La abrupta decisión de suspender las clases presenciales y de estudiar a distancia se tomó el 16 de marzo del 2020, y fue días después del descanso de la Semana Santa de este año, que los niños comenzaron a llegar de manera paulatina a los salones, algunos por primera vez, otros a reunirse con sus compañeros y maestros que no veían desde hace dos años. Prensa Libre hizo un recorrido por algunos establecimientos para evidenciar cómo ha sido ese regreso a la presencialidad.
Es martes 17 de mayo, y es la cuarta semana en que los niños asisten a clases en la Escuela Oficial Urbana Mixta No. 454 ubicada en la colonia Santa Elena III en la zona 18 capitalina. Claro, en burbujas de 10 a 12 alumnos para mantener la distancia de 1.5 metros que ha establecido el Ministerio de Salud, en un horario reducido, y dos días por semana.
El retorno a las aulas en este centro educativo se viene preparando desde febrero, según la profesora Carmen Morales. Las clases se acondicionaron, se instalaron tres sanitarios más para que cada grado tuviera asignado uno, se distribuyeron los alumnos por grupos y se les fijó un día para llegar a la escuela.
Se tiene el cuidado de que todos los estudiantes usen mascarilla, al ingresar se les toma la temperatura y se les aplica gel en las manos. Se forman en el patio y cada maestro conduce a sus alumnos a las aulas. Allí se ubican en sus escritorios colocados según el distanciamiento físico requerido, para recibir la clase del día.
Pero media hora antes de que entren al salón, los docentes desinfectan escritorios y pisos para que el lugar este limpio para los niños, y prevenir el contagio del covid-19. A la hora de la salida la rutina se repite para que entren los estudiantes de la jornada vespertina.
“Ellos necesitaban regresar a la escuela, socializar con sus otros compañeros. Los primeros días estaban tímidos, callados, poco a poco se han ido adaptando”, menciona Morales.
Por ahora el municipio de Guatemala está en alerta samarilla, y el Ministerio de Salud dejó a discreción de la población el uso del cubrebocas en lugares cerrados; sin embargo, en la escuela no dejarán de utilizarla por seguridad de los estudiantes, principalmente por los que aún no están vacunados contra el covid-19, que son la mayoría.
Ansiado retorno
La mascarilla no deja ver su sonrisa, pero sus ojos los delatan. Los estudiantes de la Escuela Rural Mixta Lo De Reyes, en San Pedro Ayampuc, están contentos de volver a clases. “Les hacía falta socializar”, dice una mamá que llego a dejar a su hijo hasta la puerta del establecimiento.
Por ahora los niños no van en jornada completa, lo hacen por grupos -burbujas de 10- y un par de días a la semana. “En la casa ya no querían hacer las tareas, pero acá con la maestra si las hacen”, dice Gladis Sontay, cuyos hijos están en primero, tercero y sexto primaria. “En la escuela entienden mejor la lección, en la casa uno intenta explicarles, pero no es lo mismo”, agrega.
San Pedro Ayampuc también está en amarillo, pero en este centro educativo no dejan entrar a los niños si no llevan bien puesta la mascarilla.
“Sabemos que la pandemia no se ha ido, y no podemos dejar libre esto (el uso del cubrebocas), porque no sabemos en qué momento puede venir otra variante. Tenemos que estar preparados”, refiere Antonio Marroquín director del establecimiento en la aldea Lo de Reyes, donde hay matriculados 360 alumnos, y para atenderlos a todos trabajan en minijornadas y en días escalonados.
El regreso a la presencialidad en este establecimiento es posible porque cuenta con la infraestructura adecuada, hay ventilación en las aulas, tiene suministro de agua y sanitarios apropiados. El director y los docentes están pendientes de que los estudiantes sigan todas las medidas de bioseguridad para evitar el contagio del coronavirus.
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Olga Salazar es maestra de Kinder, atiende a niños de 4 años. Ellos llegan en grupos dos veces por semana, su jornada es corta, el tiempo suficiente para que los estudiantes no desesperen y se quiten la mascarilla. La maestra trabajó con ellos a través de videollamadas semanas antes, para que llegado el momento de ir a la escuela no les costara adaptarse y el convivir con sus compañeros.
