Esta vez las alarmas las han encendido diversos cuerpos de socorro y la Dirección de Atención al Consumidor (Diaco), adscrita al Ministerio de Economía (Mineco).
En el mercado La Terminal de la zona 4 capitalina, pese a que los vendedores están en la capacitación por el Plan Belén, ya se comercializan productos que los ofrecen como novedosos.
Pero esa innovación resulta peligrosa por la forma del empaque. Resulta que venden sopas instantáneas a Q30, pero estas en su interior no traen fideos, sino nueve tronadores fabricados a base de pólvora, como todos los juegos artificiales.
Las sopas, de acuerdo con la información que recabó Prensa Libre y Guatevisión, funcionan como los tradicionales volcancitos.
Otro juego que se expende es en forma de bebida gaseosa, que cuesta Q75 y es de igual manera como un volcancito, pero con tronadores que salen expulsados cuando se queman.
Pero hay para todos los gustos. Hay simulaciones de botellas de vino y los tradicionales tamalitos envueltos en imitación de hojas de tuza. Su valor es de 25 cada uno y en su interior hay 30 unidades de tronadores que se encienden por medio de una mecha corta.
Y quizás lo que más han alarmado a las autoridades son aquellos que parecen bombones. Vale Q45 la caja de 20. Son tronadores que luego se prenden en llamas al estar en una pelota de plástico. Pero acá no acaba. Hay imitaciones de botellas de cerveza, a Q60 la docena y piñas, a Q20. Ambas son volcancitos.
Peligroso
Carlos Vásquez, portavoz de Diaco, comentó que este tipo de pirotecnia pone en peligro al consumidor, en especial niños, porque cada objeto que venden “se convierte en un juego, en un suvenir, pero lo que no les dicen es que adentro trae pólvora y es ahí el riesgo”.
El problema, explicó, Vásquez, es que el mercado informal ingresa producto pirata, que no tiene ninguna etiqueta del fabricante, y los venden sin emitir factura.
“El trabajo que hacemos con varias instituciones es disuasivo y se hace para combatir toda esa desventaja que trae esa pirotecnia de mala calidad, que no es legal”, apuntó Vásquez.
Agregó que por ahora hacen vigilancia e identifican, junto con otras instituciones, que los productos que expenden tenga la licencia correspondiente para ser comercializados.
“Cada año sale pirotecnia pirata, informal, peligrosa, sin instrucciones y las personas los consumen, pero la idea es que no los compren porque son muy peligrosos”, aseguró el vocero de la Diaco.
Para Vásquez debe haber consecuencias legales para las personas que comercialicen productos no autorizados por la autoridad correspondiente.
El único producto hasta hoy prohibido de vender y comprar son los silbadores o cachinflines. Una ley obligó a esto por lo peligroso que resultó para los consumidores.
Consumo de pólvora
Que un niño se coma un producto hecho a base de pólvora al pensar que lo puede hacer por el empaque engañoso en que los envuelven es un riesgo, y ahí radica la alerta que han lanzado las autoridades.
El equipo de Prensa Libre consultó con Julio Acajabón, pediatra del hospital Nacional de Amatitlán, Guatemala, acerca de los riesgos que corren los niños al consumir por accidente, o curiosidad, estos productos hechos a base de clorato – pólvora -.
Explicó que “podría causar lesiones, principalmente, gástricas, pero también hepáticas y renales”. Y sus efectos, dijo el galeno, pueden ser a mediano y largo plazo.
Tanto la cantidad del químico ingerido, como la edad son elementos básicos sobre las consecuencias que se podrían sufrir, añadió Acajabón.
Según el especialista en niños, en los menores de 5 años, el riesgo es alto porque los órganos aún no se han desarrollado, o bien, están en pleno desarrollo y la ingesta de químicos de esta naturaleza son muy peligrosos y si no existe supervisión, las consecuencias serían peores.
“En un adolescente se podrían generar irritaciones en la vía digestiva, también en las vías respiratorias, algún tipo de lesión en el estómago y el riesgo de asfixia. No escapa a los daños gástricos, hepáticos y renales, que requieran de un tratamiento médico que debe seguir”, argumentó el médico.
Acajabón recomendó que en caso de ingesta de clorato – pólvora – “se debe acudir de inmediato a un centro médico para recibir soluciones intravenosas”.
“No es recomendable el vómito, tampoco la administración de bebidas carbonatas o leche”, alertó.
Añadió: “Un gramo o un miligramo de la sustancia podría causar lesiones letales en los niños, dependerá del compuesto que contienen los productos pirotécnicos, pero la pólvora, su mayor contenido es fosforo blanco. Como médico puedo asumir que un pequeño al sentir un sabor desagradable lo va dejar, pero hay chiquitos que pueden hacer todo lo contrario”, manifestó.
Los daños que pueden ser irreversibles, inclusive la vida; una lesión hepática podría conllevar a una cirrosis, o una insuficiencia que requiera un trasplante que en nuestro país no se hace. En cuando a una insuficiencia renal comienza aguda y puede volverse crónica.
Fabricación e importación
La legislación que permite las actividades relacionadas con “explosivos industriales, especies estancadas y pirotecnia, están reguladas en el Decreto Ley 123-85 “Ley de Especies Estancadas”, el Acuerdo Gubernativo 14-74, “reglamento para la importación, almacenaje, transporte y uso de explosivos para fines industriales y de los artefactos para hacerlos estallar” y el Acuerdo Gubernativo 28-2004, “reglamento de la actividad pirotécnica”.
El portavoz del Ejército, Rubén Téllez, confirmó que es la Dirección General de Especies Estancadas del Ministerio de Finanzas (Mindef) quien autoriza la importación de clorato – pólvora -, “materia prima en bruto, mientras que la fabricación la autoriza el Mineco”.
Téllez agregó que para importar o fabricar juegos pirotécnicos es el Mineco quien lo avala, y ellos, el Mindef, por medio del departamento encargado, solo dan dictámenes favorables a las personas jurídicas que así lo solicitan.
En 2022, según el portavoz militar, han girado 35 dictámenes favorables para que las personas continúen sus trámites de autorización para importar pirotecnia.
El acuerdo gubernativo 28-2004 tiene un reglamento, pero en la mayoría de casos, tanto en la importación como la fabricación, las autoridades se han topado con que muchos vendedores y fabricantes no han reunido los requisitos que este establece.
Entidades como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo (Mintrab), la Superintendencia de Administración Tributaria, la Policía Nacional Civil y el Ejército, han llevado a cabo operativos para verificar las condiciones en que no solo se vende la pirotecnia, sino también se fabrica.
Lugares como San Juan Sacatepéquez y San Raymundo, Guatemala, además de San Andrés Xecul, Totonicapán, se han caracterizado por producir pirotecnia que se vende en casi todo el país.
El problema, según registros del Mintrab, es que violan muchas normativas del reglamento como por ejemplo, emplear a menores de edad e instalar fábricas en zonas residenciales, entre muchas más.
