La ansiedad es una emoción natural en el ser humano, el problema se da cuando es demasiado intensa y los mecanismos de control de cada persona no pueden manejar la situación.
El psiquiatra señala que en los últimos meses han aumentado los casos con trastornos de ansiedad en el país, y cada vez más personas acuden a un especialista, sin embargo, por la crisis sanitaria no se cuenta con datos confiables de cuántos chequeos se han dado en los servicios de salud pública desde el comienzo de la pandemia.
Datos del Programa de Salud Mental evidencian que más guatemaltecos buscan atención por padecimientos relacionados con su salud mental. En el 2018 consultaron 43 mil 157 personas, en el 2019 fueron 44 mil 302. No se tiene un registro de la población atendida el año pasado debido al cierre de los servicios externos en los hospitales.
“Se ha incrementado el número de personas que acuden a consultar; se han dado cuenta de los beneficios de recibir tratamiento especializado. Antes consultaban a las comadronas, a gente de la comunidad que se dedica a curar tradicionalmente, pero como muchos son trastornos que requieren medicamento, las personas han tenido más apertura para buscar atención médica”, indica Minera.
El año pasado, en el Hospital Roosevelt las consultas externas estuvieron paralizadas desde marzo pasado, pero a partir de octubre se comenzó a recibir a recuperados de covid-19, pues quedaron afectados emocionalmente, también se atendió a gente con temor al contagio.
“Aunque no ha sido muy difundido, desde mi especialidad -psiquiatría-, en el hospital y en lo privado he visto casos en los que las personas llegan con traumas, trastornos de ansiedad y en el estado de ánimo, más que nada depresión, y eventos psicóticos y/o delirantes tras haber sufrido covid”, menciona el psiquiatra Jaime Rabanales Estrada, jefe del departamento de Salud Mental del Hospital Roosevelt.
Son pacientes entre los 35 y 55 años quienes más tuvieron delirios o psicosis a raíz de haber padecido la enfermedad. Mientras que el resto de la población ha desarrollado ansiedad, incluso, se han visto casos de niños.
Las mujeres son las que más buscan ayuda psicológica para sobrellevar algún desorden emocional o mental, sin embargo, la pandemia llevó a que la población masculina también consulte por esta causa.
Atención limitada
Aunque la población poco a poco se convence de la necesidad de buscar ayuda profesional, la cobertura por parte del Ministerio de Salud es limitada. Hay 250 psicólogos dedicados a la atención clínica, cuando el Sistema de Salud Pública debe cubrir alrededor de siete de cada diez guatemaltecos. Mientras que solo hay 30 psiquiatras a nivel estatal. Los profesionales están concentrados en las áreas urbanas.
Esta brecha de atención se ha mantenido por años, Minera menciona que en Guatemala persiste un sistema curativo, donde la prevención queda en segundo plano, y la salud mental no es prioridad, lo que se refleja dentro del presupuesto del ministerio, pues el médico indica que la asignación destinada a atender el bienestar mental de la población es menor al uno por ciento.
“Organismos internacionales como la OPS y OMS solicitan a los países que le brinden a la salud mental la misma importancia y que le asignen los mismos recursos que a otro tipo de enfermedades, pero las necesidades son tantas que primero se tiene que resolver lo más urgente y la cantidad de recursos que está asignada a salud mental es mínima”, agrega Minera.
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A criterio del psiquiatra Jaime Rabanales Estrada, jefe del departamento de Salud Mental del Hospital Roosevelt, esta atención ha sido relegada debido al prejuicio social, a que estos padecimientos no son tan visibles y que no se catalogan como una enfermedad. “Al no existir esa presión social, esa presión cultural, los servicios también relegan muchas veces la atención”, dice.
Pero hablar de salud mental va más allá de la parte médica, hay muchos factores que influyen. Determinantes socioeconómicos, políticos, violencia, discriminación de género, y ahora la pandemia, que pueden afectar el bienestar y el comportamiento de la población.
Es allí cuando el apoyo de un profesional ayuda a liberar y disminuir la ansiedad. A través de un diagnóstico y dependiendo de la severidad del caso se hace un abordaje psicoterapéutico o farmacológico, o bien una combinación de ambos.
Actualmente en el Hospital Roosevelt se da el servicio de telepsicología, hay tres psicólogas que a diario atienden alrededor de ocho pacientes. Se implementó este sistema para no dejar de atender a la población y evitar aglomeraciones en los servicios. En la consulta externa únicamente se atienden casos urgentes.
En primera línea
La pandemia ha tenido un impacto significativo en la salud mental de los salubristas, que llevan más de un año en primera línea batallando contra el covid-19.
Datos de una encuesta realizada a médicos, enfermeros y de más personal de Salud entre septiembre y octubre pasado reveló que uno de cada 10 trabajadores atravesó momentos depresivos durante la atención a pacientes covid. En esa ocasión se encuestó a 2 mil 512 salubristas de los sectores público y privado, y del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
Quienes presentaron más episodios de depresión laboran en centros de Salud, un 38.5%. En tanto que en el IGSS el 26.5% enfrentó esa condición. En los hospitales públicos y en las instituciones privadas le sucedió al 22%.
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“Es muy difícil manejar una situación tan estresante durante tanto tiempo, hubo fases donde la población ha estado muy cercana, felicitando al personal de salud, pero cuando las cosas se ponen un más fuertes, se molestan y comienzan a criticar al Sistema de Salud y al personal”, refiere Minera, situación que hace más difícil para los salubristas lidiar con el estrés y con la ansiedad que genera la pandemia.
Si bien el covid-19 hizo visible las debilidades en el Sistema de Salud Pública, también evidenció la necesidad de invertir en salud, sin obviar la salud mental. Cada vez más la población se da cuenta de la importante de tener un bienestar emocional.
“La salud mental es un problema frecuente lo que sucede es que no se le da debida atención”, indica Minera.