En Guatemala, durante los meses de lluvia constante y/o fuerte, suelen ocurrir tragedias por crecidas de ríos o inundaciones. El pasado 25 de septiembre una correntada arrasó con seis viviendas y 19 personas que vivían en el asentamiento Dios es fiel, bajo el puente El Naranjo, zona 7.
Las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Destres (Conred) y los Bombeos Municipales informaron que la causa de la tragedia fue por una especie de embalse que se formó en la parte alta de la montaña, el cual acumuló grandes cantidades de agua, tierra y piedras, y cedió ante la presión, bajando a gran velocidad y llevando consigo todo lo que encontró a su paso.
La crecida de los ríos está determinada, principalmente, por la fuerte lluvia. Algunas veces la lluvia aporta tanta agua que se rebasa la capacidad de los cauces y los ríos se derraman. Esto afecta los lugares en donde el suelo no logra absorber toda el agua.
La cuenca es el área en donde el agua superficial fluye hacia un cauce principal (terreno por donde transcurre), localizado en la parte baja de un territorio, y que desemboca en un río, lago u océano.
Un río se define como una corriente natural de agua que fluye sobre la tierra de una altitud mayor hacia una menor. “Son drenajes naturales, los cuales, topográficamente hablando, son la parte más baja del territorio. Entonces, en estos se conectan todas las fuentes de agua”, explica Pablo Barrios, ingeniero de la sección de hidrología del Insivumeh.
En Guatemala, los ríos se pueden clasificar en tres, según el comportamiento que tengan por la lluvia. Los ríos permanentes son los que durante todo el año tienen un flujo constante de agua, sin importar si hay lluvia o no; los ríos intermitentes y efímeros dependerán directamente de la época de lluvia.
Qué provoca el crecimiento de un río
Más allá de la lluvia, existen factores naturales y topográficos que, en conjunto, provocan el crecimiento de un río y que se generen correntadas de agua, las cuales pueden ser de peligro para la población aledaña al río.
La crecida de los ríos puede causar una inundación aluvial, que consiste cuando la lluvia constante aumenta los caudales de los ríos hasta superar la capacidad máxima de almacenamiento del agua en el cauce y en el lecho de avenida. Entonces, se produce la inundación.
Cantidad de lluvia
La cantidad y la manera en que cae la lluvia afectará la velocidad en que los suelos filtren el agua y la fuerza con la que llegue a los ríos.
Durante la temporada de lluvias, más allá de saber cuánta agua cayó es importante analizar la forma en la que lo hizo. Es decir, su intensidad. Esto está relacionado a la cantidad de agua que cae en un tiempo específico.
Por ejemplo, no es lo mismo que caigan 20 milímetros de agua durante una semana a que lluevan en 10 minutos, ya que representa una respuesta súbita de la cuenca. Esto podría generar crecidas repentinas de ríos, porque es tanta el agua en poco tiempo, que el suelo no tiene la oportunidad de filtrarla.
Tipo de suelo
El tipo de suelo de la cuenca es importante para determinar si este podrá filtrar el agua que recibe. Cuando se tienen cauces rodeados de área verde, de bosque, entonces es más fácil que el agua se drene hacia la tierra.
“Si son suelos arenosos o arcillosos, la respuesta será diferente. No es lo mismo tener una cuenta con, por ejemplo, cultivo de maíz, café o azúcar que rodeada de urbanización. Los edificios y zonas pavimentadas no aportan a la filtración del agua, lo que hace que fluya más rápido hacia abajo, hacia el río”, indica Barrios.
El cambio del uso de la tierra afectaría directamente la filtración del agua en el suelo, ya que estos pierden su capacidad de absorber el agua, sino que le aportan velocidad y fuerza a su llegada al río.
Tala de árboles
La falta de área verde, la tala de árboles hace que el agua baje mucho más rápido y con fuerza hacia el río, lo que podría provocar su desborde y correntadas de agua.
Cuando llueve, los bosques disminuyen la velocidad de flujo de agua lo que ayudaría a que el suelo tenga suficiente tiempo para filtrar el agua y baje con más calma, previniendo algún desastre natural, dice Amy Molina, coordinadora del sistema de monitoreo de ríos del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC).
Viviendas cerca del cauce
El cauce es el área en donde el río transita. Existe el cauce menor, que es el territorio en que el río pasa por periodos cortos, por lo que son lugares más pequeños; mientras que el principal es el cauce mayor, que consiste en los lugares en donde el río ha pasado por periodos más largos.
“Las personas se acercan cada vez más al cauce menor del río, porque consideran que el flujo de agua de ese momento no es peligroso. El problema consiste cuando el río crece y el agua busca el cauce principal y se desborda”, declara Barrios.
Los extremos de lluvias, es decir, lluvias fuertes en poco tiempo o lluvias con intensidad media, pero por periodos prolongados, representan un riesgo de crecida de ríos y/o inundaciones.
“Las personas que viven cerca del cauce no deberían de estar allí, porque cuando no llueve quizá no hay problema. Sino que la tragedia ocurre en época de lluvia, porque, así como dicen ‘todo río regresa a su cauce’. Sin embargo, en el país no hay suficiente autoridad para hacer una buena distribución poblacional”, opina Molina.
Contaminación
La acumulación de ramas, árboles, piedras y la basura provocada por el hombre son elementos que podrían tapar el cauce y provocar que se desborde el río. Incluso, estos podrían bajar con la corriente y causar alguna tragedia en una comunidad que se encuentre cerca del río.
Falta de mantenimiento de drenajes
Debido a la urbanización y el cambio de uso del suelo, es vital el sistema de drenaje pluvial, ya que este ayudaría a drenar el agua de la lluvia, expresa Molina.
Sin embargo, en Guatemala no se les da el suficiente mantenimiento a los drenajes, por lo que se mantienen tapados y pierden su capacidad de filtración.
¿Se pueden prevenir las crecidas de ríos?
“El crecimiento de los ríos y las inundaciones han ocurrido a lo largo del tiempo, tanto en áreas urbanas como en rurales. Sí se pueden predecir, porque ya sabemos los factores que los provocan. Sin embargo, no estamos preparados como población para enfrentarlas”, menciona Molina.
La hidróloga indica que los fenómenos naturales no se pueden prevenir porque, como su nombre lo dice, son algo natural. Pero la tragedia sí, porque esta consiste cuando hay víctimas.
“No es fácil decirle a una persona que tiene 20 años de vivir en una zona vulnerable o que está en riesgo de inundaciones si no se tiene un plan de ordenamiento o un proyecto que le plantee una solución. La crecida de los ríos va a continuar, pero serán un riesgo solo si hay población cercana”, añade la hidróloga del ICC.