Agregó que el año pasado vivieron la continua falta de materiales y que en ocasiones no tenían penicilina cristalina, un antibiótico principal y común.
“Sí había otros antibióticos que son más especializados, pero no penicilina que es común —necesaria para hipertensivos—”, expresó el médico.
Arriola señaló que durante casi un año no hubo fluoroscopia —evaluación para las vías biliares—, por lo que los pacientes debían acudir a clínicas privadas, donde ese tipo de examen cuesta Q3 mil 500.
Con receta
“Ahora hay que darles recetas a los pacientes, porque no hay material necesario”, expuso Arriola.
Mencionó que no cuentan con implementos para quienes llegan con fracturas y requieren clavos y placas internas, por lo que los mismos pacientes deben comprarlos.
Según Arriola, la falta de insumos y equipo para atender a la población influye en un mal diagnóstico.
“Nuestro trabajo no se puede arreglar. Si nos equivocamos, el paciente se muere”, dijo.
“La medicina no es cuantitativa, es cualitativa. Lo que importa es el tipo de insumos que haya. El balance general dice que hay medicamentos, pero de nada sirve si lo que falta es lo principal; por ejemplo, penicilina, que es un antibiótico esencial”, expresó el profesional.
Médicos residentes de ambos nosocomios aseguraron que están “indignados” por las declaraciones del presidente Otto Pérez Molina, sobre que el personal del San Juan de Dios es haragán por haber suspendido las consultas externas.
Afirman que en ambos hospitales trabajan de 120 a 142 horas a la semana, por un sueldo de entre Q6 mil 800 a Q7 mil 700 al mes.
“Un médico debe estar lúcido, perceptivo y tener buenas herramientas para dar un buen diagnóstico”, aseguró uno de los profesionales.