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La situación no es distinta a la de los varones. Un hombre a los 19 años en los Países Bajo mide 183.8 cm, en tanto que la medida de los guatemaltecos es de 164.4 cm. Son 19 cm de diferencia, tal como señala el estudio publicado en la revista The Lancet a finales del año pasado.
Pero ¿por qué en Guatemala están las personas más bajas del planeta? La guatemalteca Michelle Monroy-Valle es una de las científicas que participó en este análisis, es nutricionista y epidemióloga, ella refiere que hay varios factores que influyen en esta realidad, como las condiciones económicas –el 59.3% de la población está en pobreza-, pero también un sistema alimentario que favorece la disponibilidad de alimentos en áreas urbanas, y no así en las zonas rurales, donde el acceso a alimentos saludables y altos en proteínas -permiten un buen crecimiento- es limitado, contrario a los ultra procesados.
El retardo de crecimiento afecta a uno de cada dos niños menores de cinco años en el país, pero esta desnutrición crónica no es solo por falta de comida, también influye la poca estimulación temprana, la higiene y un ambiente saludable que permita un desarrollo infantil adecuado.
“Varios factores han influido, pero principalmente es debido a una indiferencia histórica del Estado (gobierno y población) a garantizar los derechos humanos inalienables de salud, educación, alimentación y protección social hacia los más vulnerables para que tengan acceso a los servicios de bienestar social”, indica Michelle Monroy-Valle, nutricionista y epidemióloga.
Pero cualquier indicador social que se compare en cada país, reduce su gravidez a razón de que las personas tengan un acercamiento a la educación formal, agrega, pues estudios evidencian que cuando una madre completa la primaria y su preparación continúa el panorama para los hogares cambia drásticamente.
El estudio advierte que la nutrición infantil altamente variable, especialmente la falta de alimentos de calidad, puede provocar un retraso en el crecimiento pero también un aumento de la obesidad infantil, lo que se conoce como la doble carga de la malnutrición.
Guatemaltecas, las más bajitas
La estatura promedio de la mujer guatemalteca es de 149 cm, talla que tendría a los 19 años, cuando ha llegado a su límite de crecimiento.
“No es genético, es derivado de la inequidad, de la desnutrición y las condiciones de pobreza, del hecho de que son madres a tan temprana edad”, dice la nutricionista. Si hay alguna posibilidad de que sigan creciendo, esta se ve comprometida debido a que su cuerpo intenta desarrollar al niño que lleva en el vientre, entonces, biológicamente el crecimiento de la mujer se restringe.
Lo anterior preocupa porque el círculo de la desnutrición se perpetua al dar a luz niños de bajo peso.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Esmi) 2014-2015, cuyos datos se tomaron para este análisis, en el país dos de cada diez mujeres en edad reproductiva tienen una estatura por debajo de 145 cm, y son las indígenas las que tienen una talla menor (37%). La baja estatura también está condicionada con la escolaridad y con el nivel socioeconómico, pues cuatro de cada diez sin ningún nivel educativo y con el nivel más bajo de riqueza tienen una talla menor que el resto.
Por aparte, el informe Guatemala un siglo atrás presentado en 2019 indica que en medio siglo el crecimiento de las mujeres ha sido lento, en ese tiempo solo sumaron un centímetro a su estatura, y entre la población indígena y ladina hay una brecha de cinco centímetros.
Monroy-Valle indica que no es suficiente ganar un centímetro de talla en 50 años, y la idea de este nuevo análisis es para llamar a los países a controlar el crecimiento de su población, pues parte del reto que enfrentaron para recabar la información concerniente a los guatemaltecos, es la falta de estadísticas, ya que no hay data robustas que abarquen la talla de crecimiento de la población escolar, como tampoco de los adolescentes, y las que hay se centran en las áreas urbanas, se desconoce qué está pasando en las zonas rurales.
Una vistazo global
El análisis realizado por Imperial College de Londres además de evaluar la altura también analizó el peso de niños y adolescentes en edad escolar en los 193 países, estos son indicadores de la salud y la calidad de la dieta. Se tomaron datos de 65 millones de niños de 5 a 19 años, del 1985 a 2019.
Según el estudio, la mala nutrición en los años escolares puede haber creado una brecha de altura de 20 cm entre las naciones con las estaturas más altas y más bajas, esto representaba una brecha de crecimiento de ocho años para las niñas y de seis años para los niños en el mundo.
La investigación reveló que las personas de 19 años más altas están en el noroeste y centro de Europa -incluye Países Bajos, Montenegro, Dinamarca e Islandia-. En el otro extremo, con las estaturas más bajas, figuran el sur y sureste de Asia, América Latina y África Oriental, entre ellos Timor-Leste, Papúa Nueva Guinea, Guatemala y Bangladesh.
Al realizar un acercamiento a América Latina, es Puerto Rico el que tiene la población más alta, donde la talla de los hombres es de 179,7 cm y de las mujeres es 163,1. Pero el rezago de Guatemala es preocupante, está en el último puesto.
Quienes lograron mejorar la estatura de los niños durante el período de 35 años que se analizaron son las economías emergentes como China, Corea del Sur y algunas partes del sudeste asiático.
Se necesita de intervención social
El análisis busca que los países lleven a cabo políticas que aumenten la disponibilidad y reduzcan el costo de los alimentos nutritivos, lo que ayudará a los niños a crecer más altos sin aumentar de peso excesivo, con beneficios de por vida para su salud y bienestar, indicó Andrea Rodríguez Martínez, autora principal del estudio de la Escuela de Salud Pública de Imperial.
Dichas iniciativas incluyen cupones de alimentos nutritivos para familias de bajos ingresos y programas escolares gratuitos de comidas saludables.
Pero la escasez de estadísticas de la condición de la población en el tema de talla, limita hacer intervenciones de Salud Pública que ataquen el problema del retardo de crecimiento, así como medir el impacto de aquellas que se han puesto en marcha, como los programas sociales.
En este sentido, la investigadora guatemalteca refiere que las transferencias monetarias condicionadas son efectivas, pues la población debe cumplir con ciertos requisitos para recibirlas, como enviar a los niños a la escuela o cumplir con el esquema de vacunación. Brasil y Chile son un buen ejemplo de ello.
Hay otro punto positivo en estos programas, y es que promueven la “dignidad humana”, ya que al recibir la transferencia las personas -se entregan principalmente a mujeres- tienen el poder de decisión de adquirir lo que necesitan en cada hogar.