En marzo pasado, por ejemplo, se revelaron detalles de la malversación de Q67 millones en el Hospital Nacional de Chimaltenango, que alcanzó penalmente al viceministro de Hospitales, Gerardo Hernández. Esto se suma a quejas de trabajadores por atrasos en pagos y desabastecimiento de medicamentos de alta rotación, mientras hay bodegas llenas de fármacos que se utilizan poco, así como anomalías en compra de equipo y trabajos de remozamiento de dudosa calidad.
El próximo año el escenario no será distinto. En el proyecto de presupuesto para el 2024 al Ministerio de Salud se le asignaron Q12 mil 177.6 millones para cubrir gastos de funcionamiento y para proyectos de inversión, suma que tanto personal médico como analistas en salud pública consideran insuficiente para cubrir la demanda de atención que se acrecienta entre la población.
Mientras hay un déficit de cobertura de servicios sanitarios esenciales -solo se cubre al 46.5% de guatemaltecos, según último dato oficial-, en el nuevo plan de gastos de Salud para 2024 se contempla únicamente Q8 de cada Q100 para la construcción o mejoramiento de la infraestructura de servicios y para su equipamiento. Se destinarían, entonces, Q971 millones 440 mil 848 para tal fin.
A ese respecto, el informe Marcando el rumbo, Salud y Nutrición, elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) refiere que en el tema de infraestructura del sistema de salud se debe garantizar “suficientes instalaciones sanitarias al alcance de la población”, además de contar con el equipo necesario y adaptado a las particularidades de los servicios que se prestan y de la gente que los demanda.
Pero en el caso de Guatemala hay un déficit significativo de establecimientos destinados a dar atención a las personas. Para el 2022 había una brecha de tres mil 684 puestos y entre mil 136 y dos mil 646 centros de salud, esto considerando que los servicios públicos atienden a cerca del 60% de guatemaltecos, como refiere el documento.
Hospitales públicos hay 46, y el Roosevelt y el San Juan de Dios -ubicados en la capital- reciben población que requiere atención especializada de distintos puntos del país, razón por la que su capacidad se mantiene rebasada, y sus recursos se vuelven limitados.
En discusión
El Congreso de la República tiene hasta este 30 de noviembre para aprobar la Ley de Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado para el próximo ejercicio fiscal, de lo contrario la cartera tendrá que trabajar con los Q12 mil 53.4 millones que se le asignaron para este año.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda que el gasto público en salud de los países debe ser del 6% del Producto Interno Bruto (PIB), en Guatemala el monto está lejos de eso. Carmen Salguero, analista de la Comisión de Salud de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) menciona que éste ronda en el 2.5%, lo que a todas luces es insuficiente.
De acuerdo con la analista en logística de salud Karin Slowing, siguiendo un parámetro básico, del presupuesto general (Q124 mil 880 millones) la mitad debería enfocarse en gasto social, y de esto, por lo menos un tercio destinarse a Salud. Por lo que, como mínimo la asignación de recursos para el ministerio que tiene a cargo este tema debería oscilar entre los Q20 mil millones.
Agrega que la baja asignación de recursos, la mala ejecución y la corrupción mantienen enfermo al sistema de salud estatal, a lo que se suma un cuarto punto: la “intencionalidad” de mantener en malas condiciones los servicios públicos para aumentar la demanda de los privados.
Reducción
Según el proyecto de presupuesto 2024 que Finanzas envío al Congreso había un incremento para el Ministerio de Salud de Q512 millones, pero la comisión respectiva del Legislativo modificó su techo y lo dejó en Q12 mil 177 millones, con lo cual el aumento solo sería de Q124 millones.
El 92 por ciento de los recursos de Salud, según la propuesta de presupuesto que discutirá el pleno, sería para funcionamiento, lo que se traduce en Q11 mil 205 millones 626 mil 152.
Los principales programas en que se invertirán esos recursos son Fomento de la salud y medicina preventiva, Recuperación de la Salud, Prevención de la mortalidad de la niñez y de la desnutrición crónica, así como Prevención de la mortalidad materna y neonatal, entre otros.
Para el médico Napoleón Méndez, jefe de la Emergencia de Adultos del Hospital General San Juan de Dios, es preocupante el presupuesto con el que se espera funcione el Ministerio de Salud el próximo año, dadas las carencias que hay en hospitales y demás servicios.
“Un presupuesto recortado se traduce en sufrimiento directo para los usuarios, menos recursos como medicamentos básicos para la gente que asiste a los centros de la red de salud pública, que es más del 80% de la población porque no tienen otro lugar a donde ir”, menciona Méndez, que junto a otros médicos ha expuesto en varias ocasiones ante diputados al Congreso la necesidad de robustecer los recursos para la cartera.
Abogan por un aumento en la asignación para el Ministerio de Salud, pues se ha vuelto cíclico que durante el primer cuatrimestre de cada año comience el desabastecimiento de medicinas, y en el siguiente se declaren desiertos los eventos de compra debido a que las farmacéuticas no ofertan por falta de liquidez de la cartera.
“Queremos tocar el corazón de los diputados para que analicen que (al aprobar este presupuesto) a quién dañarán es a la población más necesitada”, dice Méndez.
Mientras que Salguero argumenta que es urgente que en el país el tema de la salud se vea no como un gasto sino como una inversión. “Hay vínculos directos entre ser sano, y una mayor productividad, fuerza física, y una baja en la probabilidad de contraer enfermedades”, agrega.
Constantes modificaciones
A criterio de Slowing, es importante que el presupuesto que se apruebe para el 2024 sea realista y con base a las necesidades de cada ministerio, pero además que el destinado a Salud sea “inamovible” y que no se trasladen los fondos de la cartera a otras, pues esto permitiría que los hospitales, por ejemplo, estén abastecidos durante todo el año.
En el caso del 2023, el presupuesto de Salud tuvo constantes movimientos de los recursos destinados a programas con un importante impacto para evitar enfermedades y muertes entre la población. A la prevención de la mortalidad de la niñez y de la desnutrición crónica le quitaron Q279.8 millones, a la prevención de la mortalidad materna y neonatal le restaron Q36 millones, la prevención y control de ITS, VIH, Sida tuno Q10.6 millones menos. En tanto que a la prevención y control de la tuberculosis se le restó Q10.4 millones.
Cabe destacar que a casi un mes de que finalice el año, la ejecución de los recursos del Ministerio de Salud hasta el 24 de noviembre alcanzaba el 80.64%.
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Desde la cartera
El Departamento de Comunicación Social del Ministerio de Salud refiere que durante este año trabajó 270 proyectos de infraestructura de primero y segundo nivel de atención y se iniciaron otros 370, con lo que la inversión asciende a Q1 mil 100 millones.
Agrega que, durante los cuatro años de este gobierno, el presupuesto de la cartera fue en incremento, y que en el 2023 aumentó un 47% comparado con el del 2020.
Dichos fondos priorizaron el abastecimiento de medicamentos y material médico quirúrgico para la red hospitalaria nacional. De los recursos destinados para tal fin, este año al 24 de noviembre la ejecución era del 78.6%.
Agrega que de no aprobarse el presupuesto 2024, el Ministerio deberá reordenar el asignado priorizando el financiamiento de personal, servicios básicos y los renglones críticos, sin embargo, de no contar con los fondos suficientes, se tendrá que realizar las solicitudes de ampliaciones presupuestarias al Ministerio de Finanzas, dado que la demanda de servicios de salud en el país ha incrementado.