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Para el sacerdote Manuel Chilín, párroco del templo del Calvario, los cardenales son aquellos que el Papa designa para ser sus colaboradores en el gobierno de la Iglesia Católica en favor del pueblo de Dios.
“Los cardenales tienen que ser fieles a la predicación del Evangelio y estar disponibles, incluso, a derramar su sangre”, apunta el religioso.
De acuerdo con Rome Reports, fuera del Vaticano, cuando es nombrado un cardenal este sigue trabajando en la diócesis que dirige. En ese sentido, el cardenal debe ser obispo, pero no todos los obispos puede ser cardenales.
“En el caso del obispo Ramazzini, él sigue siendo obispo de Huehuetenango, solamente que ahora sería cardenal, lo que significa que en una ceremonia solemne el 5 de octubre le van a dar la investidura, el traje color púrpura y el birrete cardenalicio”, dice el sacerdote Chilín.
“En la ceremonia, se acercan al Papa uno a uno y reciben un nuevo título y su bendición. A partir de ese momento, cada cardenal tiene acceso directo al Papa y puede solicitar una reunión personal con él”, apunta Rome Reports.
En los encuentros posteriores con el Papa, un cardenal le explica los retos y desafíos a los que se enfrenta la Iglesia en su región y ofrece su opinión sobre cómo actuar para responder a cada realidad local, agrega el sitio.
Respecto de elegir a un nuevo Papa en un cónclave, aclara Chilín, no todos los purpurados pueden hacerlo, sino sólo aquellos que son menores de 75 años, quienes tienen participación para ser electores y también para ser elegidos.
En el criterio para elegir a un cardenal alrededor del mundo debe prevalecer la fidelidad del obispo al Evangelio, en su predicación, en su manera de actuar, así como la fidelidad a la Iglesia, trabajar y actuar siempre en favor de los demás, especialmente de los más necesitados, explica el sacerdote.
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En el caso de Ramazzini, apunta el párroco, de todos es conocida su larga trayectoria como sacerdote y obispo. Ha tenido diferentes responsabilidades en la Conferencia Episcopal de Guatemala y también ha destacado tanto en el episcopado centroamericano como en el latinoamericano.
“Su denuncia por las injusticias siempre ha sido clave; a algunos les ha agradado a otros no les ha agradado su identidad con los más pobres, con los campesinos e indígenas, pero lleva una larga trayectoria donde ha defendido siempre los derechos y la dignidad de la persona”, dice el sacerdote Chilín.
“El nombramiento de monseñor Ramazzini en Guatemala nos recuerda las enseñanzas de Jesús, que es una entidad al servicio de los demás, al servicio del reino, y es una tarea que debe hacerse con humildad y sencillez, no buscando los primeros puestos sino servir a los demás”, enfatiza el párroco.
Este será el tercer nombramiento de cardenales en el país. El primero fue Mario Casariego (1909-1983), proclamado el 28 de marzo de 1983. El segundo fue el de Rodolfo Quezada Toruño (1932-2012), el 21 de octubre del 2003.
Casariego, además, fue el primer cardenal nombrado en Guatemala y Centroamérica.
De acuerdo con registros históricos, el primer cardenal nacido en Guatemala, pero que se trasladó a España, fue Juan Ignacio Moreno y Maisanove (1817-1884), el 13 de marzo de 1968.
Actualmente hay 216 cardenales (118 electores y 98 no electores), 40 de ellos latinoamericanos.
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