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Pandemia también cambió la oferta laboral y en Guatemala hay hasta un 77% de escasez de talento

Este año la escasez de talento en Guatemala aumentó 11%, y los empleadores tienen dificultad de ocupar las plazas vacantes.

universitarios

Contar con estudios universitarios cursados durante la pandemia puede convertirse en desventaja para los jóvenes al momento de buscar empleo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

A nivel global tres de cada cuatro empleadores -el 75 por ciento- tienen dificultad para encontrar a personas que reúnan la combinación de habilidades técnicas y fortalezas humanas para ocupar las vacantes de trabajo, según el estudio Escasez de talento 2022, elaborado por ManpowerGroup.

En el caso de Guatemala la escasez de talento aumentó 41 puntos porcentuales en la última década. La tendencia del incremento anual no superaba el 5 por ciento, hasta el año pasado. Del 43 por ciento que se reportó en el 2019 pasó a 66 por ciento en el 2021, es un incremento del 23 por ciento. Este año la falta de recurso humano calificado se encuentra en el 77 por ciento, 11 puntos porcentuales más.

De acuerdo con el estudio, las profesiones más buscadas por los empleadores en el mundo son ventas y mercadeo, operaciones y logística, administración y asistentes de oficina, atención al cliente y manufactura y producción, en ese orden.

Roberto Requenes, Líder de Reclutamiento de Caribe y Centroamérica de ManpowerGroup, menciona que las habilidades que se requerían antes y durante la pandemia son diferentes a las que actualmente necesitan las empresas, con lo que el covid-19 también habría impactado en la oferta laboral.

“En este nuevo escenario donde la tecnología es uno de los principales actores las empresas requieren talentos con capacidad para desaprender y reaprender, adaptabilidad, proactividad, integridad, construcción de relaciones, empatía, resiliencia, pensamiento analítico”, dice. Estas habilidades blandas son clave en la búsqueda de empleo, y que bien pudieron desarrollarse a través de la virtualidad, en el caso de las personas que han tenido que estudiar en línea debido a la suspensión de clases presenciales en universidades y establecimientos educativos.

Cambios en la educación

El impacto de la pandemia del covid-19 también alcanzó a la educación superior. Las universidades se vieron forzadas a suspender las clases presenciales y adoptar un modelo virtual. El 2020 y 2021 transcurrieron de esta manera, y en el caso de la Universidad de San Carlos el aprendizaje en línea se mantiene.

La deserción era un riesgo que se anunciaba, y el abandono afectaría principalmente a la población que no tenía los recursos tecnológicos para continuar con sus estudios, lo que ampliaría la brecha de desigualdad.

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Transcurridos dos años y medio de pandemia, es otra la preocupación: incursionar en el mercado laboral. Encontrar empleo con algunos años universitarios aprobados no es sencillo para los jóvenes, como tampoco lo es para quien obtuvo un título a nivel superior durante este tiempo.

En Guatemala faltan estudios que evalúen el impacto del covid-19 a nivel superior, pero en países como Estados Unidos el 27 por ciento de los graduados de la universidad no consigue empleo, según Mario Rodríguez, analista independiente en temas de Educación.

Para citar un ejemplo en Latinoamérica, en Argentina durante el primer trimestre de este año, el 29.3 por ciento de la población desocupada tenía un nivel universitario.

Dejando de lado la escasa oferta laboral, una de las razones del desempleo podría ser el “prejuicio” de la baja calidad educativa que pesa sobre quienes han estudiado y conseguido un título universitario durante la pandemia, por no alcanzar los conocimientos y habilidades que permite la presencialidad. El estudiante no pudo tener acceso a áreas prácticas por el confinamiento y su formación se dio de manera virtual.

“Se percibe que entre los jóvenes graduados hay una generación perdida debido al covid-19, porque hubo una disminución del optimismo del futuro para estas personas en cuanto al mercado laboral y también una estigmatización. Las personas no encuentran trabajo porque se les considera que no han recibido la educación adecuada, por lo menos en cuestiones prácticas”, indica Rodríguez.

William Montoya, de Paz Joven, refiere que hay empresas que no emplean a jóvenes que se graduaron en los últimos dos años. “No quieren contratar a una persona que trae educación en línea y han considerado que es una formación de baja calidad”, dice, una percepción que no tiene fundamento, pues este fenómeno no ha sido analizado en el país.

Lo que sí se ha estudiado es el impacto de la pandemia en la educación primaria y secundaria por el cierre prolongado de los centros educativos. El informe Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños, elaborado por el Banco Mundial, señala que América Latina enfrentaba serios desafíos educativos que se exacerbaron con la aparición del covid-19.

En el caso de Guatemala la suspensión de clases en los centros educativos por cerca de 13 meses repercutiría en la pérdida de 1.5 años de escolaridad. “La educación a distancia no es un sustituto natural de la educación presencial”, dice el estudio.

Rodríguez indica que a nivel universitario los estudiantes también tuvieron que adaptarse a ese aprendizaje a distancia, al igual que los docentes. Por el momento no hay evaluaciones del impacto en el aprendizaje a nivel superior, pero en algunas facultades de la Universidad de San Carlos de Guatemala se registró menos repitencia, y fueron menos los que se inscribieron en cursos de recuperación, eso evidencia que hubo cierto aprendizaje. Sin dejar de lado que los jóvenes debieron pasar de una enseñanza casi tutelada a una autónoma, lo que desarrolló otras habilidades.

Nuevas oportunidades

Sí bien la virtualidad no sustituye a la presencialidad, esta abre otra ventana de oportunidades para ingresar al mercado laboral.

Requenes refiere que con la pandemia los programas de formación profesional en los diferentes centros educativos son híbridos (virtuales y presencial), lo que tiene ventajas como ahorros en traslados, precios más accesibles y la oportunidad de obtener una doble titulación, como la oportunidad de combinar los estudios con el trabajo.

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Aprender haciendo sigue siendo significativo en la formación integral de un profesional, por lo que los jóvenes pueden hacer prácticas profesionales y pasantías, una estrategia que beneficiaría a los tres actores: egresados, Instituciones formativas y empleadores, agrega Requenes.

Para mantenerse empleable en el tiempo es importante la formación profesional alineada a lo que demanda el mercado, tener la capacidad para trabajar en ambientes digitales, buscar la capacitación continua o actualizaciones profesionales para estar alineados a los cambios y tendencias de los mercados.

Ante la pregunta ¿Tener un título universitario aumenta las posibilidades de ser reclutado?, el experto menciona que esto dependerá del sector productivo donde se forme el profesional, pues los que estén en sectores de tecnologías o puestos bilingües podrán hallar un trabajo con remuneración competitiva, a diferencia de quienes se ubiquen en un sector donde la oferta de trabajo sea menor.

De esa cuenta recomienda realizar pasantías profesionales para sumar experiencia, ganar confianza, nutrir habilidades blandas y hacer redes de contacto mientras la persona se desenvuelve en un entorno corporativo. Estos espacios también son un semillero de nuevos talentos para las empresas.

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.