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Dos de las cuatro versiones que se manejan hasta el momento sobre la agresión y muerte del niño aseguran que fueron niños de edad similar a la de la víctima quienes lo agredieron y le causaron las heridas que posteriormente cobraron su vida.
El artículo 20 de la Constitución que habla sobre los menores de edad indica que “los menores de edad que transgredan la ley son inimputables” y “su tratamiento debe estar orientado hacia una educación integral propia para la niñez y la juventud”.
El texto constitucional señala que los menores “cuya conducta viole la ley penal, serán atendidos por instituciones y personal especializado y por ningún motivo pueden ser recluidos en centros penales o de detención destinados para adultos”.
La Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (Pina) tiene un aparto para los adolescentes en conflicto con la Ley Penal, cuya aplicabilidad es para jóvenes de entre 13 y 17 años.
El artículo 138 de la Ley PINA detalla que “los actos cometidos por un menor de trece años, que constituyan delito o falta no serán objeto de este título, la responsabilidad civil quedará a salvo y se ejercerá ante los tribunales jurisdiccionales competentes”.
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“Dichos niños serán objeto de atenciones médicas, psicológicas y pedagógicas que fueren necesarias bajo el cuidado y custodia de los padres o encargados y deberán ser atendidos por los Juzgados de la Niñez y la Adolescencia”, afirma la legislación.
Esto significa que en el caso que la muerte de Yeison haya sido provocada por menores que tienen una edad similar —5 años— estos deberán ser atendidos de forma especializada porque su actuar no puede ser catalogado como delictivo.
Abordaje en la escuela
Óscar Hugo López, ministro de Educación, fue consultado sobre cómo aborda la cartera este tipo de situaciones y respondió: “Tenemos un protocolo de atención de los casos de acoso escolar el cual incluye varios elementos, desde la prevención hasta la atención de los casos propiamente dichos”.
“Tenemos el reglamento de convivencia armónica y de convivencia en las escuelas y para el efecto se tienen comisiones escolares, municipales, departamentales y nacionales de convivencia pacífica. Estas son las que hacen efectivas la aplicación del reglamento y por otro lado también dan seguimiento a los casos que se presentan”, afirmó el ministro.
El funcionario agregó que la atención se da en tres niveles, el primero es a los compañeros del niño fallecido, el segundo los a los agresores y por último a los padres de familia.
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“En este caso, sin ser detallista, en el caso de lo sucedido en Sayaxché, los niños agresores son enormemente atendidos porque si ellos practican la violencia como una forma de resolver los problemas es porque lo están viendo en algún lugar”, acotó López.
Aseveró que “se les tiene que dar atención a ellos e igualmente a los padres porque es una forma de atender de raíz la situación.
“Cuando el bullying llega a violencia o agresión, generalmente es porque quién lo está haciendo también es agredido por otros, a veces compañeros de grados superiores o en el contexto familiar por padres, hermanos o familiares cercanos”, acotó el ministro.
Indicó que en las escuelas se previene el acoso escolar de dos formas, la primera en la formación de los profesores pues hay un abordaje de este tema, sobre cómo prevenir el bullying y la violencia escolar, y la segunda, con los niños a quienes se les da formación dentro del pensum se estudios.
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“La idea es que el profesor, con su formación, traslade esa información y los mensajes y vaya formando a los niños en convivencia pacífica, y también el hogar, y por eso es fundamental el trabajo con los padres, debe ser uno de los espacios donde se generen adecuadas relaciones”, apunto el funcionario.
Dudas en el caso
Hay cuatro versiones que giran alrededor de la agresión y muerte del menor Chen Sacul que van desde que se trató de una agresión de compañeros hasta que fue a causa de un accidente.
La primera versión es el relato del padre de Yeison, Álvaro Rolando Chen Pop, quien dijo que su hijo le comentó que fue agredido por dos de sus compañeros de clase y que luego de eso la maestra le “sobó” el estómago y lo refirió a su casa.
La segunda apunta a que un grupo de niños, entre ellos Yeison, cayó de una tarima que fue instalada en la escuela para una actividad, y debido al impacto el menor sufrió golpes que le causaron un fuerte dolor, por lo que algunos profesores lo atendieron en el lugar.
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La tercera descrita en el parte policial detalla que la maestra del pequeño negó que este haya sido golpeado por compañeros en la escuela, afirmación que cambiaría el giro a las investigaciones.
