Si no es hora pico y está de paso, atravesar el sector de Cayalá con el nuevo viaducto puede demorar pocos minutos.
Prensa Libre recorrió ayer a mediodía los bulevares Rafael Landívar y Austriaco, utilizando la nueva obra.
El recorrido demoró 11 minutos, con la salvedad de que no era hora pico y tampoco los universitarios del sector estaban al volante.
Periodistas de este matutino constataron que la parte más aglomerada fue el punto donde el bulevar Austriaco se encuentra con la glorieta Las Flores, cerca de la cual se construyó la infraestructura, que según vecinos no ha sido de ayuda.
Molestia
En febrero último, cuando se anunció que comenzaría la construcción, se indicó que el viaducto aliviaría el paso por la rotonda de unos 70 mil vehículos, pero ahora el tránsito desemboca cerca de otra glorieta, entre Cardales de Cayalá y Paseo Cayalá.
Hasta ese punto, el nuevo viaducto ocupa dos de los tres carriles del bulevar Austriaco hacia el punto conocido como Cuatro Caminos, lo que deja a los residentes de la zona 16 solo uno a partir de la rotonda Las Flores, para incorporarse a dicho tramo. Y, si se conduce en el sentido contrario, los dos carriles del Austriaco se reducen también a uno cuando el bulevar alcanza el punto de la glorieta.
Los conductores que desean ingresar a zona 16, al llegar a ese alto, encuentran una fila de autos que no tomaron el carril que les correspondía para ingresar a Paseo Cayalá o a los pilotos que dejaron la referida zona para tomar el bulevar Rafael Landívar, lo que provoca un embudo.