Comunitario
Prioridades de Salud: fortalecer los puestos de salud con infraestructura, recurso humano e insumos
Acercar los servicios de atención primaria es una de las prioridades del ministro de Salud, Joaquín Barnoya. La meta es inaugurar 37 este año.
A finales de julio se inauguró el puesto de salud de aldea Nueva Esperanza, en Ixcán, Quiché, como parte de la apuesta de salud para acercar los servicios a las comunidades. (Foto Prensa Libre: Ministerio de Salud)
Recuperar la red de atención integral de salud es el camino que el médico Joaquín Barnoya se ha trazado al frente del Ministerio de Salud, con ello busca que los servicios trabajen de manera integrada para hacer accesible y equitativo el cuidado de los guatemaltecos.
Para ello hay que fortalecer los puestos y centros de salud, que son la puerta de entrada al sistema. Se necesita infraestructura, recurso humano, insumos y medicamentos, pues acá se puede atender buena parte de los padecimientos de la población, como faringoamigdalitis, diarreas, resfriados, control prenatal, entre otros; de ser necesario, se puede elevar los casos a un nivel superior ―hospitales―. Lo que pasa, según el ministro, es que el sistema de salud ha trabajado de manera fragmentada y esto debe cambiar.
“La meta es inaugurar 37 puestos para final de año. Llevamos 13 y están en área rural”, menciona. La prioridad son los departamentos históricamente abandonados, como Huehuetenango, Sololá, Chiquimula, Alta Verapaz o el área Ixil.
Para cubrir el área urbana se busca recuperar los dispensarios municipales, al considerar que las comunas también tienen responsabilidad en dar atención primaria en salud a los vecinos, agrega.
En el proceso también se busca cambiar la manera de pensar de la población y que sepa a dónde y en qué momento consultar los servicios.
“Si me da gripe no tengo que ir a la emergencia del Hospital San Juan de Dios, tengo que acudir a un puesto de salud. No solo es cuestión de tener servicios disponibles, sino que la gente sepa cuándo buscarlos; eso no lo haremos en seis meses ni un año, hay que insistir en el modelo de la red integral de servicios de salud”, dice Barnoya.
“Si me da gripe no tengo que ir a la emergencia del Hospital San Juan de Dios, tengo que acudir a un puesto de salud. No solo es cuestión de tener servicios disponibles, sino que la gente sepa cuándo buscarlos; eso no lo haremos en seis meses ni un año, hay que insistir en el modelo de la red integral de servicios de salud”.
Joaquín Barnoya, ministro de Salud
El ministro indica que estos servicios no tienen que ser atendidos precisamente por un médico general ―que tarda entre seis y siete años, como mínimo, en entrenarse―, a este nivel personal de enfermería puede dar la atención que requiere la población.
“Las enfermeras son un recurso bien capacitado y debe dárseles el rol que les corresponde. Necesitamos capacitar a más y dignificar su rol en el sistema de salud y no verlas como un ayudante del médico. Ellas son tan importantes o más que el médico, pues están más tiempo con el paciente”, dice el funcionario. La dignificación también debe ser económica, agrega.
Barnoya reconoce que el sistema de salud, así como la educación médica y de enfermería tiene que salir de los cascos urbanos e ir a las comunidades, que es en donde la gente busca la atención primaria.
La transformación llevará tiempo, pero el funcionario refiere que todo comienza con replantearse el sistema de salud, pues no solo es tener más presupuesto ―la inversión en salud en Guatemala es solo del 3 por ciento del Producto Interno Bruto―, sino pensar en qué tipo y cantidad de recurso sanitario se necesita en el país, cuáles son las enfermedades que afectan a los guatemaltecos en la actualidad.
Guatemala pasa por una transición epidemiológica donde conviven enfermedades de la pobreza ―desnutrición aguda y crónica, moralidad materna― con las de la abundancia ―obesidad, diabetes, hipertensión y cáncer―, situación que se observa en contados países de Latinoamérica, como Haití y Bolivia. Estos extremos orillan a que el abordaje en salud sea multidisciplinario, dice el ministro.
