Para comprender estos eventos, Víctor Tzorin, físico del Instituto de Investigaciones de Ingeniería, Matemática y Ciencias Físicas (IN3) de la Universidad Mariano Gálvez, ofreció detalles acerca de su categoría y la importancia de la ubicación en la que se registraron.
A las 10 de la mañana se detectó el primero, seguido de otro a las 10.21. Ambos ocurrieron en el Océano Pacífico, siendo sismos corticales, denominados así por tener profundidades menores a treinta kilómetros.
Según el experto, los sismos corticales, también conocidos como sismos superficiales, son eventos sísmicos que se producen en las capas más externas de la corteza terrestre.
Estos sismos son caracterizados por su proximidad a la superficie y, por lo tanto, tienden a ser más perceptibles y son potencialmente más impactantes en las áreas habitadas.
Este tipo de sismos ocurren por la subducción entre las placas de Cocos y Caribe, responsables del 70 a 80 por ciento de los sismos que se registran en Guatemala, especificó Tzorin.
Temblor de mayor magnitud
Casi al medio día, a las 11.55 se registró el sismo de mayor magnitud que generó la activación de la red de sirenas en la ciudad capital. Según Tzorin, inicialmente fue clasificado como magnitud 5.9, pero fue revisado a 5.7 grados.
Este evento fue más cercano a tierra entre Escuintla y Suchitepéquez, con una profundidad intermedia de alrededor de 50 kilómetros, por lo que causó mayor impacto en el occidente y la capital del país.
El sismo de 5.7 grados ocurrió en una ubicación más cercana a la tierra, “específicamente en las costas entre Escuintla y Suchitepéquez […] Debido a su proximidad y mayor magnitud, este sismo se sintió no solo en la región occidental del país, sino también en la parte central, incluyendo la capital y varios departamentos colindantes”.
Un cuarto sismo de magnitud 4.1 se registró a las 5 de la tarde, entre Suchitepéquez y Retalhuleu, a 40 kilómetros del evento del mediodía, afectando nuevamente la región occidental.
Según Tzorin, los dos primeros sismos cerca del Océano Pacífico fueron eventos de subducción, mientras que el del mediodía y el de la tarde también fueron sismos de subducción, pero más cercanos al territorio guatemalteco.
¿Precursores de un terremoto?
El análisis de Tzorin incluyó la distinción entre eventos interplaca e intraplaca para comprender mejor la naturaleza de los sismos registrados.
En este contexto, los primeros dos sismos, que tuvieron lugar cerca de la fosa mesoamericana, fueron clasificados como eventos interplaca.
La fosa mesoamericana es un área donde la placa de Cocos y la placa Caribe se encuentran directamente en el lecho oceánico. Estos sismos están asociados con la interacción de estas dos placas tectónicas en la región submarina.
“Los de la mañana, (10.21 y las 11) ocurrieron cerca de lo que se conoce como la fosa mesoamericana, ahí es donde literal se juntan la placa de cocos y la placa Caribe en el suelo oceánico”, detalló el experto.
Por otro lado, el segundo sismo, que ocurrió a las 11:55 y tuvo una magnitud mayor, se clasificó como intraplaca.
Este evento tuvo lugar dentro de la placa de Cocos, lo que significa que la liberación de energía sísmica se produjo en el interior de una única placa tectónica.
Tzorin resaltó la distinción entre estos dos tipos de eventos sísmicos, pues explicó que regularmente, cuando se producen varios sismos en mismo periodo de tiempo, se tiende a pensar que son precursores de un terremoto más grande.
El experto señala que, por ejemplo, los eventos de este 14 de diciembre, ocurrieron en dos ambientes tectónicos bastante distintos: la zona de interacción entre las placas y el interior de una placa.
Por lo tanto, según Tzorin que se registren múltiples sismos no necesariamente indica que haya una amenaza inminente de un terremoto mayor, ya que están más relacionados con procesos geodinámicos específicos y van dependiendo de las diferentes áreas geográficas donde ocurren.
