“Estamos hablando a nivel del equipo de Gobierno cómo rebautizar a esa estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, puede ser que continúe llamándose la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, puede ser que tome otro giro, estamos en ese proceso de revisión y validación”, señaló Mireya Palmieri, titular de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN).
Si cambia de nombre o no, lo cierto es que “no será borrón y cuenta nueva”, como dijo Palmieri, pues se tomará lo que ha funcionado hasta ahora y se le dará seguimiento. En este punto también se debe considerar que la cooperación internacional tiene planes y presupuestos elaborados en función de la GCNN, por lo que un cambio drástico podría no ser lo ideal.
La secretaria de la Sesán señaló desafíos que se deben abordar en el país, comenzando porque hay una agenda de nutrición que está inconclusa, con rezagos históricos en el tema de la destrucción crónica y algunas deficiencias de micronutrientes.
Por otro lado, está el mantener las experiencias exitosas como la fortificación de algunos alimentos. Además de atender nuevos problemas, entre ellos, el exceso de alimentación y nutrición que abona a las enfermedades crónicas.
Sin datos concretos
De momento se desconoce el impacto de las intervenciones realizadas por la GCNN en el anterior gobierno, será en junio cuando se divulguen los resultados preliminares de la evaluación final de la estrategia que desarrolla el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), que también trabajó la línea base publicada en 2022.
“Para poder comparar la línea basal con la línea final se utiliza el mismo diseño para seleccionar la muestra de sectores, viviendas y personas. Se usa el mismo instrumento, participan los mismos equipos de personas, u los mismos cartógrafos”, agregó. También se usará el mismo plan de análisis.
El proceso de recolección de información se termina en mayo próximo, para luego limpiar y analizar los datos. Será a mediados del año cuando se tengan los resultados preliminares.
La meta
El gobierno de Bernardo Arévalo planteó como meta reducir la desnutrición en un 10% en un plazo de cuatro años. Palmieri refirió que esto “es totalmente viable”.
Partiendo de que la última Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Ensmi 2014-2015) estableció la desnutrición crónica en niños menores de cinco años en 46.5%, el 10% de esta cifra sería 4.6%, y ese es el porcentaje que se plantean disminuir en esta administración.
Mencionó que durante el gobierno de los presidentes Alfonzo Portillo y Oscar Berger, en un lapso de ocho años, se dio una reducción de un punto porcentual anual. De esa cuenta, lo que se propone bajo la administración de Arévalo es posible.
Lo que contribuyó en ese entonces al descenso, según Palmieri, fue que se implementaron estrategias que ayudaron a combatir la pobreza en los hogares, como la estabilización de precios de la canasta básica y el incremento al salario mínimo, y en el tema de salud se trabajó con el programa de extensión de cobertura.
“Vamos a hacer, pidiéndole el apoyo a CDC y al Incap, un análisis para plantear que históricamente sí se ha podido reducir en Guatemala la desnutrición crónica a un ritmo mucho mayor del que estamos proponiendo en este momento”, señaló.
Como parte del esfuerzo, la Sesán trabajará con el Ministerio de Desarrollo Social una estrategia de reducción de la pobreza y de condiciones de inseguridad alimentaria nutricional, que se implementará por fases en los municipios con mayor vulnerabilidad.
“Es un proceso que se llevará en los municipios de la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición. Se crearán grupos de municipios, de acuerdo con la magnitud de la desnutrición crónica que tengan, se están priorizando los de mayor vulnerabilidad nutricional”, mencionó.
En la estrategia de la GCNN son 114 los municipios priorizados, y a decir de Palmieri, serán los mismos en donde enfocarán los esfuerzos, y serán abordados de manera escalonada.
En el tema de la desnutrición aguda la Sesán está por contratar a un especialista que haga el análisis, interpretación y difusión de la información relacionada con esta condición que es antesala de la desnutrición crónica. Lo hará en coordinación con el Ministerio de Salud para recopilar datos que sean comparables, además de garantizar la recuperación de los infantes, pero también llevar un mejor reporte de la mortalidad.
El año comenzó con 3.1 millones de guatemaltecos en inseguridad alimentaria aguda, como detalla Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), pero por las condiciones climáticas que enfrenta el país la vulnerabilidad de estas y de más personas puede incrementar, estando a semanas de que inicie el período de hambre estacional – cuando las familias se quedan sin reserva de alimento y tampoco tienen trabajo para ganar dinero y comprar-.
Según Palmieri, el actual gobierno está consciente de los retos que impone el cambio climático y de los efectos en la inseguridad alimentaria nutricional.
“Estamos trabajando ya en el tema de emergencias alimentarias, hambre estacional, cambio climático, pero será un esfuerzo de Gobierno”, mencionó, y en la mira está forjar alianzas con el Legislativo para trabajar estos temas y atenderlos en tiempo real, sin desatender los temas estructurales.
“Podemos lograr estos cambios, no serán suficientes cuatro años, pero vamos a sentar las bases para que otros gobiernos continúen en este mismo camino”, dijo la secretaria de la Sesán, al mencionar que países en similares condiciones de pobreza y desigualdad que Guatemala, en este caso El Salvador y Honduras, han logrado reducir los niveles de desnutrición.