La última es de Benedicto Valle, director departamental de Educación de Petén, quien indicó que el incidente fue provocado por compañeros de la misma edad del pequeño y que, debido a eso, se integrará una comisión para atender a los compañeros del menor fallecido y los padres de familia.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) confirmó que el menor murió por un trauma cerrado de abdomen. La necropsia fue realizada ayer y el cuerpo del niño ya fue entregado a sus familiares en Sayaxché, Petén.
El informe de la necropsia será entregado a la Fiscalía, que será la encargada de hacer las investigaciones para determinar qué fue lo que provocó esa lesión en el menor.
La médica Mayra Orozco explicó que un trauma como el referido es una lesión grave, de difícil diagnóstico y que tiene un índice de mortalidad muy alto.
“Puede darse por golpes contusos, por ejemplo una caída sobre una superficie plana, un golpe directo o una lesión por accidente. Su tratamiento siempre es quirúrgico hay que explorar el abdomen y revisar los órganos internos para ver cuáles están dañados y tratarlos”, explicó la experta.
Orozco resaltó que la mortalidad es muy elevada en estos casos particularmente cuando órganos vitales son afectados. “Esta es la importancia de hacer una necropsia, es difícil decir qué pasó pues otras causas podrían ser caer de una superficie alta o que algo pesado caída sobre uno”, acotó.
Investigaciones y seguimiento
Julia Barrera, vocera del Ministerio Público (MP), señaló que el caso está a cargo de la Fiscalía Municipal de Sayaxché, y al consultarle sobre una hipótesis de la muerte del menor respondió: “las causas que provocaron la muerte del niño están en investigación”.
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Jordán Rodas Andrade, procurador de los Derechos Humanos, afirmó que se abrirá un expediente de prevención ordinaria y que solicitaron informes al Ministerio de Educación, dirección departamental de Educación y a la directora del centro educativo; además, se entrevistará a los padres del niño y le darán seguimiento con el MP.
Rodas precisó que en el Ministerio de Salud se verificará que tratamiento se le dio al niño y las concisiones en las que llegó, en la cartera Educación, cómo fue abordado el tema de violencia escolar y se había denuncias previas.
“Se brindarán recomendaciones sobre acoso escolar y violencia en los centros educativos y también se verificará que estos implementen lo que estipula el manual de convivencia pacífica y prevención de la violencia en especial en Petén”, declaró el magistrado de conciencia.
El ministro de Educación agregó que se han girado instrucciones al director departamental de Educación de Petén para que le preste atención al caso y que se organice la Comisión Municipal para atender educativamente y de manera específica la situación.
“También tendremos un seguimiento con los maestros, ellos tendrían que haber estado al tanto, en el recreo ellos deben controlar y cuidar para que no se presenten esas situaciones, allí hubo un descuido”, aseveró el ministro.
Factores de riesgo
Silvia Moino, psicóloga clínica, destacó que es poco recurrente que un niño de 5 años presente una actitud violenta como la que habría sucedido en la escuela de Sayaxché, Petén.
“No es una actitud que sea típica de todos los niños menores de 6 años. Usualmente estas actitudes de violencia de un niño hacia otro son corregidas en las instituciones educativas y primordialmente en la familia”, explicó la experta.
Moino expuso que “el primer mundo en el que vive un niño es la familia y que cuando hay una incidencia de este tipo es porque regularmente los menores vienen de familias muy agresivas y violentas entre ellas”.
“La otra característica que tienen estos menores es que dentro de la familia no hay nadie que ponga límites o que eduque al niño. Generalmente el proceso educativo se recarga en los padres, pero en estas familias con mucha violencia y donde no hay límites los niños imitan, son el reflejo de su hogar”, afirmó la psicóloga.
Agregó que cuando los niños viven en este tipo de ambientes generalmente “lo expresa en otros ambientes en los cuales se desenvuelve. “Habría que estudiar la conducta familiar, con quién creció, cómo lo educaron, el contexto escolar y si hay personas que les pongan límites”, explicó.
Moino destacó que un niño es consciente de lo que hace, en cuanto a si las cosas son buenas o malas hasta después de los 6 años ya que antes de eso, para entender su conducta, hay que referirse al contexto familiar e “incluso no podría hablarse de bullying —acoso escolar— a tan corta edad”.
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La experta indicó que se puede contrarrestar las actitudes de los niños cuando ya son conscientes de que acosan a sus compañeros siempre y cuando se les preste atención y la orientación adecuada, caso contrario los menores pueden consolidar esa actitud violenta y al crecer pueden ser más propensos a cometer actividades delictivas.
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