La cirugía de separación, que comenzará a las 7 de la mañana y tendrá una duración de entre 14 y 16 horas, también se traduce en la esperanza de que las niñas tengan una vida mejor.
Para la intervención quirúrgica se necesitará el trabajo de por lo menos 30 profesionales, entre ellos cinco cirujanos pediátricos, cuatro anestesiólogos, dos ortopedistas, un pediatra, un psicólogo, un nefrólogo y un cirujano plástico. El equipo será liderado por el galeno Javier Bolaños.
El costo de la intervención rondará los Q50 mil aportados por el hospital. El director, Carlos Soto, aseguró que se cuenta con equipo especial, medicamentos y todo lo necesario para la cirugía de alta complejidad y que será la segunda de este tipo efectuada en ese nosocomio.
Donaciones
El lunes 28, un día antes de la operación, se efectuará una jornada de donación de sangre, cuyos donadores pueden presentarse al Banco de Sangre del hospital, a partir de las 7 de la mañana, los requisitos son: ser mayor de 18 años, presentar Documento Personal de Identificación y llegar en ayunas.
Además, las empresas o personas que deseen hacer alguna donación, como pañales y ropa, para las niñas, pueden asistir al Patronato de Asistencia Social del Hospital Roosevelt.
El futuro de Las Rositas no depende solo de la cirugía, pues las niñas están a cargo de la Procuraduría General de la Nación debido a la dificultad de los padres, originarios de Quiché, para hacerse cargo de ellas.
Se espera que al estar recuperadas, las niñas puedan ser dadas en adopción, mientras, la psicóloga Damaris Lunch, a quienes las niñas llaman “mamá”, es la encargada de su estimulación temprana y de ofrecerles el amor y apego que las menores necesitan.
Las niñas, pese a nacer unidad, tienen personalidades distintas. Lunch Comenta que Ana Rosa es más extrovertida, sociable y juguetona, mientras que Aida Rosalina es tímida y callada. Los gustos por la comida también distinguen a las niñas.
Bailar, gatear, pintar, tirar besos y saludar, además de jugar con un muñeco de peluche, son parte de la rutina diaria de las niñas.
“Le pedimos a Dios que se haga su voluntad y que Él pueda hacer que la operación salga bien. Dios tiene el control de todo y si Él las ha cuidado hasta acá, las va a seguir cuidado”, dice la profesional.