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En el consolidado del año pasado, en el Registro Nacional de las Personas (Renap) se reportaron dos mil 256 nacimientos de madres de 10 a 14 años, lo que da un promedio de seis nacimientos por día. Tomado como referencia los datos de los primeros tres meses del 2019 la cifra aumentó a siete.
Con una constante en el incremento de casos, Huehuetenango aparece a la cabeza de la lista con los reportes más altos de este trimestre, con 81 nacimientos. Alta Verapaz reporta 66, en Quiché se contaron 61, Petén con 59 y San Marco con 51.
Según Mirna Montenegro, directora del Osar, varios son los factores que llevan a que la cifras de niñas embarazadas sean más altas en estos departamentos, entre ellos, la cantidad de población, la pobreza y pobreza extrema, el poco acceso a educación y a la salud, la escasa información de anticonceptivos y la falta de educación integral en sexualidad, así como la cultura patriarcal que impera en las comunidades rurales.
El factor de violencia sexual contra las niñas es parte del problema, y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) registra en su informe del primer trimestre del 2019 un total de 567 reconocimientos médicos por delito sexual en menores entre los 10 y 14 años.
Al otro extremo de la lista de departamentos con reporte de nacimientos de madres adolescentes, está El Progreso que solo reportó un caso.
Carolina Escobar Sarti, directora de la Asociación La Alianza que atiende a víctimas de violencia sexual y trata, indicó que los embarazos en niñas y adolescentes es un flagelo que no ha sido comprendido por la clase política ni por la sociedad en general.
“El tema de embarazos forzados y maternidades impuestas no es algo menor, es un tema de salud pública. Entre más obvie la clase política la importancia de atender el problema, más resultados como este (de incremento de casos) vamos a tener. Esto debería de ser una política de estado”, dijo Escobar Sarti, para quien es necesario establecer una política de niñez y adolescencia, para proteger a este sector de la población, con especial atención en las niñas y adolescentes.
Edad de la madre | Nacimientos, primer trimestre 2019 |
---|---|
10 años | 1 |
11 años | 8 |
12 años | 32 |
13 años | 108 |
14 años | 492 |
Total | 641 |
Se amplia el rango de edad
El número de recién nacidos que vienen al mundo por madres adolescentes se incrementa drásticamente cuando el rango de edad se extiende a 19 años. En esa población el aumento es superior incluso desde tres años atrás.
Los nacimientos durante el primer trimestre del 2017 fueron 18 mil 279, mientras que al año siguiente se reportaron 21 mil 467, un aumento del 15 por ciento. Este año cambió a 24 mil 590, un incremento del 12 por ciento en relación con el año anterior.
Las cifras de menores que se convierten en madres son duras y se tornan más dramáticas al saber que hay un subregistro en los datos, pues en ocasiones son familiares de las menores quienes, para ocultarlo, realizan el trámite de inscripción de nacimiento y quedan inscritas ellas como la madre del niño o niña, según ha reportado el Osar.
Los embarazos en niñas y adolescentes es uno de los temas que a criterio de la institución deben ser atendidos con urgencia por el próximo gobierno, pero hay otros puntos como la importancia de la salud reproductiva, que debe ser vista como un estado de bienestar físico, mental y social, y no como la ausencia de enfermedades relacionadas con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.
Otro punto importante es la desnutrición crónica, un flagelo que condena al 46 por ciento de la población infantil menor de 5 años, por lo que es imperativo la implementación de programas que velen por el bienestar de la madre desde que está embarazada, pues regularmente las adolescentes son invisibles a estos programas, según Montenegro, quien también hace referencia a la necesidad de implementar estrategias de atención primaria en salud que satisfagan las necesidades más básicas de la población.
Escobar Sarti señaló que este proceso electoral es buen momento para presionar a los aspirantes a la Presidencia a comprometerse a abordar la problemática de embarazos forzados y maternidades impuestas como parte de una política de Estado, con una dimensión de salud pública.
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