Para los pueblos indígenas, esos símbolos tienen una conexión directa con el mundo espiritual y deidades en derredor de sus propias creencias.
Sin embargo, en Guatemala los tatuajes también tienen una connotación negativa porque a quien los lleva se le vincula con pandillas.
Algunas empresas no contratan a personas con tatuajes porque las asocian con actividades al margen de la ley.
El sociólogo Otto Rivera señala que las pandillas han adoptado los tatuajes porque les dan sentido de pertenencia.
Arte o estigma
Byron Masdeu es uno de los tatuadores más reconocidos en Guatemala, y lo visitan nacionales y extranjeros.
“En algunas personas los tatuajes siempre serán un tema tabú porque es un cambio de apariencia drástico en la piel”, expresa Masdeu mientras traza dos dibujos celtas en una sesión que se extendió durante tres horas.
Una hora con Masdeu se cotiza en unos Q400, y hay tatuajes que requieren hasta un día completo de trabajo.
Muchas personas tienen temor de mostrar sus tatuajes. “Al principio caminaba por las calles pensando en que todos me miraban, pero he aprendido que si me hice tatuajes es para que los vean”, afirma Alejandra Zamora, mientras camina por los pasillos en la Universidad de San Carlos.
Ella se ha tatuado en el cuerpo una serie de imágenes como Iron Man y caricaturas que representan a sus tres hijos, Alejandra, Bárbara y Enrique, o bien a personajes de la película Buscando a Nemo.