La propuesta, que es un reconocimiento internacional, está basada en los lineamientos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que considera patrimonio cultural “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades y grupos, y en algunos casos individuos, reconocen como parte de su patrimonio, el cual debe ser transmitido de generación en generación y ser recreado constantemente por las comunidades”, citó Rubio.
El proceso de ese nombramiento deberá estar dirigido por expertos de esa dependencia en el tema.
Alfonso Alonzo, viceministro de Ambiente, dijo que son respetuosos de las decisiones de otras dependencias, pero cree que es necesaria junto a la declaración, si la hubiera, una campaña de concienciación para minimizar el uso de materiales contaminantes en esa tradición.
“La quema del diablo es una tradición de mucho tiempo y que se celebra en muchos pueblos; sin embargo, muchas veces lo malo está en cómo hacerla; es decir, cuando se usan materiales contaminantes que pueden arreciar el efecto invernadero, por lo que es necesario sensibilizar a la población”, dijo el viceministro.
César Barrios, director de comunicación de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (Fundaeco), dijo que la propuesta sobre la quema del diablo no se mira con malos ojos, siempre y cuando se le dé a la población la orientación necesaria para que se haga correctamente.
Barrios dijo que las entidades deben hacer conciencia sobre el hecho de que Guatemala es la tercera ciudad con más contaminación de Latinoamérica, y que el país pierde 50 mil hectáreas de bosque al año.
Sin embargo, para el ambientalista Antonio Reyes, la propuesta de Cultura “es totalmente absurda”, ya que, “en vez de contribuir a cambiar los malos hábitos en esta tradición, incentivará a las comunidades a producir más contaminación y podría echar por la borda todo el trabajo de concienciación que las entidades han logrado”.
“Las tradiciones hay que conservarlas, pero hay que saber hacerlas”, enfatizó Reyes.
Los expertos coincidieron en tres consejos para celebrar con responsabilidad esa tradición:
- Minimizar los fogarones; es decir, tratar de hacer grupos -por familias o por cuadras- para hacer un solo fuego.
- Utilizar materiales que no son contaminantes. Una buena opción serían ramas de árboles lo más seco posible y en menor cantidad. En ningún momento deben quemarse materiales cancerígenos como llantas o materiales plásticos.
- Evitar el uso de pólvoras.