Por la naturaleza de la enfermedad que es altamente contagiosa el Ministerio de Salud definió desde un principio tales protocolos. Hasta el 7 de marzo pasado, desde el inicio de la pandemia en Guatemala, 17 mil 106 personas habían fallecido a causa de la enfermedad, según la recopilación estadística que hizo Pro-Datos en el estudio Actitudes de la población hacia el covid-19 en Guatemala.
El grueso de las muertes por covid-19 ocurrió el año pasado, 10 mil 678 —62%—, siendo el trimestre de julio a septiembre el más letal, puesto que solo en ese lapso fallecieron cinco mil 569 personas, casi la misma cifra de decesos de todo el 2020 —5 mil 952—.
Justo en ese fatídico trimestre se recuerda cómo se incrementaron los contagios mientras los hospitales se desbordaban de pacientes graves y en algunos, incluso, se negaban a recibirlos.
El auge de la pandemia en el mundo se produjo por la variante delta, mientras que en Guatemala esos tres meses fueron precedidos por un plan de vacunación que avanzaba a medias, con vacunas llegaban a cuentagotas y que no estaban disponibles para todas las edades.
La cifra de fallecidos comenzó a bajar en los últimos tres meses del 2021, para que en el primer trimestre de 2022 se registrara la más baja desde el comienzo de la pandemia. Aunque el dato de 477 decesos entre enero y marzo pasado es parcial, difícilmente sobrepasará al trimestre con menos defunciones, y que fue el comprendido entre octubre y diciembre del año pasado con mil 10.
La muerte de cerca
El estudio de Pro-Datos permite conocer la cercanía que la muerte ha estado de las familias guatemaltecas, principalmente del área metropolitana, donde 14.8% de los entrevistados respondió que en su familia cercana alguien había muerto por covid-19.
La cifra se reduce apenas a 13.2% cuando se evalúa a áreas urbanas en el interior del país, mientras que en la ruralidad el 4% respondió afirmativamente a la pregunta.
Zulma Calderón, defensora de Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), expuso que el pico de muertes del 2020 coincide con los picos más elevados de contagios, cuando los servicios de Salud llegaron a su límite e incluso atendían a los pacientes en carpas.
En cuanto a los decesos del 2021, señaló que para el trimestre de más muertes el país atravesaba por “serias limitaciones en el acceso a la vacunación”. Por el contrario, explicó, se puede ver un descenso de las defunciones por coronavirus en el primer trimestre de 2022 cuando la cobertura de vacunación ha avanzado y hay suficientes disponibilidad del biológico.
“Justamente por este impacto en la mortalidad que ha tenido la vacunación, el cual es innegable, el Ministerio de Salud debería presentar estudios contundentes que demuestren dicho impacto y basar en estos sus campañas de educación, información y comunicación”, precisó Calderón.