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Los resultados de la evaluación diagnóstica 2019 practicada a quienes aspiran a ocupar una plaza en el Ministerio de Educación (Mineduc) es una clara evidencia: solo uno de cada 10 de los que se sometió a la prueba alcanzó 60 puntos o más. Puntaje que para un estudiante representa la nota mínima para ganar un curso, pero en la evaluación a docentes esta no tiene trascendencia.
Fueron 35 mil 83 maestros los que decidieron examinarse, 21.33 por ciento más que el año anterior. Pese a que el número de participantes en la reciente evaluación fue mayor, los resultados descendieron alrededor del uno por ciento en cada una de las áreas que son parte de la prueba diagnóstica.
En Matemática solo tres de cada 10 respuestas que dieron los educadores resultaron correctas, mientras que en el examen de Lenguaje y Comunicación solo la mitad de las preguntas las respondieron de manera satisfactoria.
Los aspirantes a maestros del Mineduc también contestaron ítems sobre estrategias de enseñanza, y acá el 52.72% de las respuestas fueron buenas.
Los contenidos que aparecen en cada ítem de la evaluación están basados en el Currículo Nacional Base, por lo que se incluye el conocimiento mínimo que debería tener un educador, aún así, los resultados, reflejan serias deficiencia.
Promedio de respuestas correctas en evaluación diagnóstica a docentes. | |
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Matemática | 35.65% |
Lenguaje y Comunicación | 49.27% |
Estrategias de enseñanza | 52.72% |
Promedio | 45.88% |
Según la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca), esta es una prueba diagnóstica que tiene como fin que el propio maestro identifique su nivel de desempeño y distinga cuáles son sus mayores desafíos o áreas a mejorar.
Las áreas que se evalúan son las elementales -comunicación y lenguaje, matemática- que están presente en todos los grados. Mientras que estrategias de enseñanza es lo mínimo que se requiere para poder enseñar y transmitir conocimiento en las aulas.
¿A quienes se evalúan?
Quienes se someten a estos exámenes son específicamente los docentes que buscan una plaza en el Mineduc en los niveles de preprimaria y primaria, o aquellos que trabajan en las aulas para el ministerio en el renglón 021. Están incluidos los maestros con especialidad en música y educación física.
Las evaluaciones son un requisito indispensable para ser parte de la lista de los elegibles, sin embargo, no es necesario que obtengan un buen resultado, para ser seleccionados y ser contratados.
Esa fue una decisión que se tomó en el 2016, y ha sido fuertemente criticada por distintos sectores, al considerarla una regresión en el proceso de oposición para adjudicar plazas de trabajo en el magisterio.
Anteriormente, la prueba diagnóstica tenía un valor de ponderación de 0 a 15 puntos. Los aspirantes debían obtener más de 60 puntos en esta prueba. Si no lo lograban, el ministerio debía ayudar a los maestros con capacitaciones para nivelar sus conocimientos y así superar la calificación en una segunda oportunidad. Si en un nuevo intento no tenían la nota mínima, serían eliminados de la nómina de elegibles, según los establecía el artículo 6 del Acuerdo Ministerial 2575-2013.
Sin embargo, el acuerdo fue derogado por las anterior administración del Mineduc (Acuerdo Ministerial 2941-2016). Uno de los argumentos fue que no se contaba con la disponibilidad financiera para dar esa capacitación a los docentes, además de que impedía cubrir la demanda de maestros en las aulas del sector público, pues no podían contratarlos.
Los resultados de estas evaluaciones son bajos, aunque Digeduca ve algo positivo y es que en años anteriores los maestros no querían evaluarse, hoy son ellos los que preguntan cuándo se harán.
Un reflejo de la poca preparación
A criterio de Ester Ortega, consultora y exviceministra de Calidad Educativa, es necesario que estas evaluaciones sean vinculantes. Hasta ahora “no aportan mayor puntaje (en los criterios de calificación), y por eso la mayoría (de maestros) sale muy mal, y ¿cómo van a poder enseñar si no tienen conocimientos? A eso se reduce”.
Ese bajo desempeño, refiere la analista, repercute en los malos resultados que tienen los estudiantes durante toda su formación en las aulas. La prueba más reciente son las últimas evaluaciones hechas a los graduandos 2019, en las que participaron 157 mil 318 estudiantes, y solo tres de cada 10 demostraron tener las competencias requeridas en el área de Lectura.
Mientras que los resultados de Matemáticas fueron menos alentadores, ya que solo uno de cada 10 jóvenes que egresaron del diversificado alcanzó el nivel satisfactorio.
Al segmentar el grupo de graduandos y se da un vistazo a los resultados de quienes aspiran a convertirse en docentes, el panorama se torna oscuro. En Lectura están por debajo de los bachilleres, peritos y secretarias. En el sector privado y público tres de cada 10 tuvo un logro satisfactorio, pero en el municipal y por cooperativa fue solo uno.
Matemática es el mayor desafío para quienes se graduaron del magisterio, pues los números están entre 0.8% y 6.6%.
Eva Ramírez, directora del Instituto Normal Mixto Rafael Aqueche, donde se imparten las carreras de Bachillerato en Educación y Magisterio de Educación Infantil Bilingüe Intercultural, dice que uno de los retos a los que se enfrentan al formar a los futuros docentes es que llegan al diversificado con “muy bajo nivel académico”, por lo que deben invertir mucho tiempo en nivelarlos y eso radica en los bajos resultados de las pruebas de graduandos.
