El estudio revela que esta tendencia afecta más al sector de la población con menores ingresos, pero en general se registra en todos los estratos sociales del país.
En el caso de las mujeres, la obesidad y sobrepeso aumentaron más de 10 puntos en una década, ya que en el 2012 la cifra era de 44 por ciento, comparado con el 51.9 por ciento actual. En los niños el porcentaje de 4.5 por ciento se mantuvo, pero 32.4 por ciento de los menores de 5 años mostraron deficiencias de hierro y anemia.
El consumo de alimentos poco nutritivos y con altos contenidos de azúcar, grasa y sal –comida procesada y ultraprocesada- es la causa de este fenómeno recurrente en los guatemaltecos, según el informe.
“Guatemala está en el puesto número 32 de 80 países a escala mundial, y el puesto 6 de 13 países de la región latinoamericana y el Caribe de ventas anuales de productos ultraprocesados con 252.12 libras por persona al año”, dijo José Valls, oficial de Políticas y Seguridad Alimentaria y Nutricional para la FAO en Guatemala, a la vez que expresó su preocupación por la calidad nutricional de la población y las consecuencias de la malnutrición.
- El informe de la FAO también destaca que Guatemala ha tenido avances para frenar la malnutrición en el país.
- “Mientras que Bolivia, Ecuador, República Dominicana y Honduras ya cuentan con leyes de alimentación escolar para proveer de alimentos saludables y nutritivos, en Guatemala ha habido un ejemplo claro de un esfuerzo de política a favor de la dieta saludable para la población escolar es la propuesta de Ley de Alimentación Escolar que llegó a tercera lectura en diciembre del 2016”, resalta el texto. Otro progreso es que el país tiene conformada, desde el 2016, una mesa intersectorial para formular la Ley de etiquetado de alimentos y bebidas, que proporciona mayor información al consumidor sobre el producto.
Consecuencias
Óscar Barreneche, representante de la OPS en el país, dijo que las consecuencias de los hábitos equivocados para lograr una buena alimentación es el aumento de afecciones cardiovasculares, síndrome metabólico y diabetes. “Esto es preocupante considerando los altos costos de las enfermedades crónicas para el sistema de salud”, enfatizó.
A criterio de Barreneche, una forma de erradicar la tendencia a la obesidad es consumir más frutas, verduras, legumbres, vegetales, frutos secos, así como granos integrales que se encuentren en las comunidades.
La FAO también destaca en el informe que son necesarias políticas que promuevan la alimentación saludable y de alto valor biológico, aprovechando que la agricultura familiar produce en Guatemala el 70 por ciento de este tipo de alimentos. En ese sentido, el debido etiquetado de productos debe promoverse.
Es fundamental también el refuerzo del programa escolar nutricional “con acceso a alimentos saludables, frescos locales y ricos en micronutrientes”, advirtieron los expertos.
“Una de las recomendaciones es el generar políticas públicas para el fortalecimiento y promoción de la agricultura familiar. En el caso de Guatemala, ya se tienen instrumentos para ello. Se tiene una Política de Desarrollo Rural (PNDRI) y el Programa de Apoyo para el Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (PAFFEC). Para un cumplimiento de estos es necesario garantizar el funcionamiento y financiamiento que tanto la política como el programa requieren”, recalcó Valls.
La FAO y la OPS, en conjunto con la Organización Mundial de la Salud, trabajan programas especiales para promover la buena alimentación, así como plantear soluciones integrales.
También impulsan el trabajo solidario entre los países, el monitoreo y seguimiento de metas de manera conjunta y constituyen plataformas para el intercambio de experiencias.