Agrega que la mayor parte de los padecimientos de la población no requieren un nivel terciario de atención ―hospitales―, ya que pueden solucionarse en un puesto o centro de salud, y ese enfoque es la meta.
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Médicos super especializados
De acuerdo con Barnoya, en Guatemala la medicina se ha “superespecializado”, como también las enfermedades, cada vez son más los médicos con estudios focalizados en áreas específicas, cuando lo que necesita el país son médicos familiares, lo que ayudaría a que el sistema funcione sin saturarse.
“Necesitamos médicos que atiendan en la comunidad y que poco a poco vayan subiendo ―a otras especialidades―, para eso urge que las facultades de Medicina piensen en una reforma universitaria”, añade; la última vez que se hicieron cambios en el pensum de la carrera fue en 1968.
Por otro lado, Guatemala no tiene un registro actualizado de las enfermedades que aquejan a la población, si bien es un tema que se incluye en Ley de Atención Integral del Cáncer para tener control de este padecimiento, indica que debe extenderse al resto para trabajar salud pública basada en evidencia.
Cerrar brechas
De acuerdo con Lesli Ramírez, asesora del Centro de Estudios para la Equidad y Gobernanza de los Sistemas de Salud (Cegss), el fortalecimiento de la red de servicios en el primero y segundo nivel es esencial, pues son los que sostienen el sistema de salud.
Agrega que el planteamiento de Barnoya no es nuevo, pues en la gestión de Lucrecia Hernández Mack como ministra de Salud (2016-2017) se hizo un diagnóstico sobre la red de servicios y una propuesta de plan estratégico. De esa cuenta ya se conocen las brechas de infraestructura y de personal que hay en el primer nivel de atención, pero falta voluntad política para avanzar en el tema, que debe ser atendido como una prioridad de Estado.
Para Carmen Salguero, analista de la Comisión de Salud de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), tener recursos financieros para reforzar la red de servicios de salud pública, especialmente la atención primaria es fundamental, pero en lugar de construir nuevos centros y puestos de salud hay que recuperar los que ya se tienen, equiparlos, abastecerlos de insumos y capacitar al recurso humano.
“Hay que acelerar el paso, pues Guatemala ya no es el mismo país que hace 30 años. Nacen 300 mil niños cada año y las personas se enferman de otras condiciones, hay nuevas enfermedades, y si el personal no sabe diagnosticar, la gente buscará un proveedor de salud en lo privado o sencillamente no hay detección temprana y terminan yendo a un hospital. Es probable que ya se necesiten no solo enfermeras bien entrenadas, sino que también médicos”, dice Salguero.
Añade que el sistema de salud pública opera sin sistemas de información, que, si bien, la limitada cobertura de energía eléctrica y de internet lo hacen difícil, costoso e inestable, es necesario introducir herramientas tecnológicas que ayuden a tener un mejor registro de los pacientes y sus enfermedades, una ficha de salud que pueda ser consultada desde cualquier centro asistencial.
“La información está ausente o dispersa, si en algo hay que invertir es en tecnología y en procesos. No puede ser que en 2024 el Ministerio de Salud use solo papeles. El sistema también ayudaría en la referencia y detección de enfermedades contagiosas, y referir adecuadamente a los pacientes con médicos especialistas”, indica Salguero.
Realidad
El informe Marcando el Rumbo. Salud y Nutrición, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), indica que en el 2022 había un déficit de tres mil 684 puestos de salud necesarios para ampliar la cobertura en el nivel básico, esa carencia y el enfoque curativo que el sistema ha adoptado mantiene saturados los hospitales, que también tienen falencias.
En el caso del Hospital Roosevelt la consulta externa es irregular desde el pasado 19 de agosto, pues médicos residentes suspendieron el servicio en demanda de seguridad en el interior y perímetro del edificio. El problema no ha sido resuelto, y a la fecha se habría reprogramado más de 17 mil citas, algunas para el 2025.