Ese era el inicio del plan para contener la pandemia que, en Guatemala, inició el 13 de marzo del 2020 con el primer caso oficial del coronavirus.
Ciento cincuenta días después de aprobado el plan y 455 días de ese primer caso, el país no está mejor, y a la luz de los hechos, podría estar muy lejos de encontrar una solución a la pandemia, aunque países europeos ya han inmunizado a su población, y más cerca, El Salvador avanza con paso firme en la contención del virus.
La razón por la que el plan de inmunización no avanza es una: no hay vacunas. Sin embargo, los factores que han llevado al país a esta condición son varios, entre ellos una mala gestión reiterada del Ministerio de Salud, sumado a la demanda mundial del antídoto.
Prensa Libre, en las últimas semanas ha seguido de cerca cada hecho que ha contribuido al colapso del plan. Desde el desabastecimiento hospitalario, el atraso en el pago a médicos y personal salubrista, hasta la mala negociación con Rusia para proveer de vacunas Sputnik V, contrato que obligó al país a pagar por adelantado ocho millones de dosis y recibir 100 mil.
Mal y tarde
Cuando el Congreso de la República aprobó por Urgencia Nacional el Plan Nacional de Vacunación, el 12 de enero, el Ministerio de Salud ya iba tarde, porque muchos países habían comenzado negociaciones en julio del 2020 con farmacéuticas que, en ese entonces, ni siquiera habían sido autorizadas para vender su vacuna.
La reacción tardía de Salud significó sumarse tarde al mecanismo Covax para obtener vacunas para el 20% de la población, a través de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) y, luego, negociar tarde y mal con Human Vaccine, la empresa intermediaria de Rusia para la compra de 16 millones de dosis de Suptnik V, por las que ya se pagó Q614.5 millones.
Desorden y desinformación
De acuerdo con Zulma Calderón, defensora de la Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), el sistema informático tuvo que desarrollarse de la mano del Plan Nacional de Vacunación, el cual se aprobó en enero, pero, comenzó a funcionar tan solo días antes de iniciar con la vacunación al personal de Salud y lo hizo con serias deficiencias, al punto que fue necesario hacer el registro de manera manual, lo que llevó a cuestionar la transparencia del proceso, incluso, ese descontrol sirvió para que diputados tomaran ventaja y ordenaran la vacunación de familiares.
Más fases, menos vacunas
El Plan Nacional de Vacunación contemplaba un esquema dividido por fases para alcanzar a los 10.5 millones de personas, ordenado por nivel de riesgo. La primera fase, el personal sanitario en primera línea de atención a pacientes covid-19, y luego avanzar al resto de trabajadores del área de Salud, para más adelante alcanzar a los adultos mayores de 70 años, con el fin de disminuir la mortalidad y la carga de enfermedad severa y bajar por grupos etarios.
La intención era avanzar en el plan de vacunación tras terminar cada fase, pero, se inició la Fase 2 sin concluir la inmunización del personal de Salud. Y mientras una gran cantidad de los mayores de 70 años no recibían la primera dosis por problemas en el registro y falta de información, se abrió una fase que no figuraba en el plan original: los mayores de 65 años.
Siempre con problemas de registro e información, se abrieron otras fases: la de quienes tienen comorbilidades, y la de los mayores de 60 años, incluso, sin claridad de cómo sería la inscripción y, en algunos centros de vacunación, se comenzó a vacunar sin registro, atendiendo a quienes lo solicitaban.
Ahora, se anunció una nueva fase, de personas mayores de 50 años para su inscripción y, por ser una población más numerosa que las anteriores, la respuesta de inscripción fue rápida, sin embargo, los centros de vacunación han cerrado por falta de dosis.
Las fases avanzan, pero, de manera irónica, la vacunación no. Las autoridades dejan grupos sin atender en las fases de más riesgo y eso podría ser una razón por la que en la última semana hay más muertes –hasta 30 diarias–.
La PDH ha confirmado que en las áreas rurales las personas tienen que desplazarse hasta 50 kilómetros para llegar a los centros de vacunación; no hay congruencia geográfica entre el lugar en que residen y el sitio donde se les asigna vacunarse.
En promedio son 5 mil 138 guatemaltecos los que se ha logrado vacunar por día, a este ritmo se necesitarían 5.5 años para cubrir a los 10.5 millones de guatemaltecos incluidos en el plan.
La cobertura de vacunación se concentra en el departamento de Guatemala, donde hasta ahora se han colocado 4 de cada 10 dosis.
Sputnik V: solo hay primeras dosis
Al país han ingresado 708 mil 200 dosis de AstraZeneca y Sputnik V, y las autoridades de Salud no tienen certeza de cuándo ingresará un nuevo cargamento, ni declaran la lesividad del contrato ni tienen otras negociaciones con nadie para garantizar más vacunas.
Esta semana comenzó con unas 80 mil dosis del biológico ruso, pero debido a que deben estar refrigeradas a menos 20 grados, nada más estaban disponibles en los puestos de vacunación de la Universidad Rafael Landívar y en el Centro Universitario Metropolitano (CUM) de la Universidad de San Carlos, que ayer cerraron por falta de dosis.
Las personas que ya han recibido la dosis de Sputnik V deben recibir la segunda en 21 días. A diferencia de otras vacunas, el biológico ruso tiene dos componentes, uno que se utiliza para la primera dosis y otro para el refuerzo. De acuerdo con el sitio de internet sputnikvaccine.com, son 21 días los que deben transcurrir entre cada aplicación, sin embargo, Salud asegura que entre más tiempo pase entre dosis, mejores resultados se obtendrán y fijo 90 días para colocar los refuerzos.
Cinco meses después, la realidad está lejos del plan. Con una ejecución del 76% del presupuesto destinado a la compra de vacunas, el país tan solo ha recibido el 9.8% de dosis y ha inmunizado al 1% de la población.
Hospitales sin medicamentos
Para cerrar el círculo de fatalidades, esta semana el Ministerio de Salud reconoció que el hospital temporal del Parque de la Industria no tenía sedantes para atender a pacientes graves de covid.
La positividad del 20% sostenida del virus en las últimas semanas elevó la necesidad de atención médica hospitalaria y ha comprometido las capacidades ya limitadas de los servicios públicos
Según médicos que, a condición de anonimato, informaron la situación el el Parque de la Industria, se giró la instrucción verbal de que no se atenderían pacientes graves si los familiares no llevaban los medicamentos que habían que suministrarles.
“El único medicamento que tenemos para sedar a la gente es uno anticonvulsivo tiene más de 80 años en el mercado, se están usando dosis superiores a las recomendadas y al usar dosis tan altas no sabemos qué efectos adversos pueda tener el paciente”, dijo un médico preocupado, el pasado miércoles.
El Parque de la Industria no es el único hospital con problemas, y las autoridades de Salud no saben cuándo podrían volver a abastecerlos, aunque mencionan que los eventos para obtener fentanyl, propofol y midazolam ya están en Guatecompras.