El incorporarse de nuevo a la cotidianidad, a la vida laboral, el salir a la calle, puede causar inquietud, estrés y hasta temor, manifestaciones que se observan en mayor grado en quienes perdieron algún familiar o amigo por causa de la enfermedad. “Les queda miedo por volver a reinsertarse a la sociedad e infectarse”, dijo el médico José Reinoso, encargado de esta clínica en, por tal razón el abordaje psicológico para apoyar a estos pacientes es necesario.
Si bien la ansiedad es una de las secuelas que deja el covid-19, no es la única.
Marco García se contagió de covid-19 en agosto del 2021, su cuadro fue leve y después de dos semanas estaba libre del virus. El hisopado salió negativo; sin embargo, continuó con dificultad para respirar y fatiga sin hacer actividades de mayor esfuerzo, una condición que nueve de cada 10 pacientes atendidos en la clínica ha tenido. Las personas también reportan trastornos alérgicos del sistema respiratorio, como rinitis.
Los dolores musculares, dolor de cabeza, insomnio, problemas digestivos, pérdida de cabello también son secuelas del coronavirus, en el caso de Marco se sumó la taquicardia, molestia que persistió por aproximadamente seis meses.
“No es ley que todos los pacientes que han tenido covid-19 manifiesten secuelas, todo depende de la gravedad de la enfermedad”, señaló Reinoso.
La clínica del Hospital Temporal del Parque de la Industria se habilitó hace un año porque se observó que buen número de las personas que superaron el coronavirus mostraba síntomas postcovid, y no podían ingresarlas a las áreas de pacientes positivos por el riesgo de una reinfección.
El Sistema de Salud Pública cuenta con 35 clínicas postcovid-19 en distintos hospitales del país, que de enero a septiembre de este año registran 21 mil 663 consultas, en las que se han diagnosticado problemas respiratorios, del corazón, de la piel, de la memoria y trastornos mentales.
A criterio de Reinoso estos espacios deberían convertirse en unidades permanentes y dar atención más allá de la pandemia, lo que permitiría desahogar las consultas externas y emergencias de los hospitales, pues a raíz del coronavirus el personal sanitario se ha especializado en afecciones respiratorias.
Pacientes en aumento
Con el paso de las semanas los contagios de covid-19 en el país han ido a la baja, el reporte del lunes pasado fue de 651 casos positivos. Pero, mientras que el número de infectados desciende, son más los guatemaltecos que después de recuperados aparecen con secuelas, el problema es que no todos buscan atención.
Reinoso indicó que se toman como secuelas del coronavirus cuando, después de cuatro semanas de superar la enfermedad las persona presentan algunos de los síntomas antes mencionados, y estos pueden durar de seis meses a un año.
Los padecimientos son los mismos en hombres y en mujeres, la diferencia que se ha visto hasta el momento en la clínica es en pacientes pediátricos, que tienen efectos más leves, agregó.
Para Marco la recuperación ha sido lenta, pero lo que en él persiste es la neblina mental. “Me afectó la memoria, hay cosas del trabajo que debo hacer y se me pasa por alto. Cuando estoy cocinando se me olvida que dejé algo en la estufa, antes no era así”, contó, aunque cada vez los períodos de olvido son menos.
Especialistas de la Clínica Mayo de EE. UU. han indicado que esta manifestación puede deberse a una inflamación en el cerebro; sin embargo, los estudios continúan para establecer el por qué de estos síntomas, pues el covid-19 es una enfermedad relativamente nueva que lleva cerca de mil días de estar presente en el mundo.
No es una cantidad elevada de pacientes, pero al consultorio del Hospital Temporal del Parque de la Industria han llegado personas que a raíz de la infección de coronavirus fueron diagnosticadas con una enfermedad crónicas no trasmisibles, como hipertensión arterial, diabetes mellitus o hipotiroidismo, y deben comenzar con tratamiento para estos padecimientos.
Estudios continúan
La médica guatemalteca Laila Wok, especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital de la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, dijo a Prensa Libre que entre los efectos a largo plazo del covid-19, o como en inglés se le denomina longcovid, es un síndrome inflamatorio que presentan las personas y que puede afectar cualquier parte del cuerpo.
Se ha observado que neurológicamente hay pacientes que tienen problemas con los nervios, que se les duerme o que tienen temblores en las manos, mencionó, como también presentan afecciones en el corazón de tres a seis meses después de tener covid, lo que les dificulta ejercitarse. Los problemas en los riñones pueden ocurrir, pero ha sucedido en menor medida.
Wok señaló que entre un 3% al 5% de la población que se ha contagiado con coronavirus presentan longcovid, y que se realizan estudios para determinar si hay algún componente genético que influya en que las personas se contagien o manifiestan una enfermedad grave en comparación con otras expuestas al virus pero que no se infectan o que no tienen un cuadro severo.
“Se están tomando muestras de sangre para ver por qué hay una diferencia, pero eso lo vemos también con otras enfermedades”, agregó la médico, quien fue conferencista en el Congreso Internacional de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas que se celebró en la Antigua Guatemala.
Con respecto a la salud mental mencionó que el covid-19 pudo exacerbar la depresión y la ansiedad, así como causar fatiga; sin embargo, hay que considerar que el tiempo que las personas pasaron en aislamiento para evitar el contagio pudo desencadenar estas manifestaciones, y no precisamente por haberse enfermado de coronavirus. “Hay muchos estudios por delante para definir qué es lo que nos está afectando o qué secuelas” en el cuerpo son propias de la infección.