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¿Radiación o beneficio? El doble efecto de los rayos del sol en la salud
Todo con medida es beneficioso, pero la prolongada exposición a la radiación solar puede ser perjudicial.
La prolongada exposición al sol puede ser perjudicial para la salud. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Imagine los días sin sol. La Tierra estaría en completa oscuridad, como en una noche eterna sin luna —aunque esta no tiene luz propia— y la temperatura muy por debajo de los 0 °C. La supervivencia de las plantas, de los animales y los seres humanos estaría en juego, pues la principal fuente de luz, calor y energía del planeta proviene del astro rey.
De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) de Colombia, la superficie de la Tierra, suelos y océanos, así como la atmósfera, absorbe energía solar y la vuelve a irradiar en forma de calor en todas direcciones. El sol también juega un papel importante en la producción de oxígeno, para la continuidad de la vida.
Si bien la luz solar es constante, según Joel Ixcamparij, técnico del Departamento de Investigación y Servicios Meteorológicos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), la percepción de que su potencia se ha intensificado se debe a la ausencia de humedad en el ambiente y a la escasa nubosidad, en especial en la actual temporada del año.
“Hemos tenido la influencia de frentes fríos y cada vez que se acercan se registra una alta presión —masa de aire seco— que no tiene mucho contenido de humedad, y eso da la percepción de más calor”, explica Ixcamparij.
La humedad que debería ingresar de los océanos Pacífico y Atlántico ha sido insuficiente. Los mapas de lluvia en los últimos días reportan cero precipitaciones en la mayor parte del país. Lo poco que alcanza a llover se evapora con rapidez e incrementa esa sensación.
Por otro lado, debido a que los cielos están despejados, se siente más directa la incidencia de la radiación solar.
“El sol emite en distintas longitudes de onda, pero la mayor parte de la radiación que es dañina a la salud, la ultravioleta, es filtrada por la capa de ozono en la atmósfera. No obstante, siempre hay algo de radiación que incide sobre nosotros, por eso hay recomendaciones que se hacen a la población y se mantiene el monitoreo del índice de radiación”, agrega.
Beneficios del sol
La exposición a los rayos del sol trae beneficios para la salud, como fortalecer el sistema inmune, incrementar la hemoglobina en la sangre, además de mejorar las funciones cardiovasculares, pero se debe hacer de manera moderada.
Además, tomar el sol aumenta la producción de betaendorfinas en la pituitaria, lo que genera la sensación de bienestar, regula el ciclo del sueño y previene algunas enfermedades de la piel como la psoriasis y el acné.
Un beneficio esencial de los rayos del sol es que proveen vitamina D, la cual contribuye al fortalecimiento de los huesos, al mejorar la absorción de calcio. También tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras importantes para el sistema inmune, la función muscular y la actividad de las células cerebrales.
La dermatóloga Karla Arriaga Pérez, del Centro de Atención Médica Integral para Pensionados (Camip) 3 Zunil, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), explica que la vitamina D ayuda a prevenir tumores malignos como el cáncer de mama, de ovario, de próstata y de útero.
Dicha vitamina puede obtenerse a través de la dieta, al ingerir alimentos como pescados grasos, hígado de res, yema de huevo y queso, pero la cantidad que estos aportan es mínima, pues solo contribuyen a obtener entre el 10 y 20 por ciento del requerimiento diario.
La profesional menciona que si bien la exposición al sol es necesaria, no se debe abusar, por lo que recomienda tomar el sol en las primeras horas del día, antes de las 10 de la mañana, cuando la radiación es menos intensa, y por un período de 10 minutos.
Los daños causados por el sol en una persona dependen del tiempo que se ha expuesto a esos rayos a lo largo de su vida, y según la dermatóloga, en las primeras dos décadas ya habría absorbido el 80 por ciento.
