Ana Rosa, la niña que se identificaba como las más introvertida, ya tolera la alimentación vía oral, mientras que su hermana, Aída Rosalina, todavía no pudo ser alimentada de esta forma y sigue recibiendo su alimento vía intravenosa.
Las niñas han sido sometidas a tratamiento de lavado, con el que se utiliza agua y jabón para evitar infeccionen en las heridas de la cirugía y están al cuidado de su nana, la psicóloga Dámaris Luch, quien les brinda estimulación temprana.
Las hermanas todavía no se han podido ver y se llaman la una a la otra, pero deberán pasar algunos días más separadas hasta que se supere el peligro de infecciones.
El martes de la semana pasada, las siamesas fueron separadas por medio de una cirugía que duró más de 18 horas, en la que intervinieron al menos 60 especialistas del Hospital Roosevelt.
Esta es la segunda cirugía de este tipo que se efectúa en el país y en el mismo hospital, procesos que se consideran los únicos que culminan con éxito en Centroamérica.
Otros casos
En el país se conocen varios casos de siamesas, entre ellos dos en el Hospital Regional de Huehuetenango, aunque sus padres no son originarios de ese departamento.
En el 2001 nacieron las Mariítas, unidas por el cráneo y operadas con éxito en EE. UU. En el 2006 nacieron, en Sololá, las Angelitas, unidas por el abdomen. Estas últimas fueron separadas en el Hospital Roosevelt. Una de ellas murió, por problemas cardiácos.
En el 2008 nacieron las Esperanzas, unidas por el corazón, y fallecieron a los seis días.
En febrero del 2013 se registró en Quiché, el caso de las Rositas y en abril nacieron dos niñas en Mazatenango, quienes murieron a los 25 días, sin haber sido separadas.