El cambio constante de medicina provoca que el virus se vuelva resistente y más adelante ya no habrá alternativas para medicarlos. Un escenario cruel es que al no recibir el tratamiento las defensas de los pacientes bajan y aparecen infecciones oportunistas que les consumen la vida lentamente.
Ante el desabastecimiento que se ha vuelto crónico, los médicos echan mano de los fármacos que tienen disponibles para que los niños sigan con el tratamiento y así prolongar sus días.
“Estamos moliendo pastillas de adultos, dividiéndolas y disolviendo en jarabe, en suspensión, echamos un poquito de endulzante para que se lo puedan tragar. Esa es la solución que encontramos para que no se mueran”, dice el doctor Eduardo Arathoon, director y fundador de la clínica, la cual atiende a más de 4 mil 500 pacientes con VIH de la capital y la provincia.
No hay certeza si el cuerpo de los menores absorbe igual el medicamento, pero los médicos no tienen otra alternativa. “Simplemente sabemos que algo tenemos que hacer, porque para el Gobierno no existen ni para el Problema Nacional de Sida, no hay nadie que le interese la vida de estos niños”, agrega.
Entre los fármacos que hacen falta está la Zidovudina, que se utiliza para los pacientes de transmisión vertical, que ocurre durante el nacimiento. Si un niño nace de una madre que está positiva es posible que se contagie, pero la posibilidad más alta se da cuando el bebé pasa por el canal del parto. Ellas deberían recibir el medicamento antes de dar a luz para evitar que el niño se infecte, pero eso no está sucediendo.
“No solamente están desabasteciendo a los niños con VIH, sino a los que se pudo haber evitado que se contagiaran, y tener una enfermedad para el resto de su vida… El problema no solamente es que vayan a morir, van a fallecer lento”, dice el médico.
La escasez de medicinas impide que los pacientes puedan llevar a casa el tratamiento para varios meses, tienen que llegar constantemente a la clínica, a veces cada semana. Esto representa un golpe para el bolsillo de las familias, principalmente para las que vienen de la provincia y son de escasos recursos.
Al no poder viajar a la capital, hay riesgo de que abandonen el tratamiento y que los menores mueran.
De acuerdo con el Monitoreo Global de Sida, en Guatemala el 79 por ciento de los niños y niñas que vive con VIH no recibe tratamiento contra el VIH. Mientras que únicamente el 30 por ciento de mujeres embarazadas positivas recibieron medicamentos antirretrovirales, lo que no permite avanzar en la eliminación de la transmisión madre hijo.
La Estrategia Mundial contra el Sida, impulsada por ONUSIDA para poner fin a la epidemia en el 2030, plantea que cuando se hace el diagnóstico oportuno y se administra el tratamiento antirretroviral a la madre: la probabilidad de transmisión se reduce a menos del 2 por ciento con la terapia y manejo adecuado del embarazo y el parto.
Vence medicamento
Mientras que los niños con VIH necesitan Zidovudina y Abacavir para sobrevivir, el 22 de agosto se vencieron en las bodegas del Ministerio de Salud dos lotes de estos medicamentos y deberán incinerarse.
Según el acta No.091-2022 suscrita el 1 de septiembre del 2022 por la Sección de Bodega Central de Medicamentos del Ministerio de Salud, caducaron 33 mil 660 tabletas de Abacavir dispensable de 60 mg con un precio total de Q216,202.74. Además de 2 mil 163 frascos de Zidovudina solución oral 50 mg, la pérdida asciende a Q213,974.20.
El documento hace constar que mensualmente se informó por escrito del vencimiento del fármaco a la Coordinación del Programa Nacional de Prevención y Control de ITS VIH/Sida, que deberá proceder para darle de baja a dichos lotes.
La última vez que el Ministerio de Salud compró Abacavir fue el pasado 31 de agosto, un total de 400 frascos a Q200, que suma Q80 mil, pero hasta el lunes la Clínica Familiar Luis Ángel García estaba no tenía el fármaco.
Carmen Salguero, analista en temas de salud de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), indica que Salud Pública debe dar acceso a medicamentos de calidad, seguros y efectivos de manera gratuita a la población, el desabastecimiento de fármacos necesarios para población de alto riesgo como personas con VIH es tema crítico que debe ser atendido.
Acerca del desabastecimiento de medicamentos para niños con VIH, el Ministerio de Salud refiere que en abril el Programa Nacional de Prevención y Control de ITS, VIH y SIDA realizó las gestiones de compra de Abacavir, Lamivudina y Zidovudina, está pendiente el ingreso de los fármacos.
Con relación al vencimiento de los frascos de Zidovudina Solución y Abacavir Dispersable agrega que “se debió a que los embarques se atrasaron en el tiempo estimado de arribo por parte del proveedor, reduciendo el tiempo de vida para su uso. También influyó el cambio de esquema a pacientes pediátricos, que por peso debió migrar a otros medicamentos”.
Solicitud sin respuesta
El 20 por ciento de los pacientes que atienden en la clínica son de la tercera edad. Para su tratamiento usan Genvoya, que se compra a Q540 el frasco, pero desde el 2019 están solicitando que los abastezcan de un medicamento que contiene tenofovir alafenamida, emtricitabina y DTG, que no produce efectos secundarios severos y tiene un costo menor, alrededor de Q38, sin embargo, no han obtenido respuesta por parte de las autoridades de Salud.
Son más de 470 personas de edad avanzada y con insuficiencia renal los que estarían dentro de este esquema. El lamivudina jarabe también es para los que presentan daño en los riñones, pero debido a que no cuentan con el medicamento han tenido que darles la presentación en tabletas.
Buscar otras alternativas para que los pacientes adultos no mueran por falta de medicamento trae otras implicaciones, como dejar sin fármacos a los niños, además de ocasionar descontrol en los tratamientos.
En Latinoamérica, refiere el médico, Guatemala tiene el puesto número uno de personas que llegan tarde a recibir tratamiento, el 52 por ciento, pero entre la población indígena la cifra sube a 68. Esta es la población que está transmitiendo VIH a los niños, la que no recibe tratamiento a tiempo.
Cuando en el país debería de hacerse pruebas de VIH a todo niño que nace, esta solo se realiza a tres de cada diez recién nacidos.
El desabastecimiento no solo pasa por medicamentos, también hay períodos en los que no se cuenta con pruebas para detección de VIH, hepatitis B y sífilis. Hace seis meses la clínica tuvo que solicitar apoyo internacional para adquirir el insumo. Por ahora tienen los test necesarios.
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Baja ejecución
El Ministerio de Salud tiene un presupuesto de 79.9 millones para la prevención y control de infecciones de transmisión sexual y VIH/sida, pero hasta este lunes la ejecución era del 11.69 por ciento.
Para el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades tiene una asignación de 64.9 millones de lo que ha ejecutado 57.91 por ciento, cuando debería estar por arriba del 65 por ciento al finalizar agosto.
La Estrategia Mundial contra el Sida propone que se debe asegurar un financiamiento suficiente y sostenible para poner fin a la enfermedad. Mientas que en países de la región la respuesta a esta epidemia se financia el 97 por ciento con recursos nacionales, en Guatemala esta llega al 70 por ciento. Por lo que se necesitan aumentar el rendimiento de las inversiones en VIH, mediante reducciones de precios, optimización de los esquemas de tratamiento, y mayor inversión en las acciones de prevención.
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