Radiación
La radiación ultravioleta (UV) es una forma no ionizante —de baja energía— y existen tres tipos: la ultravioleta A (UVA), que no es absorbida por la capa de ozono y penetra de manera más profunda en la piel; la ultravioleta B (UVB), que en su mayoría es absorbida por la capa de ozono, y la ultravioleta C (UVC), que es retenida por la capa de ozono y la atmósfera, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
“El exceso de radiación ultravioleta A provoca envejecimiento precoz, genera manchas en la piel a largo plazo y arrugas. La radiación ultravioleta B daña el ADN de la piel y a largo plazo puede producir cáncer”, advierte Arriaga Pérez.
El reporte del Insivumeh señala que el pico máximo de incidencia de radiación solar se registra alrededor del mediodía, cuando se podría decir que el sol está posicionado sobre nuestra cabeza.
El índice de radiación ultravioleta se establece por niveles: de cero a dos, los más bajos, y en la gráfica de pronóstico que publica a diario el Insivumeh se le asigna el color verde; de tres a cinco es un rango moderado y aparece en amarillo; de seis a siete es alto y se representa en anaranjado, mientras que de ocho a 10 es muy alto y se encuentra en la tabla con rojo, y de 11 o más se considera extremo y se ilustra en morado.
El reporte para hoy señala que de 10 a 13 horas el nivel de radiación será muy alto.
Ixcamparij refiere que existe una regla básica para saber en qué momento la radicación es mayor. Esta consiste en ver la sombra que uno mismo proyecta. Si es más larga que uno, la exposición a la radiación solar es menor y se reduce el riesgo de quemaduras. Esto ocurre muy temprano por la mañana o cuando se acerca la puesta del sol.
Por el contrario, si la sombra se proyecta más corta, cerca del mediodía, cuando el sol está justo arriba de la cabeza, la radiación UV es más directa y la protección de la piel y de los ojos es más que necesaria.
Alto rebote
En la exposición a los rayos del sol hay otro punto por considerar, y es el albedo, que es la capacidad de reflexión de la radiación que poseen algunas superficies. Según Ixcamparij, las blancas como la nieve, las nubes y la arena, incluso el pavimento, tienen un rebote alto, y en el agua ese efecto es menor.
“No solo estamos expuestos a la radiación directa del sol, sino que además a la que rebota en esas superficies. Entonces llega dos veces la cantidad de radiación solar”, advierte.
La radiación ultraviolenta se mantiene constante en los países cercanos al Ecuador, como es el caso de Guatemala. Sin embargo, hay efectos locales que la hacen más perceptible, como la escasa nubosidad y la humedad. La altura en que la persona se encuentre también puede influir, aunque las variaciones son mínimas.
Ixcamparij señala que la radiación que se siente en la capital no es igual a la que se percibe en el volcán de Acatenango —tres mil 976 metros sobre el nivel del mar—, donde los rayos solares pueden ser más directos.
Por su parte, el efecto invernadero deja escapar menos radiación de la atmósfera, lo cual contribuye al aumento de la temperatura, como en Zacapa, que en los últimos días ha registrado una temperatura de 40 °C, mientras que en Petén se alcanzaron de 34 hasta 36 °C.
Recomendaciones
La dermatóloga recomienda el uso de protector solar con un factor de protección (FPS) de 50 o más, y aplicarlo, sobre todo, en el rostro y los hombros.
Colocar sobre la piel bloqueador a las 7, 11 y 15 horas. Si la exposición al sol es prolongada, lo ideal es hacerlo cada dos horas.
Para la protección solar directa es conveniente usar sombrero de ala ancha, ropa de manga larga, colocarse en la sombra o usar sombrilla.
Utilizar lentes oscuros para proteger los ojos.
Al exponerse al sol es importante la hidratación, para evitar un golpe de calor, que causa cefalea, náuseas, sudoración excesiva, taquicardia, pérdida del conocimiento y enrojecimiento de la piel. Es esencial beber suficiente agua, para evitar la deshidratación.