“Muchos de los jóvenes que se evalúan posiblemente tienen la capacidad y han adquirido el conocimiento para examinarse, pero generalmente no le prestan atención a esa evaluación y se someten a ella porque tienen que hacerlo, pero no es significativo para ellos”, dice Ramírez. Esto se da porque los resultados de estas pruebas tampoco inciden en que se gradúen o no, solo es un requisito hacerlas.
Esta falta de preparación, agrega, puede ser la explicación de que al terminan su preparación en la universidad y se evalúan en el ministerio para buscar una plaza, también tengan un bajo desempeño.
“Resulta ser una cadena, porque de hecho los informes del Ministerio de Educación dice que buena cantidad de los aspirantes a una plaza pierden la prueba”, dice la directora. “Es cuestionar qué hizo la universidad, qué hicimos nosotros, qué hizo el sistema de Educación en general”, agrega.
Mal, a todo nivel
Pero el bajo desempeño de los estudiantes se ve a todo nivel. La última prueba hecha a los estudiantes de tercero básico fue en el 2013 y de cada cien estudiantes solo 15 demostró tener las competencias básicas en Lectura y 18 en Matemática.
Los niños de primaria se evaluaron por última vez en el 2014. En esa ocasión, se examinaron los alumnos de tercero y sexto grados, tanto en Matemática como en Lectura solo cuatro de cada diez consiguieron un logro satisfactorio.
“En primaria afecta, pero donde más afecta es en la secundaria, porque allí es otro tipo de enseñanza y se está preparando a los alumnos para salir a la vida, y resulta que cuando van a hacer los exámenes no saben nada y no consiguen empleo, pero es porque los maestros no les han enseñado. Es una cadena”, agrega Ortega.
Por estas deficiencias, es que la analista indica que es necesario que las pruebas diagnósticas de los maestros sean tomadas en cuenta para contratarlos dentro del sistema. Un trabajo que debe hacerse desde preprimario hasta diversificado, para garantizar el éxito de los alumnos al llegar a la universidad.
“No se puede pretender que los niños aprendan, si los maestros no saben lo que deben enseñar”, menciona María del Carmen Aceña, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), quien señala que durante el tiempo que estuvo al frente del Mineduc la intención era ir mejorando el sistema de reclutamiento de maestros, “pero se regresó a las prácticas del pasado, donde se termina contratando al referido y no a las mejores docentes”.
Hace hincapié en que, además de la vinculación de las pruebas, debe haber “un buen sistema de reclutamiento, con un perfil del maestro y que haya ciertos requisitos, como ser graduado en la universidad, hacerle una entrevista para ver su personalidad, ver que tengan vocación y si tienen deseos de seguir aprendiendo”.
Cynthia del Águila, exministra de Educación, dice que las evaluaciones diagnósticas dan un parámetro de la formación de los docentes, pero al no incidir al momento de la contratación, pierden valor, y los maestros, el interés en obtener una buena calificación, lo que al final merma la calidad educativa dentro del sistema de educación pública.
Esta es la única prueba a la que se someten los maestros para medir su nivel de conocimiento durante sus años en el Mineduc, pueden pasar años en el ejercicio de la enseñanza con una plaza 011, y lo único que deben llenar en el año es una hoja de servicio, refiere Digeduca.
Según Del Águila, para mejorar el nivel de los maestros se creó el Programa Académico de Desarrollo Profesional (Padep), donde se cuentan alrededor de 11 mil educadores. Quienes han participado en estos cursos reciben una bonificación económica, como parte de lo acordado en el pacto colectivo firmado entre las pasadas autoridades del Mineduc y sindicato de maestros.
Este año el bono asciende a Q700 por cada uno.
Pero para Aceña, “los estudios no demuestran que los estos maestros hayan mejorado el aprendizaje de los niños, aunque ellos sí tienen un bono por haber estudiado. Lo que se necesita es que los niños aprendan, no que los maestros tengan un título universitario. Entonces, hay que atarlo también a los resultados (de las evaluaciones)”.
El sindicato merma la calidad educativa
Ortega menciona que la vinculación de los resultados de las pruebas diagnósticas a docentes no se ha logrado porque el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) se ha opuesto.
La única manera de salir de este círculo vicioso -en donde maestros con una mala formación enseñan a estudiantes que no alcanzan las competencias mínimas, y estos se convierten en profesionales con un bajo desempeño- es que las autoridades enfrenten a la fuerza sindical, cuyo fin primordial ha sido velar por el bien de los maestros sobre el aprendizaje de los niños.
“Lo que se está logrando es mantenernos en un nivel educativo muy bajo. Hay que tratar de dar las plazas de secundaria no por amistad ni por recomendación, porque no hay un proceso, a veces hasta se heredan las plazas, especialmente en el área rural y no se ve si tienen la capacidad”, refiere Ortega.
Aceña agrega que hace falta voluntad por parte de las autoridades de la cartera para enfrentar al sindicato, porque se ha priorizado la parte política partidaria sobre la educación. “Ellos quieren pactos colectivos y no quieren carrera. Se tiene que poner un tope a los pactos colectivos, porque así es difícil que usted estimule a los maestros a que hagan reformas para que mejoren”, agrega.
La analista de Asíes ve la necesidad de que se emita, no un acuerdo gubernativo, sino una ley que “obligue a certificar la calidad de los docentes de cualquier nivel, ya sea primaria o secundaria, para que pueda trabajar en el sistema privado o público”.