El 27 de julio último, el presidente Alejandro Giammattei y la ministra de Salud, María Amelia Flores, ofrecieron una conferencia de prensa respecto a la negociación con Rusia para la adquisición de vacunas, debido a los retrasos en entregas.
La negociación inicial se cerró con una promesa de entrega de 16 millones de dosis Sputnik V, por las que Guatemala pagó Q614.5 millones correspondientes al 50% de lo acordado; es decir, por 8 millones de dosis.
Sin embargo, por los retrasos que el Fondo Ruso ha tendido para entregar el producto, y luego de cuestionamientos contra autoridades guatemaltecas, el Gobierno anunció que se renegoció el contrato y que solo se recibirán las dosis ya pagadas. No prevé pagar más a Rusia.
“Es un gusto para mí poder comentarles a todos que el día de hoy que hemos firmado un nuevo contrato con el Fondo Ruso para la compra de vacunas Sputnik”, dijo la ministra Flores el 27 de julio.
Explicó que con este contrato Guatemala se asegura un calendario de entregas mensuales “para cumplir durante este año, hasta el 31 de diciembre, con la cantidad de vacunas que ya hemos pagado. Esto queda considerado como el 100% de la vacuna a recibir en este año”.
El miércoles último, el Fondo Ruso anunció que durante agosto resolverá los retrasos en entregas de dosis pendientes con países de América Latina, causados por dificultades para obtener algunos componentes.
“Gracias al aumento importante de la capacidad de producción de vacunas, los retrasos temporales en la entrega del segundo componente –que ocurrieron a causa de ese aumento de producción– serán completamente resueltos en agosto”, indicó en un comunicado enviado a la AFP el Fondo Ruso de Inversiones Directas (RDIF), que financió el desarrollo de Sputnik V.
Rusia “estableció asociaciones de producción en 14 países y duplicará su capacidad en septiembre gracias a las asociaciones con los mejores productores, incluido el Serum Institute of India, el mayor productor de vacunas del mundo”, señaló el RDIF.
En las últimas semanas, varios países de América Latina que habían apostado por la Sputnik V para inmunizar a parte de su población se quejaron de que el suministro de dosis estaba registrando retrasos.
Unas demoras agravadas por el hecho de que la Sputnik V, al contrario que otras vacunas, se compone de dos dosis distintas que no se pueden intercambiar, por lo que la población que está a la espera de la segunda dosis está semivacunada.
Guatemala, por ejemplo, anuló la compra de ocho millones de dosis de la vacuna rusa que sufrieron atrasos en la entrega y afirmó que estaba negociando con laboratorios estadounidenses para compensar esta falta.
Comentando esta decisión de Guatemala, el RDIF aseguró el miércoles que el contrato no estaba “cancelado, sino simplemente ajustado a un nuevo programa de entrega”.
“Las entregas de la vacuna a Guatemala continúan”, dijo, y señaló que la mitad de los lotes entregados serán vacunas del Sputnik “Light” en una sola dosis.
“Por lo tanto, aunque el número total de dosis entregadas en Guatemala será inferior a lo previsto, el número de personas en ese país que serán vacunadas con vacunas rusas seguirá siendo el mismo”, agregó.
De su lado, Argentina amenazó en julio con romper el contrato, pese a que en diciembre se convirtió en el primer país de la región, y en uno de los primeros del mundo, en aprobar el inmunizante ruso.
En lo que respecta a Argentina, Rusia anunció el martes que más de tres millones de dosis del segundo componente de la vacuna Sputnik V serán producidas allí mismo en agosto.