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Solo Haití tiene más población en inseguridad alimentaria que Guatemala, según informe el BID

Informe del BID indica que la población en inseguridad alimentaría en el país va en aumento.

La escasa cosecha de granos como el maíz, golpea a las familias rurales que están en inseguridad alimentaria. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La escasa cosecha de granos como el maíz, golpea a las familias rurales que están en inseguridad alimentaria. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La inseguridad alimentaria es una crisis de la que Guatemala no logra salir, pues cada año hay más personas con dificultades para acceder a los alimentos. Entre 2019 y 2021, en promedio, el 56% de los guatemaltecos pasó por una fase moderada o grave para llevar comida a su mesa.

En la región, el país está solo por detrás de Haití, que tiene la mayor cantidad de población con problemas para alimentarse. En esos tres años la prevalencia de inseguridad alimentaria entre los haitianos llegó al 83%. En el otro extremo se ubicó Costa Rica con el 16%, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicado recientemente.

Con la llegada de la pandemia del covid-19 una alta proporción de familias experimentó la merma de ingresos para poder alimentarse. Cuatro de cada 10 personas en Guatemala, Honduras y República Dominicana se quedaron sin comida detalla el Panorama y perspectivas de la seguridad alimentaria en Centroamérica, Panamá, República Dominicana (CAPARD) México y Haití del BID. 

Pese a que América Latina es una región con disponibilidad de alimentos gracias a la agricultura, la actividad se vio interrumpida por el confinamiento al que obligó el coronavirus, también se afectó la manufactura, transporte y comercio de los productos, revela el informe.

Luego, con la “progresiva” reactivación económica, la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022 puso de nuevo en problemas el abastecimiento de alimentos en los países y hubo una escalada de precios de los combustibles, fertilizantes y granos como el maíz y trigo, que impactó en la canasta básica.

El efecto mayor lo ha sentido las poblaciones de escasos recursos. El estudio del BID indica que en enero del año pasado tres de cada 10 hogares guatemaltecos manifestaban preocupación por cubrir las necesidades básicas al no alcanzarles el dinero, bastaron cuatro meses para que la cifra pasara a cuatro de cada 10.

Hambre estacional

El período de hambre estacional también contribuye a la crisis alimentaria en Guatemala, y es a partir de abril que suele presentarse, sin embargo, esta etapa llega cada vez más temprano.

“Hace cinco años empezaba a finales de abril, ahora comienza en febrero. El incremento de precios en los alimentos hace que sea difícil acceder a estos prácticamente de manera permanente, pero lo más crítico se presenta de abril a agosto”, dice Iván Aguilar, jefe del Programa Humanitario de Oxfam Guatemala.

Las familias rurales son las afectadas, al quedarse sin reserva de alimentos de las cosechas del año anterior, y sin posibilidad de conseguir trabajo para ganar dinero y comprar comida.

Gregorio López Ramos agricultor que vive en el caserío El Escuelero en El Guayabo, en Camotán, Chiquimula, menciona que para febrero son pocas las familias que tienen reserva de alimentos. El poco maíz que lograron sembrar el año pasado ya se agotó en muchos hogares y han tenido que comprarlo.

El incremento en los precios del grano hace que solo puedan adquirir unas cuantas libras para pasar el día. Conseguir trabajo en la región es difícil, comenta, y el poco dinero que logran conseguir invierten en comida. La prioridad es dar de comer a los niños para que no presenten un cuadro de desnutrición, pero no siempre lo logran.

La inseguridad alimentaria que golpea a Guatemala está seriamente asociada con el retraso de crecimiento en niños menores de cinco años. En el país uno de cada dos niños menores de cinco años tiene desnutrición crónica, según la última Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI 2014- 2015).

Pero hay una población infantil que está amenazada por una condición más seria, la desnutrición aguda, que el año pasado afectó a 20 mil 806 infantes, y fue la causa de muerte de 68. Al 14 de enero de este año ya se reportaban 961 casos, de acuerdo con el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siisan).

De mal a peor

El informe del BID es un reflejo de la precariedad en que vive el país, pues en 2019 el 28% de la población (4.7 millones) se encontraba en inseguridad alimentaria acentuada –el consumo adecuado de alimentos es mínimo, la mayor parte de ingresos familiares se utiliza para comer—. Mientras que el 16% (2.6 millones) estaba en fase de crisis o emergencia —a duras penas logran satisfacer necesidades alimentarias y lo hacen a través de agotar medios de vida—.

Durante ese año el 46% de los hogares tenía ingresos por debajo del costo de la canasta básica, y el porcentaje se incrementa para los hogares rurales, y donde los jefes de hogar están en la economía informal.

En diciembre pasado, el Instituto Nacional de Estadística reportaba que el precio de la canasta básica alimentaria era de Q3 mil 634, cuando el salario mínimo para el sector agrícola es de Q3 mil 237 —todos los departamentos excepto Guatemala—, actividad a la que se dedica buena parte de la población rural.

La cantidad de población con dificultad para alimentarse se incrementó para 2022, cuando era el 41% de guatemaltecos estaba en una fase acentuada (7.1 millones), y el 26% en crisis o emergencia (4.6 millones).

De acuerdo con Aguilar, varios son los factores que influyen en que una cantidad importante de hogares estén en una situación alimentaria precaria, como el incremento de precios de alimentos básicos como el maíz, el frijol, los huevos y las carnes (pollo y res), sumado al alza en los precios de los fertilizantes y combustibles, que el periodo de hambre estacional comience más temprano, suma a la crisis.

Medidas para paliar crisis

El BID menciona en el informe que los países implementaron una serie de medidas para apoyar a la población que enfrentaba crisis alimentaria. En el caso de Guatemala se hace referencia a seis acciones como las transferencias monetarias y en especie, congelamiento de precios y subsidios, apoyo al sector agrícola.

Pese a ello, dichas medidas no llegaron a toda la población, ni la más vulnerable.

Al respecto Aguilar menciona que no se aprecia un incremento en la inversión estatal para mejorar la cobertura de los programas de protección social o de asistencia alimentaria en apoyo a los hogares vulnerables. Tampoco se desarrollan programas con amplia cobertura para mejorar el acceso a fertilizantes, semillas y otros insumos agrícolas que permitan a los pequeños productores reducir el impacto del alza de precios de esos insumos o el impacto que han tenido las tormentas tropicales de los últimos dos años —Eta, Iota y Julia—.

 

 

 

 

 

 

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.