El portavoz de los Bomberos Voluntarios, Julio Sánchez, dijo este martes en la zona que los promontorios de tierra que remueven las excavadoras son retirados del sitio por varios camiones con el fin de despejar el área.
Las labores de búsqueda se han complicado por las lluvias que han caído en el lugar y porque la tierra continúa deslizándose, según han relatado las autoridades encargadas del operativo.
Sánchez señaló que las condiciones soleadas que existen este martes en la zona del desastre, El Cambray II, permite buscar los cuerpos soterrados.
Grupos de 20 socorristas buscan a los alrededor de 300 habitantes de la zona desaparecidos en el alud, mientras que en una morgue temporal en Santa Catarina Pinula continúan las difíciles labores de identificación.
De El Cambray II, situado a unos 20 kilómetros al sureste de la capital, han sido extraídos 186 cadáveres.
Las autoridades han reconocido que quizá no todos los cuerpos serán recuperados o identificados, aunque la intención es dar con la mayor cantidad posible de víctimas.
El secretario de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Alejandro Maldonado, comentó a una emisora local que las autoridades piensan declarar el área como camposanto.
En tanto, la población guatemalteca continúa donando víveres para los sobrevivientes del alud, considerado como la peor tragedia natural en Guatemala.
Área sería cementerio
Las autoridades analizan qué hacer en el lugar del gran deslave que todavía podría sepultar cientos de cuerpos y con una zona circundante de viviendas en su mayor parte intactas que se ha declarado inhabitable.
El área afectada es simplemente demasiado extensa como para excavarla por completa, y podría llegar un momento, como ha ocurrido en otras ocasiones, en el que las autoridades dejan de cavar y declaran la zona donde quedan cuerpos sepultados como un cementerio en la práctica, donde las viviendas enterradas se convierten en las tumbas de sus habitantes.
Las autoridades también buscan qué hacer con los vecinos de la colonia Cambray, cuyas casas escaparon al enorme deslave del jueves pero que han visto su vecindario declarado inhabitable por la Comisión Nacional de Reducción de Desastres, conocida como Conred.
“Nos dijeron que se tienen que organizar, que tienen que comprar terrenos”, dijo. “Igual y están reuniendo dinero para construirnos casitas, pero nada concreto”, añadió Clara Elena Solorzano, de 40 años, que había vivido 17 años en una casa construida por su esposo. “Igual y están reuniendo dinero para construirnos casitas, pero nada concreto”, añadió.