientes dejaron de llegar a las clínicas y se hicieron menos pruebas de diagnóstico”, explicó Arathoon.
Narda Medina, directora de Investigación y Desarrollo de ASI, explicó que esos pacientes murieron por infecciones oportunistas como la tuberculosis, y que la falta de acceso a los servicios, por falta de transporte y el toque de queda, hizo que no llegaran a tiempo a un centro asistencial.
Arathoon fue parte de la Comisión Presidencial para la Atención de la Emergencia de Covid-19 (Coprecovid) al inicio, junto a los profesionales Edwin Asturias y Hugo Pezzarossi, pero a los pocos días renunció para seguir atendiendo a pacientes de VIH, a pesar de la pandemia.
Esta medida le permitió darse cuenta de cómo bajó el número de pruebas para detectar VIH y de que las restricciones gubernamentales para detener el contagio del covid-19 impidieron que muchos pacientes pudieran acercarse a los centros de atención para darle seguimiento a su tratamiento.
Medina indicó que el tamizaje de las pruebas de VIH se redujo casi un 55 por ciento entre marzo y agosto del año pasado.
“Eso es bastante comprometedor, porque mientras los hospitales atendían casos covid, no todas las personas se acercaban a realizarse la prueba —de VIH— y esto redujo la atención de los nuevos casos”, explicó.
Arathoon agregó que el problema al no detectarse nuevos casos a tiempo es que estos pueden aumentar exponencialmente y el virus del VIH podría atacar a personas que lo están transmitiendo sin saberlo.
César Galindo, director del Colectivo Amigos contra el Sida (CAS), organización que trabaja en la atención de pacientes hombres, comparte lo expuesto anteriormente.
Galindo expresó que aunque las clínicas a su cargo no cerraron durante el 2020, la atención se redujo un 80 por ciento.
Según compartió, solo en lo que va de este mes han diagnosticado 21 casos nuevos. “Antes de la pandemia, con suerte, detectábamos seis nuevos casos al mes. Ahorita se nos están disparando los diagnósticos, por falta de atención”, indicó.
Explicó que las infecciones de transmisión sexual (ITS) también han aumentado, y el problema con la pandemia y el confinamiento es que la actividad sexual de la población continuó y las infecciones siguieron circulando en el ambiente sin que las personas lo supieran.
Arathoon dijo que también están observando una epidemia de sífilis que, señaló, ya estaba controlada en el país. Lo que han logrado detectar hasta ahora es que el 18 por ciento de los nuevos pacientes de VIH también tienen sífilis.
Abandono
Aunque las clínicas de atención implementaron la telemedicina y el envío de medicamentos por servicio a domicilio, no lograron cubrir al cien por ciento de pacientes, debido a que muchos de estos no comparten sus datos de contacto, por miedo a la estigmatización.
Jorge Arriola, coordinador del Área de Prevención del Programa Nacional de VIH, comentó que trataron de coordinarse con las áreas de Salud de cada departamento para que la medicina llegara a los pacientes.
“En algunos casos, lamentablemente, el usuario no quiere dejar los datos específicos como dirección física o su teléfono, por temor al estigma y discriminación de sus comunidades, y eso afectó mucho la entrega de antirretrovirales”, expuso.
La Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento del VIH (ITPC -Latca), en su capítulo de Guatemala, calcula que alrededor del 20 por ciento de pacientes abandonó el tratamiento y la consecuencia es que puedan crear resistencia a las medicinas.
El impacto de la pandemia del covid-19 en estos pacientes se refleja también en las metas que Guatemala y el resto del mundo tienen que cumplir para el 2030 en ese aspecto.
“El 2020 era un año muy estratégico porque todos los países del mundo tenían que haber alcanzado la meta de los tres 90, pero ahora lo vemos más difícil”, dice Arriola.
Esta meta consiste en que el país debe alcanzar un 90 por ciento de diagnóstico en todas las personas con VIH, y que ese 90 por ciento debe estar en tratamiento; por ende, el 90 por ciento de pacientes que estén en tratamiento deben lograr la supresión viral. Es decir, que la carga viral del VIH sean tan baja que sea indetectable.
Sin embargo, para 2018 Guatemala estaba en el 65 por ciento del diagnóstico, el 58 por ciento de los pacientes recibía tratamiento y solo el 38 por ciento había alcanzado la supresión viral.
Con la pandemia, los números pueden bajar aún más. Actualmente el ITPC-Latca desarrolla un estudio para determinar cuánto bajaron estos números.
DATOS
Para 2019 en Guatemala se habían detectado 31 mil 556 casos de VIH.
65 de cada 100 personas que padecen VIH saben que tienen el virus.
Con la pandemia, se espera que este número pueda bajar.
De enero a septiembre de 2020, las áreas de Salud realizaron 13 mil 806 menos pruebas de diagnóstico a comparación el 2019.