“Cuando el semáforo esté en verde tenemos la orden del Ministerio de Educación de que vengan todos los alumnos”, dice el director Antonio Marroquín.
En San Pedro Ayampuc también está la Escuela Oficial Rural Mixta Lomas de San José. Hay 86 estudiantes inscritos lo que permite que haya suficiente espacio para guardar el distanciamiento físico, aun así, trabajan en burbujas y cada grado recibe clases dos veces por semana.
Ileana Judith López Mendoza es la directora, comenta que recién comenzaron a recibir a los niños en las aulas pues carecían del servicio de agua entubada, y los baños estaban dañados. Esos problemas se resolvieron con el apoyo de la Municipalidad y de los padres de familia. Además, en cada salón las maestras colocaron dispensadores de agua y jabón para que los niños se laven constantemente las manos.
Proceso de adaptación
En la Escuela Oficial Urbana para Varones, No.9, Lucas Tomás Cojulún, el horario de clases es de una a cuatro y media de la tarde, pero conforme pasen los días la jornada se normalizará.
Llevan semanas atendiendo a los alumnos en burbujas, cada una de 15 niños, que van alternando por día en el modelo híbrido. Las medidas de bioseguridad no se descuidan y los docentes están constantemente instruyendo a los estudiantes en el uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento físico.
“Las escuelas ya están con las puertas abiertas, pero hay que ser precavidos y tomar todas las medidas para evitar el contagio del covid-19, es un tema preocupante principalmente para los pequeños, porque aún no están vacunados, es un riesgo alto”, menciona Claudia Mónica Gaytán Rodríguez, directora del establecimiento ubicado en la zona 1 capitalina.
Previo a recibir en las aulas a los estudiantes, los docentes trabajaron a distancia con guías de estudio y se valieron de redes sociales y otros medios tecnológicos para continuar el proceso de aprendizaje.
Una regla que han adoptado en las escuelas es que lo niños lleven su propia refacción, y la consumen en sus escritorios dentro de las aulas. Tampoco hay tiempo de recreo. La clase de educación física la hacen en espacios abiertos, cuidando la distancia y el uso correcto de la mascarilla.
Para que los niños estén en clases presenciales los padres de familia deben firmar un consentimiento de autorización, pero muchos se niegan a que sus hijos regresen a las aulas, en esos casos, los maestros han optado por darles la lección de manera virtual una vez a la semana, trabajan con guías de estudio y utilizan medios como WhatsApp para estar en contacto con ellos.
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El inevitable rezago
Los maestros coinciden en que estos dos años de clases a distancia dejaron un serio rezago en el aprendizaje.
“La educación retrocedió, el impacto fue grande. Tenemos que recuperar ese tiempo, ver de qué manera nivelamos a estos niños”, indica Marroquín.
Mientras que López Mendoza señala que son pocos los alumnos que llegaron con un buen nivel, pues “algunos padres sí se preocuparon por el aprendizaje de los niños, pero la mayoría les hacía las tareas a sus hijos, entonces, el niño viene casi en cero”.
Los maestros están reiniciando el proceso de enseñanza, en un esfuerzo de nivelar los conocimientos que los estudiantes deben tener para el grado que cursan.
La pandemia no solo afectó el nivel de aprendizaje, al estar alejados de la escuela por dos años, los niños volvieron cohibidos, asustados, sin comunicarse entre ellos, para los docentes también ha sido un reto lograr que socialicen. Gaytán Rodríguez señala que, incluso, han identificado a niños con depresión, a quienes deben dar una atención personalizada.
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Se buscan maestros 100 puntos
Las buenas prácticas de los maestros en las aulas son reconocidas cada año a través del premio Maestros 100 puntos. La convocatoria para el 2022 ya está abierta y se busca a docentes que promueven el regreso seguro a clases y que implementen estrategias innovadoras para la recuperación del aprendizaje de los estudiantes, el desarrollo de habilidades, destrezas y competencias. Se premia también el liderazgo y gestión con la comunidad educativa.
Las categorías en las que pueden participar son: Maestros de nivel preprimario y primario, profesores de nivel medio (ambos del sector público y privado), y directores del nivel primario del sector oficial.
Las bases están detalladas en el sitio www.maestro100puntos.org.gt